Durante nuestra carrera como docentes impactamos a más de 5000 estudiantes, lo que significa que dejamos una huella para siempre en aquellos estudiantes que conocemos durante nuestro quehacer laboral.
Rosa Díaz González, educadora de párvulos de la Universidad Austral de Chile y acogida a retiro durante el 2023, nos relató sus más de cuarenta años de ejercicio en la comuna de Los Muermos, al sur de Chile, y cómo su trayectoria impactó en un gran número de niños y niñas de su comunidad.
Rosa luego de egresar de pedagogía quiso regresar a su ciudad natal, Los Muermos, donde sintió que podía aportar su granito de arena en la formación de los niños y niñas de su localidad ubicada a 47 kilómetros de Puerto Montt. En aquellas tierras donde reina la lluvia y el frío, Rosa hizo de su vida la educación..
Rosa nos contó que se emocionaba cuando sus antiguos estudiantes, hoy ya adultos, le consultaban si ella iba a enseñarles a sus hijos que entraban a la educación parvularia. De acuerdo con sus palabras, lo anterior es “el reflejo de hacer las cosas con cariño, entrega y amor”.
Asimismo, nos indicó que es fundamental trabajar codo a codo con los padres, madres y apoderados para que los niños y niñas se sientan acompañados y respaldados en todo momento.
Rosa, mientras acaricia a su gatito Ko, nos comenta que cuando recorre las calles de Los Muermos, usualmente, es saludada por sus ex-alumnos, los que le comentan cómo han transcurrido sus vidas. Del mismo modo, ella les recuerda las innumerables anécdotas que vivieron juntos en sus años escolares.
Nos manifiesta que sin un trato cordial y respetuoso hacia sus estudiantes, aquello no hubiera pasado, pues declara que “tratar cordialmente a los niños y niñas, conociendo sus diferencias, aptitudes y motivaciones, una, como profesora, puede entender de mejor manera a los alumnos”.
Mientras buscaba algunos regalos que las familias le entregaron durante el pasar de los años, Rosa quiso dar algunos consejos para quienes ingresan a estudiar pedagogía y para quienes están cerca de comenzar a ser docentes.
Estas fueron tratar con amor y cariño a los estudiantes, entender la inmensa diversidad que existe dentro de los cursos, ser cordiales con la comunidad educativa y nunca dejar de formarse como profesores. Asimismo, nos señala que es importantísimo estar en contacto con uno mismo para conocerse mejor, entender sus propios ritmos y nuestras estrategias. Por último, nos recuerda que cada profesor es distinto a los demás, todos tienen diferentes motivaciones y estilos. Aquello hace profundamente provechoso el ambiente en las escuelas, pues entre docentes nos nutrimos, retroalimentamos y mejoramos.
Sin duda, la docencia es un camino maravilloso que lleva a quienes la ejercen a impactar de forma positiva en un número incalculable de niños, niñas y adolescentes. Ejemplo de lo anterior es Rosa Díaz González, quien educó por más de cuarenta años a varias generaciones niños y niñas en su natal Los Muermos, lo que la ha llevado a recibir un sinfín de reconocimientos por parte de aquellos que fueron sus afortunados estudiantes.
Al despedirnos de Rosa, nos quedamos con una frase que resume su labor y nos invita a reflexionar: “Cada estudiante es un mundo por descubrir. Nosotros, como docentes, tenemos la responsabilidad de mostrarles que tienen las herramientas para volar, imaginar y ser felices”.
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