Algunos creen que es una herramienta útil, otros afirman que puede ser un elemento distractor. ¿Cómo utilizarlo para que siempre sea un instrumento funcional y útil en los procesos de aprendizaje?
Cada vez se reduce más la edad en la cual los niños empiezan a hacer uso de celulares, lo que sin duda alguna ha generado un impacto en las salas de clase del mundo entero. Algunos defienden su uso, otros en cambio, prefieren reducirlo. Quienes los defienden, están convencidos de que es una herramienta que puede aportar al aprendizaje y quienes aún no se sienten cómodos con éstos, aseguran que rápidamente, un celular puede convertirse en un elemento de distracción. Pero si los celulares tiene potencial, ¿cómo utilizarlos sin convertirlos en un elemento distractor para los estudiantes? Liz Kolb, profesora de la Universidad de Michigan, asegura que lo mejor, en lugar de atacar al celular, es planear de forma inteligente su uso desde el inicio de año.
“Los profesores que implementan un plan de manejo proactivo desarrollado en colaboración con los estudiantes al comienzo del año escolar, pueden tener menos problemas a medida que aumenta el uso de celulares a lo largo del año. Las primeras semanas del año escolar a menudo se centran en la creación de rutinas de clase, y por lo tanto son un momento perfecto para establecer las expectativas con respecto al teléfono celular”, afirma Liz, quien adicionalmente, ofrece tres tips claves para lograr este objetivo.
1. Conversaciones abiertas
Para enseñar a los estudiantes responsabilidad digital, es fundamental entender en qué punto están ellos con respecto al entendimiento de la privacidad, la seguridad online, la identidad, la empatía, entre otras cosas. Por eso, sugiere Liz, es ideal crear una especie de currículo de responsabilidad digital que incluya, entre otras cosas, el uso de celulares. La profesora afirma que es ideal hablar con los estudiantes con respecto a cómo ellos utilizan sus celulares, instancia que se puede aprovechar también para compartir experiencias personales. Parece absurdo, pero en realidad es un tipo de conversación que ellos no tiene muy a menudo con los adultos.
Antes de asumir cómo los estudiantes hacen uso de sus celulares, háblalo con ellos y formula preguntas que te lleven a descubrir qué les gusta de éste, qué aplicaciones utilizan, qué creen que está mal del uso de los celulares, cómo pueden aprender de ellos, cómo se imaginan el uso de éstos en la sala de clase, entre otras cosas.
2. Un semáforo
Puedes utilizar un enfoque de gestión basado en un semáforo. Esto te permitirá ser flexible y además impedirá que éste se convierta en un factor de distracción. La idea de Liz funciona así:
Un botón rojo en la puerta: con éste, los estudiantes sabrán que no podrán usar el celular ese día. Los profesores decidirán en qué parte podrán guardar sus celulares: la mochila, en el puesto mirando hacia abajo, en el bolsillo, en el escritorio del profesor…
Un botón amarillo en la puerta: los estudiantes sabrán que sus celulares deberán estar en silencio, ubicados arriba y a la derecha de sus escritorios. Los utilizarán en clase, pero no todo el tiempo. Tener el celular a la vista permitirá ver quiénes tienen sus celulares ubicados según la indicación y quienes no. Evita distracciones, pues en esta posición, a los estudiantes les parecerá complicado girar el celular para contestar mensajes sin ser vistos.
Un botón verde en la puerta: los estudiantes sabrán que pueden tener sus celulares prendidos y ubicados en sus puestos mirando hacia arriba. Los utilizarán a lo largo de toda la clase.
3. Un contrato de clase
Liz sugiere pedirle a los estudiantes que desarrollen normas sociales con respecto al uso del celular en los momentos en que los botones verde y amarillo están activos. Esto incluye definir si se puede hacer uso de redes sociales y las razones correspondientes. Ella dice que lo idea es hacer una lluvia de ideas con respecto a todo lo que se debería y no se debería hacer con el celular en determinados casos. Luego se debe enviar ese contrato a casa para que los padres lo lean y lo firmen junto a sus hijos. Así todos estarán en la misma página.
Con estrategias como estas, las normas desde el inicio serán claras y lo más importante, se estará gestionando en la escuela un ambiente digital útil, seguro y saludable.
¿Qué harías tú para gestionar el uso de celulares en clase?
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