Cristal, docente con 20 años de experiencia, afirma que para motivar con el proceso de aprendizaje, la autoevaluación y fomentar repeticiones, pueden ser parte de la estrategia.
Cristal Frommert es subdirectora de una escuela secundaria de Houston, y ha enseñado matemática, informática y justicia social en escuelas públicas, parroquiales e internacionales.
La docente escribió en Edutopia sobre cómo solía elogiar a los estudiantes en función de sus calificaciones, en lugar de su esfuerzo y mejora. Por ello, reflexionó junto a otros docentes y compartió las estrategias que le ayudan a restar importancia a las calificaciones en las clases:
1. Ajuste de lenguaje:
Cuando un estudiante no está motivado para completar una tarea, usualmente se lanzan comentarios como: "¡Tienes que hacerlo porque esto será una calificación!". En relación a esto, la docente propone hacer declaraciones de aliento, no centrarse en las obligaciones.
Además, indica que su lenguaje para expresar preocupaciones a los padres, también cambió; ya no se expresa diciendo que alguien está obteniendo calificaciones deficientes, sino que recomienda practicar determinada asignatura.
2. Retrasar la calificación:
Esta estrategia se basa en que los/as docentes retrasen la entrega de la calificación real para que el enfoque de los estudiantes pase de la calificación a la retroalimentación.
De este modo, al devolver las pruebas se pide a los estudiantes que reflexionen y realicen correcciones. De esta forma, en la instancia de retroalimentación se ayuda a los estudiantes con sus correcciones y se discuten los conceptos, centrándose en el aprendizaje real.
3. Reducir el miedo de “lo que está en juego”:
Las investigaciones sugieren que las tareas o la evaluación formativa nunca deben calificarse por su precisión. La docente hace hincapié en que la tarea es una oportunidad para practicar y explorar.
Para reducir aún más la presión, la docente anunció a sus estudiantes que su calificación más baja en el cuestionario se eliminaría automáticamente cada trimestre. Esto eliminó mucha ansiedad y lágrimas en sus clases.
4. Fomentar repeticiones y no el “una vez y listo”:
La docente propone que lo que se realiza una sola vez nunca sacará lo mejor de los estudiantes, especialmente debido a la naturaleza del tiempo y la memorización.
Por ello, si su escuela no tiene una política de rehacer, como por ejemplo repetir una evaluación para reemplazar la nota más baja, la docente llama a defender una. O a ser creativo/a en su clase sobre las formas de ofrecer repeticiones.
5. Permitir la autoevaluación:
Diversas investigaciones han demostrado que las calificaciones juegan con la motivación extrínseca, es decir, disminuyen el disfrute del aprendizaje y aumentan los temores al fracaso.
Las calificaciones no son necesariamente una buena medida del aprendizaje de los/as estudiantes. Sin embargo, los docentes pueden contrarrestar algunos de estos efectos perjudiciales de las calificaciones dando a los estudiantes una mayor propiedad de su evaluación.
A veces, sus propias calificaciones serán más bajas que la que les hubiera dado el/la docente, lo cual es un gran comienzo para una conversación productiva. Además, la autoevaluación les da a los estudiantes la propiedad de su propio aprendizaje y mejora sus habilidades metacognitivas.
¡Es hora de comenzar a centrarse en el aprendizaje y no en la calificación!
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