La iniciativa, diseñada por la multinacional IKEA, buscaba generar conciencia en una escuela de los Emiratos Árabes. Así funcionó el potente experimento.
La multinacional IKEA decidió hacer un potente experimento: instaló dos plantas en una escuela de los Emiratos Árabes (EAU) y le pidió a miles de estudiantes que grabaran una serie de mensajes; algunos contenían palabras positivas y destacaban las virtudes de una de las plantas. Los otros eran mensajes muy negativos y estaban centrados en palabras de odio hacia la otra planta. Cada grabación sería reproducida una y otra vez junto a cada una de las plantas, de esta forma, una de éstas tendría mensajes positivos constantes y la otra, sería atacada permanentemente. El experimento duró 30 días y después de éstos, los resultados hablaron solos: la planta que sólo había recibido cumplidos seguía creciendo, mientras que la que había sido víctima del acoso y las palabras negativas, se marchitaba poco a poco, sus hojas se veían caídas, secas y tristes.
Lo interesante es que ambas plantas fueron tratadas de la misma manera: con la misma cantidad del agua, sol, y fertilizante. Lo único que cambiaba eran los mensajes recibían.
Cada planta estaba ubicada en una especie de vitrina con un mensaje correspondiente. Una decía: “esta planta está siendo acosada” y el otro mensaje decía: “esta planta está siendo alabada”. Así, los estudiantes podían no sólo verlas, sino entender el fondo de lo que estaba sucediendo. El objetivo de la iniciativa llamada Acosa una planta: dile no al bullying, era despertar conciencia en el Día contra el acoso –4 de mayo– en Oriente Medio y los objetivos se alcanzaron satisfactoriamente. Los niños pudieron ver con sus propios ojos el efecto negativo del mal trato, de la crítica, de un acoso verbal que puede generar efectos irreversibles en la vida de un estudiante.
“Creo que es un proyecto extraordinario. Tener algo tangible donde los estudiante puedan participar físicamente, es muy poderoso”, dice Britny Goulet, profesora de la GEMS Wellington Academy quien ofreció su testimonio en el video de IKEA.
Y justamente en estos se centra el impacto de este experimento; en lo tangible de la experiencia; Podemos explicar lo que es el bullying, podemos argumentar porque es negativo, pero a través de las palabras no es posible evidenciar el daño real de éste. El ejercicio con las platas lo logra… logra visibilizar el daño real del acoso escolar y de esta manera promueve con fuerza, la lucha contra el bullying fomentando espacios o comunidades educativas más felices y saludables donde los niños, tal como lo hizo la planta que recibió cumplidos, tengan la posibilidad de crecer y prosperar.
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