Un grupo de expertos de la University of Chicago Science of Learning Center comparten algunos consejos para que los padres pierdan el miedo e impulsen así, el aprendizaje de sus hijos.
Un grupo de expertos de la University of Chicago Science of Learning Center comparten algunos consejos para que los padres pierdan el miedo e impulsen así, el aprendizaje de sus hijos.
Leer cuentos a los niños a la hora de acostarse puede ser una actividad muy común y cotidiana para algunas familias. Sin embargo, no es muy frecuente escuchar que los padres inviertan tiempo en practicar matemática con ellos. Esto sucede porque, aunque saben bien que es importante para el desarrollo de sus hijos, creen que es un tema que solo se aprende en la escuela y sobre todo, muchos de ellos creen que no cuentan con las competencias ni el conocimiento para poder hacerlo.. Así es, según afirman los investigadores de la University of Chicago Science of Learning Center en la plataforma DREME de Stanford, muchos padres sienten miedo al pensar en esta ciencia y de hecho hay algo a lo que llaman “ansiedad matemática”.
¿Qué es la ansiedad matemática?
La ansiedad matemática surge en situaciones relacionadas con los números, por ejemplo, calcular la propina en un restaurante. En estos momentos algunas personas entran en pánico, esas mismas personas que evitan estudiar carreras matemáticas y evitan situaciones donde las fórmulas son protagonistas. Y aunque se podría pensar que esa ansiedad se da por “no ser bueno” en el tema, en realidad esto no significa que la persona sea “mala” para la matemática. Muchas veces, dicen los expertos, esa ansiedad se dispara simplemente por el esfuerzo mental que hay que hacer y la concentración que hay que tener. De hecho, paradójicamente, la ansiedad matemática afecta mucho más a estudiantes con un gran desempeño matemático, esos mismos estudiantes con un enorme potencial para las carreras en el campo del STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemática). Dicho estudiantes tienden a utilizar estrategias más avanzadas y eficientes cuando resuelven problemas matemáticos y, por lo tanto, sufren más cuando su enfoque se agota por la ansiedad matemática.
Ahora bien, los investigadores aclaran también que la ansiedad matemática puede darse en estudiantes de diferentes edades y aunque no refleja una falta de potencial, sí interfiere con el desarrollo de la habilidad. Dicha ansiedad, además, puede surgir tanto en experiencias tempranas en la escuela, como en la casa.
La ansiedad matemática y los padres
La ansiedad matemática en padres imposibilita que éstos involucren a sus hijos en charlas o actividades matemáticas. Ellos evaden las matemáticas y son claros con respecto a su posición, lo que los lleva a decir cosas como “no soy matemático” o “no somos una familia matemática”. El efecto de esto es negativo pues fomenta la ansiedad matemática en casa y además, limita las interacciones entre padres e hijos. De hecho, dicen los expertos, el apoyo de padres ansiosos desde el punto de vista matemático, también puede ser contraproducente para el aprendizaje de los estudiantes.
“La ayuda a la tarea bien intencionada de los padres ansiosos de matemáticas puede ser contraproducente. Este hallazgo no significa que los padres ansiosos en matemáticas deben evitar las interacciones matemáticas con sus hijos, sino que necesitan ayuda para participar de una manera constructiva”, dicen los expertos en DREME.
Según ellos, reducir la ansiedad matemática o encontrar la manera de interactuar con la matemática de otra forma para beneficiar a los estudiantes sí es posible y por eso sugieren algunas alternativas para que los padres puedan apoyar el aprendizaje matemático de los niños:
1. El juego
Los bloques y los acertijos son ideales para hablar sobre números y relaciones espaciales, al igual que los juegos de mesa y los juegos de naipes, los cuales son herramientas excelentes para trabajar el razonamiento matemático.
2. Conversaciones diarias
Los expertos sugieren aprovechar situaciones cotidianas como poner la mesa, para hablar acerca de los números y las relaciones espaciales. Se pueden plantear preguntas como: ¿cuántos platos vamos a poner hoy?, ¿cuántas cucharas necesitamos si X persona no tomará sopa?, ¿qué forma tienen estos platos? etc. Los expertos aseguran, basados en los estudios que han realizado que, los padres que hablan más de números con sus hijos pequeños, tiene hijos con un pensamiento matemático más desarrollado.
3. Control de la ansiedad
Varios de los estudios realizados por este equipo de expertos, sugieren entonces que en definitiva, los padres pueden promover el interés por la matemática haciendo cosas tan simples como conversar acerca de aspectos cotidianos en los cuales se hace uso de ésta. Pero lo primero para lograr esto es controlar la ansiedad matemática. Para esto, aconsejan algunas cosas como:
- Leer libros que ayuden a sus hijos pequeños a entender los números.
- Utilizar aplicaciones en las cuales los padres puedan participar de forma colaborativa, ayudando a sus hijos a resolver problemas.
- En general, utilizar recursos semi estructurados, pues éstos puede ayudarles a tener conversaciones positivas sobre las matemáticas.
La participación matemática temprana es clave para fomentar el amor por esta disciplina y garantizar a los niños el camino hacia el éxito en esta disciplina. Enfrentarse a éstas desde el inicio con actividades que no son demasiado complejas, es un primer paso para controlar la ansiedad y no transmitirla a las nuevas generaciones. Pequeñas acciones, son un gran aporte.
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