Muchos han dicho que el ajedrez es un juego lleno de virtudes relacionadas con el desarrollo cerebral de las personas. Por eso, en algunas partes del mundo se implementa como complemento de enseñanza en la sala de clase. Y vale la pena considerarlo.
Millones de jugadores y educadores en el mundo pueden dar cuenta de que el ajedrez desarrolla la atención, la concentración, el pensamiento lógico y una memoria a corto plazo que se transfiere a otros ámbitos de la vida cotidiana. Lo mejor es que para llevar el ajedrez a la sala de clase no es necesario cambiar el currículo pues es un juego que funciona de forma transversal en casi todas las asignaturas (especialmente en las clases de matemáticas) como herramienta para fomentar habilidades y transformar las clases en sesiones “exigentes” pero amenas.
Ajedrez como soporte de asignaturas
El argentino Juan Luis Jaureguiberry, el mayor experto del mundo en ajedrez y su implementación en clases de matemáticas, asegura que todos los temas curriculares de esta asignatura se pueden desarrollar utilizando un tablero de ajedrez. Dice además, que el juego es un soporte a la asignatura, concretamente hacia el desarrollo del pensamiento lógico.
“Siempre que se juega al ajedrez se hace matemáticas, porque el tablero es una cuadrícula orientada y numerada según un sistema cartesiano; todas las piezas mueven en forma geométrica estricta y, además, las decisiones de capturar piezas se toman en función de dos inecuaciones: la que calcula el valor relativo de las piezas que se van a intercambiar y la que tiene en cuenta la cantidad de atacantes y defensores”, dice Jaureguiberry.
Pero el ajedrez no sólo es un complemento de la clase de matemáticas. Un colegio donde el juego es popular podría tener estudiantes más atentos en distintas asignaturas como, Lengua, Historia o Inglés. Este ejemplo, publicado en El País argumenta a la perfección cómo este juego aporta a la construcción de conocimiento de diversas formas y en las asignaturas menos pensadas:
“Cuando el profesor de Historia deba explicar la Revolución Francesa, tendrá más éxito si empieza la clase hablando de Philidor (1726-1795), el mejor ajedrecista del mundo de esa época, también músico eminente, capaz de jugar cinco partidas simultáneas con los ojos vendados, y autor de una frase redonda –“Los peones son el alma del ajedrez”- pocos años antes de que los peones de la sociedad francesa (y poco después, los de gran parte del mundo) empezaran a ganar derechos y libertades. Impresionados por Philidor, los alumnos estarán mejor preparados para querer saber a continuación quiénes fueron y qué hicieron Diderot y Robespierre”.
En el cerebro
Más allá de ser una herramienta útil para reforzar ideas y conceptos en clase, esta actividad está íntimamente relacionada con el desarrollo de las funciones ejecutivas cerebrales, es decir, aquellas que organizan, integran y manejan otras funciones esenciales que hacen que las personas, en este caso los estudiantes, sean capaces de medir consecuencias a corto y largo plazo de sus acciones y de planear resultados. Esto es fundamental en el ámbito educativo pues como dice el escritor canadiense Paul Tough, autor del libro Cómo triunfan los niños, la habilidad de los niños y adolescentes para controlar los impulsos emocionales y cognitivos es un indicador clave del éxito académico (o de otro tipo) a corto y largo plazo.
“En algunos estudios, la capacidad de autorregulación predice los logros académicos de forma más exacta que el Cociente Intelectual”, dice Tough.
Lo esencial, para valorar el aporte de este complejo juego es entenderlo como un momento en el que los niños trabajan su capacidad de concentración para generar ideas e hipótesis que los llevarán a un resultado determinado. Los beneficios del ajedrez como herramienta para el buen rendimiento escolar están tan aprobados, que en lugares como España ya se está integrando el juego como asignatura. Sería interesante entonces, analizar dichos resultados que surgen de esta experiencia entre el juego y el ámbito académico, pues como bien sabemos, cuantas más herramientas podamos brindar para favorecer el desarrollo de los niños, mejor.
Y tú, ¿integrarías el ajedrez como parte de tus clases para fomentar el desarrollo cognitivo de tus estudiantes?
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