Teresita Echenique es Profesora de Educación Básica en el Colegio Santa Úrsula. Cuando estaba en primer año de universidad tuvo una idea, crear una herramienta que pudiera solucionar de forma práctica y sencilla las necesidades actuales de la educación. Así surgió el Carnet Feliz. Hablamos con ella quien nos contó en detalle de qué se trata.
Así funciona la idea: durante todo el año, los estudiantes pueden traer productos que tengan relación con el contenido que se está trabajando en clase. Puede ser cualquier tipo de producto: un experimento,una canción, un juego, una noticia o cualquier cosa que el alumno encuentre. De esta forma, los estudiantes pueden encontrar un uso práctico para la materia y pueden aprender desde sus propios intereses y capacidades. Por cada producto, el alumno recibe un sticker que se pega en una tarjeta marcada con su nombre (el Carnet Feliz). Tres stickers se convierten en un 7.0 para las notas acumulativas. Ahora, si bien la nota sigue siendo un tema por discutir y mejorar, la idea del Carnet Feliz va mucho más allá de una calificación.
Desde un maqueta del corazón hasta una investigación
Una maqueta del corazón que funcionaba de verdad, una investigación (con un microscopio real) de la sangre, un sistema solar con waffles y una presentación de danza, son algunos de los productos que los alumnos han llevado a la clase de Teresita Echenique. Con objetos como estos, esta profesora de Educación General Básica descubrió que cuando el profesor deja que los niños demuestren lo que pueden hacer, los límites simplemente se borran.
“El estudiante puede aprender desde lo que le gusta y puede mostrar su verdadero potencial. La materia cobra sentido y se hace palpable, gracias a esto los alumnos se apropian de la sala de clases y se empoderan de su aprendizaje”, señala.
Teresita Echenique
La reacción de los niños
Teresita cuenta que al principio los niños no se emocionaron demasiado y se les olvidaba que existía el Carnet. Entonces ella empezó a llevar productos; de esta forma les mostró lo entretenido que podía llegar a ser la idea. Los niños se motivaron y los productos empezaron a llenar la sala de clases. Los estudiantes planificaban sus productos y a mitad de semestre el Carnet Feliz se volvió un tema de conversación frecuente y un factor importante de motivación. La idea fomentó la creatividad, los intereses y los talentos ocultos de los niños.
“Una alumna en quinto a la que le encantaba hacer cómics me dijo que cuando escuchó lo del Carnet se propuso traer cómics de cada contenido que se trabajaba en clase. Otra alumna me contó que al escuchar la idea se dijo a sí misma que al fin iba a tener la oportunidad de mostrar lo buena que era haciendo presentaciones Power Point con animaciones”.
Los resultados
1. Mejora académica: muchos estudiantes valoran el hecho de tener que estudiar menos. Hacer productos y trabajar con ellos les permite “sin querer”, aprender de una forma fácil y efectiva. Además, pensar en los productos de sus compañeros, según ellos, les permite recordar fácilmente conceptos a la hora de hacer las pruebas.
2. Mejora de competencias: la proactividad, la investigación, la creatividad, la autonomía, el trabajo en equipo (pueden traer productos en grupos), la curiosidad, el pensamiento crítico y las habilidades relacionadas con la presentación oral de sus productos, son algunas de las competencias que pueden desarrollar los alumnos con el Carnet Feliz.
3. Los productos: las cosas que los estudiantes crean hacen parte de los resultados. Los productos son tangibles, concretos y perduran en el tiempo como parte de su legado.
4. La motivación: el Carnet Feliz motiva a los estudiantes pues les da la oportunidad de mostrar sus intereses y habilidades. De esta forma, aprenden desde lo que les apasiona. Y los estudiantes han transmitido este mensaje a la profesora.
“Una alumna de cuarto básico me dijo a principio de año que la única asignatura que le gustaba era educación física porque podía hacer gimnasia. Me dijo que ella iba a ser gimnasta cuando grande y que no le interesaba aprender nada más. Durante el segundo semestre se me ocurrió proponerle que hiciera una presentación de gimnasia artística sobre el sistema locomotor (era el contenido que tocaba). Para sorpresa mía y de todo el curso, nos hizo una presentación increíble, donde hacía movimientos preciosos mientras hablaba de los huesos, los músculos involucrados, las elongaciones y los movimientos articulares. A esta alumna siempre le había ido por debajo del promedio en las notas, pero en la prueba del Sistema Locomotor se sacó un siete. Pero lo mejor de todo fue lo que me dijo después de la prueba: ‘ahora no sólo me gusta gimnasia. Ahora me gusta la gimnasia y las ciencias naturales’”.
¿Qué dicen los padres de familia?
Ellos han visto a sus hijos trabajar en proyectos que no fueron asignados de forma obligatoria. Esto les ha impactado. De hecho, en 2016, los apoderados de dos cursos distintos mandaron una carta al colegio contando que estaban muy contentos con la motivación de sus hijos frente al Carnet Feliz.
¿Por qué otros profesores deberían implementar el Carnet Feliz?
Primero, porque la neurociencia ha demostrado que el aprendizaje sólo es verdaderamente efectivo y sostenido en el tiempo cuando el alumno se mantiene activamente comprometido con su aprendizaje; y esto es una gran manera de lograrlo. Segundo, porque el Carnet Feliz soluciona gran parte de los problemas que hoy se identifican en la sala de clases: “que los docentes no logramos adaptar los contenidos a la diversidad o a las inteligencias múltiples, que hacemos poca adaptación o que los niños talentosos pierden el tiempo en el colegio”, explica Teresita. Tercero, porque todo esto se puede lograr sin grandes recursos. Se puede implementar en cualquier tipo de colegio, no requiere capacitación y materiales externos. Y otro hecho extraordinario es que los resultados se ven de inmediato.
Con el fin de mejorar cada vez más la idea, Teresita piensa implementar el uso del Carnet sin la nota, de esta forma intenta comprobar lo que algunos estudiantes le han dicho: cuando ellos construyen productos lo hacen para aprender de una forma entretenida y no para cumular una nota.
“Es cierto que hay una necesidad tremenda de bajar el perfil de las notas, sin embargo, me gusta ponerles un 7 cada tres caritas porque la nota final se convierte en un reflejo real del aprendizaje del alumno. Crear un producto original aplicando un contenido es, a mi parecer, una evidencia mayor de aprendizaje. Me permite evaluar de forma diferenciada. Existe una caricatura que refleja muy bien mi pensamiento al respecto: en ella se ve un profesor que quiere evaluar a todos los animales por su capacidad de trepar un árbol. El Carnet permitiría a ese profesor evaluar al ave por su capacidad de volar, al mono por su capacidad de trepar y al pez por su capacidad de nadar”.
Y tú, ¿implementarías el Carnet Feliz en tu sala de clase?
Entrevista Teresita Echenique
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