“Queremos ser la punta de lanza de la transformación de la educación en Alemania”, dice la directora del colegio, Caroline Treier.
Se llama Escuela Evangélica Berlín Centro (ESBZ, por sus siglas en alemán), está ubicada en el barrio de Mitte, en el centro de Berlín y muchos están hablando de ella porque está poniendo de cabeza el modelo educativo tradicional. ¿Qué tiene de especial? Lo primero que hay que saber es que el objetivo de la ESBZ más allá de reinventar la escuela, es enfocar la enseñanza en el individuo, en el desarrollo de personas autónomas y responsables, objetivo que están logrando con un tipo de educación menos rígido y estructurado, un modelo que según afirma la directora Caroline Treier a la BBC, prepara a los jóvenes para un mundo que cambia rápidamente y de manera constante.
Sus inicios
Se fundó en el año 2007. En ese entonces, sólo 16 estudiantes hacían parte del establecimiento y no muchas personas creían en el modelo que este espacio ofrecía. Sin embargo, poco a poco fue ganando reconocimiento y se conviritió en una escuela pionera que rompe con los esquemas tradicionales. Actualmente la ESBZ tiene 645 estudiantes, muchos de ellos provienen de familias con buenas posibilidades económicas, otros en cambio pertenecen a núcleos más desfavorecidos. Adicional a esto, un 10% de los alumnos son refugiados que han llegado de países en guerra de Medio Oriente. Esta diversidad de situaciones y niveles no ha impedido que la ESBZ se gane la fama de ser “la escuela más promisoria de Alemania” y de hecho, alrededor de 50 colegios en Berlín están intentando replicar sus ideas.
La escuela
Las clases empiezan a las 8:30 am y terminan a las 4:00 pm. Hasta ahí, todo parece normal. La formalidad del horario y otros elementos de la estructura tradicional se rompen con el plan de estudios que funciona de la siguiente manera: hay un número reducido de materias fijas –matemáticas, alemán, inglés, ciencias naturales y sociales, historia y geografía, proyectos de investigación–. En cada una de éstas, los profesores proponen temas amplios que consideran importantes o pertinentes y luego, cada estudiante decide qué tema quiere estudiar cada día.
“Ellos son personas diferentes, tienen diversos intereses, destrezas y requerimientos. Nosotros reconocemos eso y tratamos de orientarlos y a la vez darles el espacio, el tiempo y los materiales que necesitan para desarrollarse como individuos”, dice la directora a la BBC.
Las notas en la ESBZ no funcionan como en otros colegios. Allí, son los alumnos los que deciden cuándo y cómo quieren ser evaluados. De la estructura tradicional, solo se mantienen las evaluaciones que exige el Estado. Antes de ser evaluados, a los alumnos se les pide que se planteen la siguiente pregunta: ¿tengo ya los conocimientos y las destrezas necesarias para ponerme a prueba? Esto define si están listo para dar ese paso. Además, en lugar de calificaciones, a los alumnos se les entrega un certificado o se les hace un comentario verbal en el que el profesor entrega consejos, resalta cuáles son las fortalezas y cuáles son las cosas que debe mejorar.
“Nuestro feedback es cualitativo, no cuantitativo. Mi función como profesora es que el estudiante comprenda bien en qué situación se encuentra, para que le vaya mejor la próxima vez. Un número difícilmente ayude en este sentido”, afirma la docente Jette Ahrens.
Afuera
Como parte de un programa de la escuela que se llama “Responsabilidad”, los estudiantes de esta escuela salen del colegio algunas horas de la semana para realizar lo que ellos llaman una “actividad comprometida” desde lo social a lo ecológico. Esto incluye cosas como visitar un centro de refugiados o ir a un centro de reciclaje. El objetivo es mostrarle a los estudiantes que hacen parte de una sociedad donde pueden y deben ser agentes del cambio. “Challenge” es otra iniciativa que fomenta el aprendizaje afuera de la escuela. En ésta, los alumnos deben organizar un viaje de aventura de tres semana y la escuela les da 5 euros diarios para los gastos. ¿Qué tipo de experiencias surgen de esta actividad? Recorridos en bicicleta por el norte de Alemania, viajes a Francia para actuar como músicos callejeros y recolectar dinero para un proyecto escolar, trabajos en granjas e incluso en obras de construcción.
Un gran desafío
Evidentemente, una de las piezas claves del funcionamiento de esta metodología son los profesores. Y de hecho, uno de los mayores desafíos del equipo directivo de la escuela ha sido encontrar docentes que se adapten y trabajen con sus estudiantes como si fueran pares. Estar bien preparados frente a un grupo de alumnos que eligen sus propios temas, evitar que la libertad se transforme en descontrol y alcanzar la disciplina en un espacio con pocas reglas son solo algunos de los desafíos que deben enfrentar los profesores de esta escuela.
“Cómo profesores nos obliga a averiguar bien sus intereses, diversificar nuestros conocimientos y mantenernos actualizados. Además, cuando los alumnos tienen tanta autonomía hay que buscar constantemente nuevas maneras de motivarlos, de relacionarse con ellos”, dice la profesora Amélie Frank a BBC Mundo.
A pesar del éxito, la directora es consciente de que aún hay cosas por resolver, por ejemplo, los asuntos disciplinares. “Estamos realizando talleres y consultas para tratar de definir parámetros de comportamiento sin traicionar los principios básicos del colegio. Es difícil porque entramos en una zona inexplorada”, dice Treier.
Los resultados
Aunque algunos expertos en Alemania cuestionan el futuro de este modelo y el impacto que éste puede llegar a tener en el futuro de los estudiantes en un mundo laboral que es mucho más estructurado que su enfoque, este experimento ha tenido muy buenos resultados en la evaluación nacional de establecimientos educativos. Es más, en los últimos años, la escuela ha logrado ubicarse en los puntajes más alto de la clasificación de mejores secundarias de Alemania. Contra argumentando lo que sugieren los expertos, la directora asegura que si bien los alumnos de su escuela tienen libertad, también tienen estructura. “Nosotros les damos ambas cosas: tienen autodeterminación, pero dentro de una sólida orientación”, aclara la directora a la BBC.
Habrá que ver qué sucede con el futuro de los niños que actualmente se forman bajo esa mirada progresista. Pero lo que sí es cierto, es que en el contexto alemán, esta escuela está revolucionando la educación para ofrecer a los niños y adolescentes la posibilidad de crecer como agentes de cambios, individuos independientes y personas preparadas para las necesidades de este siglo.
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