La docente estadounidense Shannon McGrath entrega sus reflexiones y algunos consejos para lograr que los estudiantes se conviertan en los protagonistas de su aprendizaje.
Shannon McGrath trabajó como profesora de matemática de básica en Estados Unidos. Desde hace algunos años, se dedica a impartir charlas y seminarios, que buscan inspirar a los docentes y estudiantes a trabajar de forma colaborativa, aprender con motivación y trabajar por el constante cambio. En otras palabras, Shannon se convirtió en una coach educacional, que está constantemente reflexionando sobre el ejercicio docente.
La importancia de optimizar el tiempo de habla del docente en la sala de clases, con la intención de que los alumnos sean los protagonistas del aprendizaje, es una de las reflexiones que ha trabajado en sus charlas y que publicó en Edutopia.
“En los momentos en que los estudiantes no comprenden, muchas veces como profesores nos encontramos tratando de explicar mucho más. Pero a veces, hablar más, no ofrece claridad. Cuando nos apoyamos constantemente en la explicación como herramienta principal de enseñanza, les enseñamos a nuestros estudiantes que somos los dispensadores de información y que ellos son los consumidores”, escribe Shannon.
¿Cómo cambiar la dinámica y alentar a los estudiantes a hacer y decir mucho más?
Shannon comparte las teorías de Jo Boaler, un investigador y profesor de matemática, que explica que dominar una habilidad o concepto es una lucha constante. Por eso es muy común ver que en las salas de clases cuando hay molestias o dificultades, el paso más sencillo es volver a explicar y dar los pasos a seguir para llegar a los resultados. “Pero eliminar esa lucha o esfuerzo, también elimina el trabajo cognitivo que conduce al aprendizaje y la comprensión profunda”, dice la docente.
Entonces, el primer consejo que entrega esta profesora es cambiar el guión de las clases y pedirle a los estudiantes que experimenten con las dificultades. Es importante, dice Shannon, advertirles que más que explicarle a los estudiantes cómo tienen que resolver un problemas, lo que se va a hacer es apoyarlos y guiarlos. Porque el error tiene que ser parte del trabajo y el no alcanzar la solución de inmediato, tiene que ser un paso más valorado.
“En las aulas efectivas, los estudiantes se ven a sí mismos como sus propios maestros , y los maestros saben el impacto que tienen sus estrategias en el aprendizaje de los estudiantes”, escribe Shannon.
Estas son algunas estrategias simples que entrega la profesora para lograr convertirse en un guía y no en un docente que explica constantemente:
- Pídele a un estudiante que programe sus mini lecciones, para que se limiten de 8 a 10 minutos.
- Pídele a un estudiante que lo interrumpa educadamente cuando haya pasado el tiempo asignado.
- Limita la instrucción inicial a dos minutos, y deja el resto del tiempo para que los estudiantes hagan el trabajo mientras son guiados.
- Observe a los estudiantes mientras practican, permitiéndoles cometer errores, obtener retroalimentación y revisar. Sea transparente con los estudiantes sobre el hecho de que como docente está en modo de observación, lo que demuestra que valora su trabajo.
- Use preguntas en lugar de explicaciones. Las preguntas simples pueden facilitar un aprendizaje más profundo.
Shannon asegura que la observación constante también es clave en este proceso. “Es bueno crear una tabla con los nombres de los estudiantes y los comportamientos particulares que podrías observar, como participación, lectura falsa y colaboración, entre otros. A lo largo de la clase, puedes marcar en esta tabla lo que notas en cada alumno. Estos datos los puedes usar para planificar mini lecciones (…) Observar a los estudiantes y observar lo que necesitan puede darle más pistas sobre los próximos pasos que debe tomar como docente para avanzar para el aprendizaje de los estudiantes”, explica.
Es clave el trabajo en equipo con los estudiantes y la retroalimentación constante para lograr un aprendizaje efectivo
Para lograrlo, Shannon propone elegir cada tanto un estudiante que sea el “entrenador” de la clase, el que esté pendiente de los avances. Además, es importante instaurar la cultura de siempre comentar las cosas a mejorar y las que están bien del trabajo, y que los alumnos hagan lo mismo entre ellos.
“Optimizar la charla de los maestros, hacer preguntas en lugar de proporcionar explicaciones, observar a los estudiantes y proporcionar andamios que no sean otros docentes, involucra a los estudiantes en su propio aprendizaje. Centrarse deliberadamente en intervenir menos para que los estudiantes hagan más, empujará a sus estudiantes a un aprendizaje efectivo”, asegura Shannon.
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