Rosa Agazzi nació en 1866 en Volengo, una provincia en Verona, Italia. Cuatro años después nacería su hermana Carolina, con quien compartiría un objetivo común durante toda su vida: educar. Las hermanas Agazzi fueron educadoras formadas en la Escuela Normal del Magisterio de Brescia. En principio, Rosa se desempeñó en Educación Básica y Carolina en Educación Parvularia. Años después, las hermanas participaron en un congreso para educadoras y desde entonces, ambas se dedicaron a la educación parvularia (de los 0 a los 6 años), ámbito donde se desempeñaron como directoras de dos jardines infantiles.
Éste tuvo su punto de arranque en los métodos pedagógicos de Friedrich Fröbel y se basó en el respeto de la libertad, la espontaneidad y la independencia del niño en un proceso de enseñanza muy centrado en las actividades lúdicas. El principio fundamental del Método Agazziano es la intuición y estima que deben ofrecerse a la experiencia infantil, objetos sensibles en las formas y en el orden en que la vida misma los presenta. Sobre ellos y entorno a ellos se ejercita la actividad de los niños; de ahí la espontaneidad, el interés y la cooperación.
En ese sentido, las hermanas Agazzi estructuraron un modelo que se basa en el aprendizaje a través de la intuición, en la didáctica ligada al uso inteligente de objetos realistas que se obtienen del entorno escolar y en actividades que provienen del hogar y la vida cotidiana (como lavarse, vestirse, cuidar animales, etc…), rescatando el valor educativo de todas ellas. Proporcionar a los niños un ambiente cálido y afectivo (similar al hogar) y fomentar la educación del lenguaje a través del canto y el ritmo corporal también son dos elementos claves de este sistema educativo compuesto por la educación sensorial (orden por colores, materias y formas de los objetos), intelectual (exploración del mundo y percepción natural de los conceptos) y sentimental (educación física, moral… ).
En este contexto, donde el esfuerzo por educar a los niños era mayor, la propuesta de las hermanas llegó como un solución económica (centrada en la utilización de materiales asequibles para cualquier nivel socioeconómico) y sencilla para cualquiera familia que quisiera acceder a ésta. Por lo mismo, en el año 1948, el 74% de las escuelas italianas, decidieron seguir su Método Agazziano, el cual más tarde se haría popular en todo Europa y el mundo. Ahora, si bien las formas de enseñar han cambiado, el Método Agazziano tuvo un gran impacto en la educación, tanto que hoy, muchos de sus elementos siguen vigentes y estas tres frases que sintetizan el pensamiento de las hermanas, dan cuenta de ello: