Miguel González es un profesor de 36 años, estudió educación básica con énfasis en educación artística. Actualmente, está entre los 543 mejores docentes, de 190.000 nominados a la experiencia educadores que inspiran. Trabaja en el Colegio Unión Europea de Ciudad Bolívar, en Colombia. En este establecimiento está ubicado en una zona urbana de Bogotá y los/as estudiantes presentan varios problemas de conectividad.
Debido a la pandemia, ha tenido que reinventarse y repensar sus clases; la tecnología fue unos de los principales desafíos que tuvo. Pero gracias a su pasión por enseñar modificó sus clases de una forma muy original, con videojuegos y avatares.
Frente al contexto de sus estudiantes y de su país, la foto escolar que se tomaba todos los años no pudo llevarse a cabo. Un hecho que le ha ocurrido a varios docentes y sus cursos. Sin embargo, Miguel decidió hacerla de otra forma.
Miguel dio como tarea a todos/as sus estudiantes crear un avatar virtual de ellos/as mismos/as, con la plataforma Pixton. Luego, con todos los avatares creó una foto grupal, uniendo a todos sus estudiantes en una foto escolar que simula la típica foto presencial.
Cada avatar tiene las características de los/as estudiantes: su color de pelo, si usan lentes, ropa, etc. Se puede distinguir perfectamente de quién es el avatar. Es una forma de hacerlos sentir unidos, a pesar de la distancia.
“Soy artista, me la paso jugando con los niños. Me encanta jugar y creo que es uno de los mejores vehículos de aprendizaje, porque hace que las cosas sean más divertidas y que los niños no se vayan del colegio”, indicó el profe Miguel.
Con la finalidad de acercarse a sus estudiantes –además de los avatares–, creó una dinámica para acercarse a sus estudiantes de forma estratégica. Inventó dos videojuegos interactivos, llamados: El oso Math y El oso Leo.
El videojuego contiene preguntas relacionadas a una materia específica, y el oso Math acompaña a los estudiantes durante todo el juego. Además, cuenta con una entretenida música que simula un juego de trivia.
Fue tal el éxito y la buena acogida del juego entre sus estudiantes, que el profsor Miguel creó otro: El oso Leo. Este es un juego de lenguaje, comprensión lectora, escritura y reconocimiento de fonemas, donde los alumnos pueden encontrar trivias, preguntas concretas y juegos de interacción.
Miguel entendió que, a pesar de la no presencialidad, sus estudiantes debían continuar el aprendizaje de una forma entretenida. Llegó a la conclusión de que dinamizarlo sería la forma más efectiva de llegar a sus casas.
Si bien la tecnología no ha sido un tema fácil de manejar para los docentes en general a lo largo del confinamiento, tanto el profe Miguel como sus colegas y todos los profesores/as –a lo largo del mundo–, han seguido adelante.
Ante ese contexto, Miguel decidió crear la aplicación: Mi ciclo app. La hizo basado en que durante las clases presenciales, sus estudiantes vendían en el colegio unos libros de cuentos. y descubrió –junto a sus colegas– que era una muy buena estrategia usarlos para motivarlos con sus aprendizajes.

En esta aplicación, los estudiantes descargan un código QR y narran cuentos, responden preguntas, ven enlaces de actividades, entre otras cosas. Allí los estudiantes mandan sus trabajos académicos y pueden compartir la aplicación con su familia. En la app verán enlaces al sitio web de la Secretaría de Educación del Distrito, cursos de inglés gratuitos y diferentes páginas educativas.
“Estoy convencido que la diversión, la tecnología y la pedagogía de abrazo –como yo la llamo–, van de la mano”, aseguró el profesor Miguel.