El contexto de pandemia nos ha mostrado que la manera de hacer clases o asistir a ellas ha cambiado. Por ello, día a día observamos y utilizamos herramientas tecnológicas o nuevas metodologías para realizar clases en línea, con el afán de adecuarnos a esta nueva realidad educacional y no quedarnos atrás. A raíz de esto, en general entendemos que el avance vertiginoso de las tecnologías aplicadas a la educación es la innovación educativa en todo su esplendor.
La manera en que la tecnología facilita el trabajo docente en muchos aspectos es impactante. Se pueden encontrar herramientas que sirvan para todo tipo de labores, desde el diseño hasta la implementación de las clases, ya sean en línea o presenciales. Pero el entender que la innovación educativa solo puede suceder desde la tecnología es erróneo, al menos desde nuestro rol como docentes.
No solo se centra en los avances y desarrollos tecnológicos. Esta conceptualización es mucho más amplia y nutritiva en favor del aprendizaje de las/os estudiantes. Esto puede abarcar desde replantear nuestras prácticas docentes al interior de la sala de clases, hasta la manera de concebir e interactuar con la realidad de la mano de la tecnología.
Esta perspectiva de innovación, centralizada en el aprendizaje del estudiante, establece una gama de oportunidades mucho más amplia que solo la tecnológica. Entender la innovación, como metodología aplicada a la educación, nos predispone a estar constantemente mejorando nuestras experiencias de aprendizaje brindadas. Esto se debe a que los contenidos, habilidades o competencias las debemos ir adaptando a los intereses, inquietudes y motivaciones de los estudiantes, buscando en ellos, aquel propósito de aprender. ¡Esto puede ser con o sin tecnología!
Finalmente, esto no quiere decir que la tecnología no es relevante en el aprendizaje de cualquier estudiante o persona del siglo XXI, solo que no es el todo y mucho menos un fin. Como docentes, necesitamos provocar este cambio de perspectiva en torno a la innovación educativa, donde ésta puede provenir desde cualquier aspecto: emocionales, sociales, personales, motivacionales o cognitivos.
¿Cómo trabajan ustedes la innovación educativa?
Luis Andrés Villalón Vega es Estudiante de Magíster en Evaluación Educacional en la Universidad de Playa Ancha. Profesor en Educación Física y editor digital en la Fundación Nexos Chile-USA