En una guía elaborada por tres psicólogas en colaboración con UNICEF y la Subsecretaría de Educación Parvularia, se encuentran varios consejos para implementar dentro de las salas cunas o jardines infantiles. Aquí les dejamos un resumen.
Guía para educadoras y técnicas auxiliares de párvulos, ¿cómo abordar la actual crisis social con los niños y niñas? Ese es el título de una serie de consejos que prepararon Chamarrita Farkas, Marigen Narea y María Pía Santelices, psicólogas de la Facultad de Educación de la Pontificia Universidad Católica de Chile, en colaboración con UNICEF y la Subsecretaría de Educación Parvularia.
Debido a la situación de conflicto que vive Chile desde el pasado 18 de octubre, las autoras consideraron importante elaborar esta guía, porque los bebés, niños y niñas, pueden ser más vulnerables frente a conflictos sociales graves, ya que no siempre entienden lo que sucede, pero perciben la tensión en el entorno, y eso les puede generar inseguridad, miedo o angustia, según explican las mismas psicólogas en la guía. Por eso, les dejamos a continuación un resumen de algunos de los tips que desarrollaron:
1. Contener
En niños y niñas entre los 0 y los 5 años, es usual el aumento de reacciones como llantos y pataletas en contextos de conflicto, explican las psicólogas, por ese motivo no es recomendable regañarlos ni dejarlos llorar. Lo que más necesitan es contención y una actitud cálida, comprensiva y tranquila.
Entre las recomendaciones que entregan: “Mientras más pequeño(a) es el niño(a), más necesitará una actitud de contención corporal (no verbal), acompañada de palabras dulces y simples que busquen calmar su estrés”. Además, indican que si el niño no permiten que lo toquen, se puede decir con voz tranquila: “bueno, me quedaré a tu lado acompañándote hasta que te calmes”. Esperar un rato y preguntar: “¿Estás más tranquilo(a) ahora?” e intentar
Calmarlo con afecto físico y palabras tranquilizantes. Al lograr la tranquilidad, es recomendable tratar de hablar sobre las razones del llanto.
2. Restablecer rutinas cotidianas
En el manual indican que en la medida de lo posible, es importante que puedan mantener o volver a las rutinas básicas cotidianas de la sala cuna o jardín infantil. En estos espacios, los niños o niñas pueden predecir lo que va a suceder y de esa forma, disminuye el impacto psicológico de las situación. La indicación principal para los educadores es mantener las rutinas y horarios habituales en la medida de lo posible.
3. Mantener interacciones de calidad
“En el caso de los bebés, es muy importante mantener los espacios donde se den interacciones de calidad, es decir, tiempo exclusivo para interactuar con cada uno de los niños(as), en el cual se comparta de manera afectiva y cercana. Ello hace que los niños(as) se sientan protegidos y que sientan que los adultos están disponibles si les necesitan. Con los niños(as) más grandes también es necesario este tiempo de calidad, que estará más centrado en el juego y la comunicación verbal”, escriben las psicólogas en este manual.
Durante la interacción con los niños y niñas, es importante procurar interacciones como mirarse a los ojos, sonreír y hablar. En el caso de los bebés, estas instancias se pueden dar en el momento de la muda de ropa, el baño, la alimentación y cuando se les acompaña para tomar la siesta.
4. Permitir el juego
El juego es una forma de expresión para los más pequeños, por ello es importante que siempre esté presente en la jornada. Además, es una gran vía para que puedan demostrar los que les pasa y así, educadores y técnicos pueden desarrollar distintas estrategias para ayudarles a disminuir el impacto psicólogo de la situación.
Para permitir estas instancias de la mejor manera, la guía indica que es importante trata de no dirigir los juegos, permitir que niños y niñas elijan el juego que quieran, porque así ellos pueden expresar de mejor manera lo que están sintiendo. Y en caso de que los juegos sean violentos, es clave no decirles que lo están haciendo mal, sino tratar de generar, en conjunto, un final que sea positivo.
5. Fomentar la comunicación
Abrir más espacios para la comunicación con niños y niñas que ya han adquirido el habla, es recomendable para entender y escuchar sus emociones, sentimientos, ideas, temores y opiniones ante el conflicto del país. Para ellos, las psicólogas ofrecer varias ideas, como: ajustar la planificación de las actividades para incorporar más espacios de conversación de confianza. Al conversar, siempre ubicarse a su altura y mirarlo a los ojos; o criticar sus opiniones o su manera de sentir. Y si un niño o niña no quiere hablar, es mejor no presionarlo.
En este proceso, también es importante conversar con las familias o buscar mecanismos para compartir con los padres sobre las conversaciones que han tenido con sus hijos, sobre cómo están abordando o perciben lo que está pasando.
6. Mantener una actitud sensible, reflexiva y empática
Ante tiempos de crisis, el educador o técnico, es una de las personas clave para percibir los cambios de ánimos de los niños y niñas. Ser perceptivos, sensibles y empáticos, es clave para ayudarlos a entender lo que está sucediendo y reflexionar sobre ello. Aquí, la comunicación es la clave y la flexibilidad también.
En esta guía indican que una de las estrategias que pueden servir es volver a la normalidad Para lograrlo, puede haber mayor flexibilidad con respecto a traer un objeto de la casa con el que se sientan acompañados y seguros.
7. Fomentar los espacios de comunicación y diálogo con las familias
“Las familias pueden requerir mayor apoyo y guía por parte de las(os) educadoras y técnicos respecto a posibles cambios de conducta en los niños, mayor irritabilidad o incluso conductas regresivas (mojar la cama, por ejemplo). Así mismo, para potenciar el trabajo que las educadoras y técnicos hacen con los niños(as), es importante hacerlo en conjunto con las familias para que haya coherencia entre los adultos a cargo del cuidado y desarrollo de los niños”, escriben las psicólogas en las guías.
Entre las ideas sobre el qué hacer, mencionan acordar estrategias según cada caso y conversar con ellos para conocer las perspectiva de la situación, porque es importante que haya coherencia en la explicación que los adultos dan a los niños y niñas. Además, es clave generar espacios de diálogo y reflexión con toda la comunidad educativa respecto a lo sucedido.
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