María Castro Abarca, profesora de filosofía del Colegio Coronel Eleuterio Ramírez Molina, diseñó un encuentro para que sus estudiantes reflexionaran sobre la política más allá de lo partidista.
La actividad inició con Kendra, una alumna que se paró al frente de sus compañeros para leer una reflexión política. Junto a ella estaban tres personalidades del mundo político chileno: Álvaro Delgado Martínez, concejal del Partido Demócrata Cristiano (DC); Manuel Urrutia Figueroa, presidente del Partido Socialista (PS) de la Región Metropolitana, y Francisco Undurraga, diputado del Partido Evolución Política (Evópoli). Los tres fueron invitados al Colegio Coronel Eleuterio Ramírez Molina por la profesora de filosofía, María Castro Abarca. El objetivo de la profesora era invitar a sus estudiantes a reflexionar sobre la política más allá de los partidos y para eso, quiso convocar a tres personas que representaran ideales distintos u opuestos. Además de los invitados y los estudiantes de María, en el encuentro también estuvieron presentes los alumnos del Colegio Alcázar.
Después de la lectura de Kendra, los invitados expusieron sus ideas y reflexionaron en torno al eje central del tema propuesto por la docente: la política más allá de lo partidista.
Mientras tanto, los estudiantes escuchaban atentos y se preparaban para impulsar un debate que fue intenso y fructífero. La profesora cuenta que, la decisión de diseñar este espacio tuvo que ver con un interés personal hacia el tema. Además, surgió en respuesta a la necesidad de validar la opinión y los argumentos de sus estudiantes frente al papel de la política en la sociedad chilena y el mundo.
“Me interesaba ampliar la mirada de los estudiantes sobre esta dimensión y actividad del ser humano para darle nuevamente un papel preponderante”, explica María. “El objetivo de crear un encuentro como este también era que se sintieran motivados para generar reflexiones e incluso para animarlos a ser parte de asociaciones y organizaciones que mueven a la sociedad civil, o participar activamente en espacios más micro, como nuestro barrio o el colegio”, explica la profesora.
Parte de la discusión que se generó en el encuentro estaba vinculada al impacto que tiene la política en el mundo frente a situaciones tan críticas como el calentamiento global.
En ese sentido, el debate respondió a temáticas contingentes que hoy, más que nunca, están impulsando a los jóvenes a tomar acciones o medidas. De la mano con esto se generaron cuestionamientos frente a los políticos y su postura con respecto al “futuro” de los niños y jóvenes. Algunos de los estudiantes incluso cuestionaban las escasas y equivocadas acciones de quienes lideran hoy el mundo y lo perjudicial que esto será para el planeta y la sociedad que ellos tendrán que salvar en un futuro no muy lejano. “Este debate permitió que los alumnos pensaran qué tan activos son. Y eso era justo lo que quería despertar: que no se queden inmóviles, que en lugar de hablar sean actores y elijan ser parte de algo de manera consciente y de esta forma, que la masa no los arrastre”, afirma la profesora.
Esta es parte de la misión que desde hace 15 años ha enfrentado María como profesora de filosofía; formar ciudadanos críticos y pensantes a partir de espacios de participación seguros. “Por excelencia, la filosofía es un espacio de encuentro, es un espacio de confianza donde lo que se dice no llega a donde no tiene que llegar. Es un espacio de respeto. “Entonces, ese siempre ha sido el desafío permanente, invitar a los estudiantes a participar en un espacio donde no se juzga y en el cual se pueden pulir las reflexiones que no son tan correctas, pero siempre desde los argumentos, no sólo desde las opiniones”. De hecho, durante el debate, uno de los estudiantes le dijo a otro: “cuáles son tus fuentes”, y justamente esa es la invitación que María hace todos los días en su sala de clase, a indagar en las fuentes, en la realidad, para formar opiniones sólidas.
María se enamoró de la filosofía gracias a un profesor que siempre mostró una forma de enseñar la asignatura de una manera diferente.
Entonces, descubrió que esta área del conocimiento era lo que más le llegaba y era ese el espacio que necesitaba para desarrollarse. Más adelante descubrió la pedagogía, otra área que le permitió entender la filosofía desde otro ángulo, desde la sala de clase. Esto la llevó desde los inicios de su carrera a entender la materia como una actividad en la que el rol de los estudiantes es especialmente relevante. “La filosofía es una actividad y por lo tanto, un monólogo de la profesora no sirve”, destaca la profesora.
Su argumento se traduce en actividades como la lectura de de Kendra, el encuentro político en sí mismo y la reflexión que instauraron sus alumnos y los invitados del otro colegio frente a tres invitados que se fueron sorprendidos por el debate y la opinión de estos jóvenes que en clases como las de María Castro, están desarrollándose como ciudadanos globales, críticos. “El debate que se generó no me lo esperaba tan candente. Me voy gratamente sorprendida. Así que definitivamente debería haber una segunda parte”, comenta la profesora, asegurando la ejecución de más encuentros como este y otros que nutran el desarrollo del pensamiento y razonamiento de los estudiantes frente al mundo.
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