El ajedrez, un juego que puede ayudarte a exprimir la creatividad en tu aula

En mi permanente búsqueda para experimentar nuevas formas de enseñanza a través del ajedrez,  durante esta pandemia he indagado –mucho más– en los beneficios que tiene este juego de mesa en el aprendizaje de niños y niñas, de 4 a 5 años, cuyo proceso de acercamiento se llama preajedrez. 

Hay que destacar que el preajedrez también ayuda a los docentes a desarrollar la creatividad, una cualidad realmente importante para estos tiempos de pandemia. Donde transformar las aulas actuales en un ambiente de aprendizaje flexible con estrategias novedosas, es realmente importante. Por ende, es muy necesario buscar instancias que nos ayuden a desarrollar la creatividad. 

Otra de las razones para potenciar el aprendizaje a través del preajedrez es porque estimula la emoción, desacelera el pensamiento y mejora la concentración. Además, a través de un tablero y sus piezas, se pueden trabajar contenidos de matemática, lenguaje y expresión en todas sus manifestaciones, entre otros. 

El preajedrez contiene  recursos de arte y expresión. 

En mi trabajo, he llevado el preajedrez a espacios de títeres, cuentos, relatos y mucho más, como un tablero gigante. La idea es que los estudiantes siempre VIVAN el ajedrez. 

Una de las tantas propuestas que he desarrollado –y se encuentran en mi canal de YouTube– es siempre mezclar el ajedrez con otras disciplinas.  Por ejemplo, una de las cosas que probé durante estos meses de aislamiento y en modalidad en línea, fue enseñar la posición inicial y los movimientos de las piezas con historias cantadas

 Una propuesta que tengo para compartir es que a partir de una historia, podamos construir con material reciclado un ajedrez temático con piezas muy originales, pueden ser planas o tridimensionales, con 2 equipos, uno de color claro y el otro de color oscuro. ¡Bastará simplemente con diferenciarlos!

Por ejemplo, se puede hacer de animales autóctonos o de fútbol, entre otro, con un tablero de cartón, que puede ser pintado o dibujado junto a padre, madres, abuelos/as, tíos/as o hermanos/as. Es una linda actividad que integra a las familias y suma a los contenidos que se trabajan en el aula. 

Gracias al ajedrez, también he invitado a niños y niñas a ser héroes y heroínas.

A través de nuestro tablero de ajedrez podemos contar muchas historias, de héroes y  heroínas, a quienes hacemos danzar, luchar, abrazarse, contar y soñar. La idea es que todos vayan armando una historia con cada movimiento de piezas. 

Si bien es cierto que el ajedrez es considerado un deporte, uno de alto nivel competitivo,  lo que a mi me interesa resaltar con este enfoque pedagógico, es promover un enfoque cooperativo, desde lo lúdico y educativo. Un encuentro para pensar, aprender, comparar y crear situaciones en donde tanto docentes como estudiantes ganan.

Como valor agregado a lo mencionado anteriormente, un punto de vista interesante es el que tiene el antropólogo Sebastian Pasqualini, de la Universidad de Buenos Aires, quien considera al ajedrez como:  “Un arte lúdico sin dueños ni fronteras, que desarrolla y amplía nuestras capacidades (...) La maravilla del ajedrez, como cualquier otro recurso que saque lo mejor del ser humano, se encuentra en su principal característica: no le pertenece a nadie y a la vez nos pertenece a todos”.   

El ajedrez es un juego tan versátil, que brinda MUCHAS posibilidades de aprendizaje. 

Mi propuesta para todos los profesores, es que se atrevan lo dramático, lo literario o lo musical: también es válido inventar danzas, hablar de emociones o buscar las formas de interpretar cada pieza desde el teatro: ¡la idea es que experimenten! 

El juego de la vida y las emociones se puede reflejar en un simple, misterioso y milenario tablero de ajedrez. 

Ana Paula Fink es docente del nivel inicial y técnica nacional del tiempo libre y recreación, en Argentina. Realiza capacitaciones de la metodología preajedrez y es docente en la Universidad Nacional.