La educadora de párvulos, que fue finalista finalista del Global Teacher Prize Chile 2017, cuenta aquí parte de su experiencia y algunas de las estrategias que nunca le han fallado en más de 30 años de experiencia.
Beatriz Saavedra, educadora de párvulos con 37 de años de experiencia y finalista del Global Teacher Prize Chile 2017, recuerda que su primer día como educadora lo primero que quiso hacer fue agarrar su cartera y salir corriendo. Recuerda que le tocó enfrentarse a un espacio pequeño, sin material didáctico y con mucho ruido. Pero respiró, y optó por quedarse. “Después de esa impresión inicial empecé a mirar las caras y vi unas sonrisas que invitaban a quedarte. Yo llegué en mayo y la primera educadora tuvo pánico escénico y se fue. Entonces yo dije: ‘Ya, yo llego aquí y aquí me quedo’. Y bueno, al ver esas caras yo dije: ‘¿Qué culpa tienen ellos?’. Y ahí estoy todavía”, recuerda.
Tras años de experiencia en aula y sostenedora de un jardín infantil para madres adolescentes y vulnerables, hoy decidió entregar algunos algunos de los consejos para aquellos educadores novatos que están por enfrentar su primera experiencia laboral. No sin antes resaltar su consideración más importante: “Yo creo que en esta profesión uno tiene que creerse el cuento. Uno es capaz de generar cambios en esas almas, esos corazones, en esas pequeñas cabezas. Muchos de estos niños, quizás también sean capaces en su vida futura y hacer grandes aportes a la sociedad. Entonces creo que tenemos que creernos el cuento, saber que nosotros somos agentes de cambio y empoderarnos”.
1. Llamar a los niños por sus nombres
“Todo docente que llega a una escuela, el primer encuentro es con el equipo directivo. Seguramente que les van a mostrar una lista de niños de su curso y bueno, tiene que ir preparado. Tiene que tener un papelito donde estén los nombres de los niños, porque son personas y no pueden llegar a la sala y decir: ‘Hola niños’. Primero, aunque sea re-feo, rotularlos, para saber así con quién estamos hablando. Igual es incómodo que a cada rato les digamos: ‘¿Cómo te llamas?’. Eso es lo primero, hay que prepararse para acoger a los niños como personas, aprenderse los nombres, conocer a la mamá cuando lo vienen a dejar o a retirar y empezar a escucharlos. Porque la verdad, clase preparada para el primer día, olvídenlo. Quizá un juego o una dinámica donde nos podamos ir poniendo los nombres, para que se conozcan entre ellos y a mi. Lo demás y los siguientes días, se van dando de a poco. Y el escuchar a los niños va a ir dando señales de por dónde ir”.
2. Planificación y paciencia
“De partida no puede faltar una planificación diaria en base a juego. Tampoco puede faltar el pedazo de confort en el bolsillo, por el que llora. También es importante llevarlos a todos en conjunto al menos por esa primera semana. En conjunto al baño, a la biblioteca y que conozcan las distintas dependencias de la escuela. Porque al principio el niño tiene que entender que no está en una escuela aparte sino que forma parte de una unidad que tiene otros niños más grandes. El primer mes en el fondo yo creo que es conocer, conocer y conocer. Aguantarse el llanto también, porque hay niños que duran una semana, dos semanas y muchos hacen pataletas. algunas patadas, tiradas de pelo. Pero ahí, hay que armarse de paciencia y pensar que ese niño lo han ido a “abandonar” a ese lugar, en la escuela”.
3. Vincularse con los padres
“Lo que nosotros hacemos en la escuela, es que idealmente a partir del tercer día, empezamos a citar mamás en el espacio de tiempo que uno tiene en las tardes. Entonces, citar dos o tres mamás, para que nos cuenten cómo es su hijo o cómo le dicen en la casa, porque muchas veces los niños responden más a apodos que a sus propios nombres y preguntarle a la mamá qué come. Esa es la estrategia, ir citando dos o tres mamá, para que en el período de un mes ya tienes un diagnóstico, ya te haces una idea y puedes decirle al niño: ‘Oye, hablé con tu mamá y me contó esto de ti’. Eso genera un vínculo, y lo más importante en este período es ganarte al chiquillo”.
4. Personalizar la educación
“Es muy importante personalizar la educación, porque fíjate que el currículum es nacional y te da orientaciones, te dice lo que pretende el estado que aprenda el niño. Pero cuando bajas ese currículum, tienes que ponerle la impronta del lugar en el que estás. No le puedes enseñar a los niños algo fuera de contexto, olvidando quién es, cuál es su procedencia, cuál es su origen. Por ejemplo, donde yo trabajo hay mucho peruano, colombiano, mucho haitiano últimamente. Hay niños con déficit intelectual, todo mezclado. Por eso tienes que conocer a tu curso, tienes que conocer las capacidades de cada niño. Tienes que trabajar con el currículum nacional y adaptarlo a esa realidad”.
5. Generar vínculos con otros docentes
“Los profes escudados en que no tienen tiempo, en que el currículum es distinto, en que tantos papeles que hay que entregar, se dan poco tiempo de compartir. Y el trabajo de una educadora recién egresada, para que pueda integrarse a esta comunidad educativa, tiene que trabajar por una comunidad participativa. Y quizá la profe nueva tenga más herramientas que los que ya llevamos varios años en esto. A lo mejor el desafío va a ser para esta educadora nueva que trae nuevas herramientas, que pueda ella generar un trabajo en equipo y abrirse a esta visión de una escuela en equipo, de generar cambio, de mejorar la calidad del aprendizaje y un trabajo colaborativo, que es algo que en las escuelas aún no se ha logrado, justamente por esto, porque somos un poco impersonales”.
6. Olvidar los prejuicios
“Que dejen todos los prejuicios. Se habla tanto de que hay tanto trabajo en el aula, que los niños ahora están más complicados, que no deja de ser cierto. Pero si hay una buena formación, el profe tiene que ir al aula convencido de que su trabajo va a ser efectivo. Venga del lugar que venga y trabaje en el lugar que trabaje. Aquí lo importante son los niños y si se tiene claro que el trabajo es con los niños y por los niños, todos lo demás viene por añadidura. Si el trabajo con los niños a uno le agrada y lo deja satisfecho, por derecho propio, se transforma y se trabaja bien con los papás, con la gente de la escuela”
7. Darse tiempo para conocer el entorno
“Lo primero para un profesor que viene recién incorporándose, es que se un tiempo para conocer la realidad del establecimiento y de ese profe que quizás da un poco de conflicto, otro que opina distinto, para tener una visión propia de la realidad y no dejarse influenciar por lo que dicen. Ojo, que el nuevo tiene que aprender a mirar y observar.
8. No dejar de aprender
“Cualquier profe, sobre todo el novato, tiene que tener claro que él no viene con la última verdad, no es el que más sabe por ser nuevo. Un profe no puede dejar de aprender, tiene que estar siempre perfeccionándose, escuchando lo que se rumorea, siendo partícipe de las mejoras que se han hecho (…) El profe nuevo tiene que venir dispuesto, porque esta es una profesión en la uno nunca deja de aprender, porque siempre hay nuevas tendencias, nuevas cosas que se van visualizando en educación que son un gran aporte y los profes no podemos estar ajenos a eso”.
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