“He trabajado en muchos lugares donde miro el reloj esperando que el tiempo pase rápido, pero honestamente, puedo decir que jamás he hecho esto como profesora”.
Para entender cuál es la magia detrás de la profesión docente y por qué algunas personas deciden dedicar sus carreras a cambiar la vida de otros, el medio británico The Guardian habló con seis profesores. Ellos compartieron sus experiencias y explicaron en breves y conmovedoras palabras, por qué la pedagogía es una carrera tan satisfactoria e importante.
Profesor de primaria en la escuela Little Pandon
Sami Siddiqui tiene cinco años de experiencia y asegura que una de las mejores cosas de su profesión, es poder ver a los niños desarrollarse y brillar, y no sólo en términos académicos, también es increíble poder ver cómo maduran y se convierten en jóvenes adultos. “Es agradable ver cómo los niños que son muy tímidos se sienten más cómodos, salen de sus caparazones y terminan haciendo cosas como tomar papeles principales en las asambleas de la clase y en las obras de teatro de la escuela. Para mí, eso viene de fomentar una atmósfera en clase en la que incluímos a todos y no tenemos a las mismas personas hablando todo el tiempo; si alguien que es un poco tímido se involucra, la clase entera demuestra que lo aprecia”, dice Sami en The Guardian.
Profesora de inglés en la escuela Elton
Sarah Warden afirma que aunque su trabajo puede ser desafiante, enseñar es diferente cada día y eso es realmente emocionante. “He trabajado en muchos lugares donde miro el reloj esperando que el tiempo pase rápido, pero honestamente puedo decir que jamás he hecho esto como profesora”. Sarah adora leer y por eso ha enfocado sus esfuerzos en lograr que los niños también adoren la lectura por placer. “Es adorable ver cómo los niños se desarrollan y aprenden cosas que están quizás, más allá de su rango de experiencia. Esto me da un poco de empatía e imaginación. Cuando llegan a nosotros de 11 años, aún son unos bebés en muchos sentido, pero luego nos dejan como adultos” afirma Sarah al medio británico.
Profesora en la escuela Danetre and Southbrook Learning Village
“Son esos momentos ‘ding’ cuando las cosas de repente hacen clic y puedes ver que ellos realmente se sienten a gusto con ellos mismos”, dice Kim Seeney en The Guardian, refiriéndose a aquellos estudiantes que al principio no saben leer y luego, descubren que todo tiene sentido y llegan corriendo a sus casas para contarle a sus familias. Pero no se trata sólo de lo académico dice Kim… ella adora ver cómo los niños prueban nuevas cosas por primera vez y adora motivarlos diciendo cosas como: “cometerás errores, pero sigue adelante”. Enseñar, para esta profesora significa abrir pequeñas puertas para que los niños puedan acceder a múltiples oportunidades.
Profesora de primaria en la escuela Townsend
Una de las cosas que Harriet Ward ama más de ser profesora es la posibilidad que tiene de construir relaciones positivas con los niños, relaciones basadas en el interés, en las conversaciones motivantes y en las preguntas. “Se trata de estar para ellos de forma sólida”, dice Harriet. Además, cree que también es satisfactorio el hecho de poder hacer un esfuerzo por tener también, buenas relaciones con los padres, teniendo en cuenta que los adultos en la vida de un niño tienen que actuar como si fueran un equipo. “Cuando los niños confían en tí y te quieren, puedes obtener mucho más de ellos en la sala de clase. Ellos quieren complacerte y se sienten más orgullosos de su trabajo”.
Profesor de matemáticas en la secundaria St Peter
“Puedo honestamente decir que me encanta ser profesor. No hay un sólo día que me levante y piense ´Dios, tengo que trabajar’”, afirma Mark Adams, quien adicional a esto, cuenta una historia a través de la cual ejemplifica por qué, su labor es tan gratificante y emocionante:
“Una mañana, recientemente, puse un problema –de un set inferior a los 9 años– que debían resolver utilizando el Teorema de Pitágoras. Cuando levantaron sus pizarras blancas, vi que la mayoría de ellos había acertado. Corrí por la habitación dando a todos un máximo de cinco. Fue solo un gran impulso a su confianza. Les dije: ‘No puedo creerlo. Es una pregunta realmente difícil y simplemente lo hicieron bien’. No hay mejor sensación que verlos sonreír de oreja a oreja”.
Director de economía y estudios empresariales en la escuela Churston Ferrers
Andrew Malcolm asegura que lo mejor de su trabajo es poder convertir personas jóvenes en adultos extraordinarios que contribuirán a la sociedad. “Cuidamos de ellos, los nutrimos y lidiamos con sus problemas, ya sean sociales, emocionales o académicos”, afirma el profesor en The Guardian, quien además cuenta que ha conocido a muchos estudiantes que han pensando en dejar la escuela y se han quedado gracias a la labor de los profesores, logrando así seguir adelante e incluso, conseguir trabajos excelentes. “Eso es un gran resultado”.
Y tú, ¿por qué quieres ser o eres profesor?
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