En la recta final del año escolar, muchos colegios realizan instancias de clausura y celebración donde se premia a distintos estudiantes. ¿Qué opinan los profesores de estos reconocimientos?,¿deberían ser parte del proceso educativo?
El fin del año escolar viene acompañado de varias ceremonias, instancias donde además de los discursos y el encuentro con toda la comunidad educativa, se entregan públicamente numerosos galardones a los estudiantes. Podría pensarse que no hay nada de malo en ello, sin embargo, algunos padres, docentes y expertos han hablado de un lado no tan positivo de las premiaciones. El argumento se centra principalmente en la falta de coherencia, es decir, en el hecho de que sólo al final del año se haga una premiación que poco se relaciona con el proceso que vivió determinado estudiante durante el año o incluso algunos plantean que este tipo de reconocimientos puede promover la competencia entre los alumnos. Contrario a esto, también hay quienes creen que estas instancias de premiación son absolutamente válidas y una gran oportunidad para reconocer el talento y las capacidades de cada estudiante. Para ellos todo tiene que ver con la forma como se hagan dichos reconocimientos.
Con el fin de profundizar en el tema y entender realmente lo que se piensa de aquellas instancias que se llevan a cabo en esta última etapa escolar, hablamos con tres profesores quienes compartieron su postura con respecto a esto. Ellos son: Karin González, profesora de Biología del Trewhela’s School; Fredy Segura, profesor de Química del Instituto Andrés Bello de Talca y Constanza Bernal, Educadora de Párvulos del Colegio Calasanz.
Premios de manera sistemática
Fredy Segura afirma que la entrega de premios es válido, sin embargo, considera que estos deberían ser entregados de forma sistemática y no sólo al final del año. “Sería interesante y más apropiado que la entrega de premios sea de manera sistemática o en el tiempo, a lo largo del proceso. Es más estimulante que al finalizar el proceso u ocupar otro tipo de distinción cambiando lo tradicional y que sea más significativo para los alumnos”. En otras palabras, Fredy no cree que la instancia sea negativa, pero argumenta que es importante que aquello que suceda al final, tenga un vínculo directo con lo que sucedió a lo largo del año y sobre todo, que este momento no sea el único diseñado para valorar y reconocer el trabajo y el esfuerzo de los estudiantes.
“Todos son premiados”
El caso de Karin González es diferente. En el colegio donde ella trabaja, ocurre algo que no es tan frecuente: todos son premiados. Esto convierte esta instancia de premiación final, en un encuentro muy positivo para toda la comunidad. “En Trewhela’s ocurre algo muy lindo. Hay 10 valores uno mensual y al final de año cada valor permite premiar a un estudiante elegido por ellos mismos, de forma democrática. Además se entrega un premio por el estudiante más esforzado, y a la mujer y hombre mejores compañeros. Más los 3 premios por rendimiento. Ahí ya tienes 16 premios. Además se premia a los mejores deportistas (2), y a los 3 mejores en inglés. Entonces cada curso tiene 21 premiados. Por ejemplo, mi curso tiene 21 alumnos. Además las curriculares también entregan premio. Al final son todos premiados, incluso los profesores”, afirma la profesora. En ese sentido, la premiación de fin de año es justa y equitativa para todos y cada uno de los estudiantes quienes por diversas razones, se sienten valorados.
Todo depende del enfoque
Por su parte, Constanza Bernal cree que el éxito de las premiaciones a final de año, está muy ligado al enfoque que le otorga el colegio. Muchas veces, dice ella, los reconocimientos se entregan por medio de un diploma y no se hacen explicaciones claras a los niños acerca de qué es aquello que están recibiendo y por qué lo están recibiendo. Esto, afirma Constanza, convierte el reconocimiento en algo poco significativo. Además, la educadora complementa diciendo que no es defensora de los premios que reconocen sólo el buen rendimiento, ya que no son coherentes con los proyectos educativos de los colegios que generalmente apuntan a una formación integral del alumno. En otras palabras, siente que reconocer únicamente un logro académico, no apunta a fortalecer otras cosas que son importantes en los procesos de formación de todos y cada uno de los estudiantes. En su colegio en particular, se entrega un premio a quien representa el espíritu del colegio según los valores que éste quiere entregar. No tiene que ver necesariamente con las notas y esto, dice ella, es rescatable pues engloba todo. “Mis favoritos son los premios por superación o esfuerzo, porque reconocen el proceso y no sólo el resultado, y reflejan mejor las áreas no-académicas”.
Posiblemente existan muchas otras visiones con respecto a las premiaciones realizadas al final del año, pero la idea de recoger estas tres diversas visiones era simplemente generar una reflexión en torno a una práctica que está instalada en distintos colegios del mundo, una reflexión donde los profesores pueden plantearse preguntas sobre la pertinencia de estas instancias, el impacto en sus estudiantes y la forma de reconocer sus talentos y logros.
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