Estuvimos un día en el único establecimiento chileno que emplea esta metodología, creada en Estados Unidos con foco en la educación inicial. Esto fue lo que vimos.
Es martes, son las 8:00 AM y en una sala del colegio Santa Cruz -ubicado a las afueras de Santiago, en Chicureo- empiezan a llegar los niños que son parte del jardín infantil del establecimiento. Uno a uno se van anotando en una lista que tiene una imagen que representa la letra inicial de su nombre. “Es un ejercicio simple para que ellos empiecen a asociar su nombre con algún objeto”, explica Joselyn Hernández, quien la asistente de párvulos y trabaja con dos educadoras sala.
Pasan 20 minutos hasta que están los 28 niños en el aula, y como si se tratara de una perfecta coreografía, cada alumno se encarga de su tarea de la semana. Está el que debe ordenar los libros, otros encargados de poner las sillas en su lugar y uno que apaga la luz o la prende, según la petición. Todo antes de la primera actividad del día: un círculo de conversación. Ahí Joselyn junto a sus compañeras Carla Del Saz y Jaqueline Cadena empiezan a cantar canciones con preguntas para saber cómo están todos.
Colegio Santa Cruz/Lorena Tasca
También hay una sesión de oración -ya que el establecimiento es católico- en el que un niño apaga la luz, se prende una vela, se cantan canciones y se lanza un dado para que al azar un niño pueda decir su oración en voz alta. Una niña pide rezar por su mascota, un perro que está muy enfermo, y otro por su papá, que ha estado en cama por un resfrío.
Así, entre canciones, pasan las horas hasta el mediodía, cuando es momento de la salida. No sin antes tener una sesión de trabajo de reconocimiento de objetos. Los niños se dividen en tres mesas y ahí se encuentran distintos objetos como secadores de pelos, grabadoras de voz, computadores portátiles, teléfonos, pendrives, tabletas y planchas, entre otros. Toda la actividad se basa en la manipulación y en el cuestionar para qué puede servir cada artefacto.
Colegio Santa Cruz/Lorena Tasca
Esa es la base de trabajo para casi todo los niveles en este establecimiento, que es el único en Chile que aplica desde el jardín infantil hasta la secundaria el currículum de High Scope, que nació en Estados Unidos en 1970, gracias al psicólogo David Weikart. Su filosofía de trabajo se basó en la teoría e investigación del desarrollo infantil, en donde los profesores se relacionan con los alumnos como facilitadores o socios y no como superiores, porque el proceso de aprendizaje se realiza a través del juego y el desarrollo de proyectos.
“Hay que tener en cuenta que High Scope es un curriculum cuyo centro es el Aprendizaje Activo Participativo. Esto quiere decir que a través de experiencias directas con objetos, personas, ideas y hechos los niños y/o jóvenes desarrollan o construyen su conocimiento del mundo. El aprendizaje se concibe como una experiencia social con interacciones significativas entre estudiantes y profesores”, explica Carola Ortiz, quien es Entrenadora High Scope certificada y Coordinadora Pedagógica del Instituto High Scope Chile, y en el colegio Santa Cruz es Jefa del Departamento High Scope.
Desde la base de los niños
Estar en círculos es una parte importante del formato de este currículum. Tanto, que al pasear por el colegio cerca de las 9:00 de la mañana o ya pasado el mediodía, se puede ver cómo en casi todos los salones se realiza una actividad en círculo. Ese espacio de encuentro dentro de la sala no sólo sirve para saber cómo están los alumnos a primera hora de la mañana, sino que es el primer paso antes de cambiar de actividad o de ramo. Es el lugar en que los docentes explican la actividad y reciben los comentarios de los estudiantes.
Por ejemplo, en la sala de 2do básico B están en clases de lenguaje y 22 niños están distribuidos en diferentes estaciones según la actividad. Hay unos que leen noticias sacadas de los diarios de circulación nacional, otros están sentados por toda la sala leyendo un libro en pareja, que puede ser sobre la historia de Chile hasta uno sobre la vida animal, es de elección libre. Otros, están en una esquina en la sección de audiolibros, mientras otro grupo realiza una actividad basada en la lectura de avisos. En la mesa hay desde avisos de perros perdidos hasta anuncios de clases de fútbol. Al leerlos, deben ir escribiendo en un papel las preguntas que hace la profesora Margarita Krese.
En la mesa la docente tiene tres vasos con distintos tipos de preguntas, y en cada uno las interrogantes se organizan según el nivel de aprendizaje de cada niño. Por ejemplo, a unos les pregunta: “¿En qué lugar ocurre?”, “¿de qué trata el texto?”. Mientras que a otros les pide escribir su propio aviso y destacar los datos importantes que debe tener un aviso. “La comunicación constante permite revisar el nivel de cada uno, y aquí no se espera que el alumno llegue a un nivel, sino trabajar desde la base que tiene el niño. Por eso hablamos tanto de ‘andamiaje’, es importante”, dice Margarita.
Al terminar las actividades de lenguaje, cada niño explica lo que aprendió, lo que no entendió, lo que le gustó y lo que no. Por ejemplo, una niña explicó que era complicado estar en la zona de los audiolibros porque éstos casi no tenían cable de una extensión que les permitiera distribuirse cómodamente en el espacio. La conclusión fue que había que desenredarlos porque estaban muy desordenados, y otros explicaron lo que les gustó de lo que leyeron, qué aprendieron, qué cosas no habían visto antes.
El lenguaje no verbal
En la misma sala de 2do básico B, junto a Margarita, trabaja Isidora Larraín. Es la docente encargada de hacer sonar un triángulo para avisarles que quedan tres minutos antes de cambiar de estación. También es la que apaga y prende la luz, en señal de que deben bajar un poco el tono de voz para que todos puedan trabajar. Y cuando pone una canción, en ese tiempo los alumnos deben ordenar el salón. “La sala nunca está en silencio y esa no es la idea, pero sí buscamos que esté como en un panel de abejas, para que todos puedan trabajar en sus cosas”, explica Margarita.
Cada docente debe escoger sus piezas o sonidos no verbales que le dan señales a los alumnos. Esos detalles son parte de la metodología del juego o del aprendizaje activo. Otro detalle importante, que es una norma para todos los docentes y en especial para los que trabajan con los más chicos, es que siempre se debe hablar con el alumno a la misma altura. Es parte importante para que los niños entiendan que están trabajando con “iguales” y no con superiores.
¿Cómo lo solucionamos?
Hay una pregunta que repiten siempre los docentes que trabajan en el colegio Santa Cruz: “¿Cómo lo solucionamos?”. Es así porque la intención de esta metodología es que el mismo estudiante encuentre la respuesta. Por eso, la base más importante de este currículum es el “Plan – Do – Review”, mejor conocido entre docentes como “PDR”, que se realiza diariamente y en todos los niveles.
Este método abarca todos los elementos del aprendizaje activo. Hay uso de materiales, manipulación, elección, uso del lenguaje, pensamiento y andamiaje por parte del docente. La secuencia diaria se realiza de la siguiente forma: período de planificación, período de trabajo y periodo de revisión.
En el periodo de planificación, los alumnos eligen y deciden qué realizarán durante el periodo de trabajo (qué harán, qué materiales utilizarán, con quién jugarán, cómo lo harán y por qué). En la etapa de trabajo los niños llevan a cabo su planes, y en el período de revisión los niños comparten y analizan lo que hicieron y aprendieron. También comparten los problemas que tuvieron y cómo los solucionaron, o cómo los podrían solucionar en una próxima experiencia.
De esa manera, un niño de 2do básico hizo un guacamayo con cartulina, con la intención de hacer un regalo para sus padres en Navidad. En clases previas, debió realizar una investigación sobre pájaros, decidir por qué ese pájaro y buscar una manera de hacerlo. Al terminarlo se lo explicó a sus compañeros, les contó su técnica y también dio una breve explicación sobre estas aves. Todos sus compañeros le dieron sus opiniones, la mayoría con intención de que lo mejorara y otros alabando el trabajo logrado. Siempre con la pregunta de las profesoras: “¿Cómo lo solucionamos?”. Las respuestas variaron entre usar una cartulina más gruesa hasta pintarlo un poco más.
Colegio Santa Cruz/Lorena Tasca
Otro ejemplo es una niña que empezó a realizar una investigación sobre la historia de los duendes, y tuvo problemas con el computador y con la búsqueda de información. Las soluciones fueron utilizar otro computador e investigar cómo optimizar la búsqueda en Internet, y considerar qué tan pertinente era dicho trabajo.
¿Y cómo se evalúa?
En este colegio la evaluación es constante. Eso sí, no existen los exámenes tradicionales, aunque algunas veces los profesores optan por realizar pruebas de contenido muy específico. Las mismas actividades continuas, en donde muchas veces la didáctica se da a través del juego, es cómo se revisa el contenido.
Pero los alumnos igual están preparados para rendir pruebas como la Prueba de Selección Universitaria (PSU) o el Sistema de Medición de la Calidad de la Educación (Simce) y obtener buenos resultados. Por ejemplo, en relación al Simce, el colegio Santa Cruz fue evaluado en la categoría de desempeño es “Alto” en todos los niveles ( 2°, 4°, 6°, 8° básico, II y III medio). Esta herramienta de evaluación contempla la distribución de los estudiantes en los niveles de aprendizaje en las últimas tres evaluaciones Simce y también se toma en cuenta el clima de convivencia escolar, participación y formación ciudadana, entre otros indicadores.
Paredes como lienzos didácticos
Al caminar entre los salones del colegio Santa Cruz no hay pared que no se utilice dentro de las salas de clases. En todos hay un espacio destinado a cada asignatura. Lo que varía entre niveles es que los de secundaria eligen qué espacio destinan a cada ramo y cómo lo adornan, mientras que las paredes de los más chicos ya están organizadas y decoradas. ¿La tarea de todos? Incluir en ellas material que sea de utilidad.
“Todo lo que ahí se ponga debe servir de apoyo, como material de consulta para ellos”, explica Ortiz durante el recorrido. Por ejemplo, en el área de lenguaje, una niña pegó recientemente unas láminas en donde puso varias palabras en Aymara y su significado, ya que realizar ese pequeño diccionario fue parte de unos de sus proyectos en la etapa de PDR. Otros, en el área de matemática, han puesto las fórmulas básicas para restar, sumar, multiplicar. En el área de lenguaje, en varias paredes hay preguntas que todos los días deben plantearse los niños, tales como: “¿Entiendo lo que estoy leyendo?”.
Colegio Santa Cruz/Lorena Tasca
Todas las paredes y elementos también se van adaptando según las necesidades e intereses de los niños. También a sus culturas, para que si, por ejemplo, un niño es extranjero, este tenga dentro de su campo visual algo que lo mantenga cercano a sus raíces.
“El currículum High Scope es flexible, se adapta a los niños, costumbres, nivel socio-económico, geografía, etc. Lo importante es mantener los principios y prácticas que garantizan que el currículum logre buenos resultados y un aprendizaje efectivo. Por este motivo, High Scope se utiliza en diferentes lugares del mundo; USA, Canadá, China, Corea, Portugal, Irlanda, Indonesia, Sudáfrica, México y Chile. Por lo tanto, los centros educativos que utilizan High Scope en Chile respetan los principios y prácticas realizando adaptaciones con sus proyectos educativos, y acorde a los lineamientos vigentes en el currículum o en la educación chilena”.
A ti, ¿qué es lo que más te llama la atención de este currículum educativo?
Hola cómo puedo hacer el enlaces de los nombres no entiendo cómo lo puedo hacer si me pueden ayudar por favor
Hola, ¿nos puede comentar mejor qué quiere hacer con qué enlaces? Para entender mejor y ver si le podemos ayudar 🙂