Libros, interacción y diálogo: los simples tres elementos que se necesitan para llevar a cabo una actividad que según la evidencia, tiene un gran impacto en el aprendizaje de todos los estudiantes.
Después de leer un libro, los estudiantes se sientan en círculo para compartir ideas de los elementos de la lectura que más les llamó la atención. Mientras tanto, el profesor modera, respeta los turnos y fomenta un debate sano entre ellos. Así funcionan las tertulias literarias. “De las técnicas que conocemos, es una de las más eficaces para reducir la brecha de las desigualdades. Rompe con el determinismo educativo que dice que si eres de un barrio pobre, vas a recibir una educación de mala calidad. Todo depende de lo que hagamos”, dice a Infobae Rocío García Carrión, investigadora del Centro de Teorías y Prácticas Superadoras de Desigualdades de la Universidad de Barcelona.
Lo que explica Rocío es que estas tertulias son replicables más allá de las diferencias coyunturales y son sustentables a lo largo del tiempo.
Eso es lo que según ella y según la evidencia, hace que esta práctica sea tan potente a nivel global. La eficacia de esta sencilla actividad ha sido probada en lugares como Latinoamérica, Europa y Asia, por eso, ella afirma en Infobae que el valor de las tertulias literarias van más allá de la mera especulación. ¿Cuáles son los datos? Según se explica en el mismo medio, la evidencia indica que en una clase de literatura tradicional, los docentes participan un 75% del tiempo. En cambio, en las tertulias donde el diálogo literario es prioritario, esta proporción se invierte; el profesor, entonces, sólo participa un 10% y el resto del tiempo está destinado a que los estudiantes intercambien ideas.
“Los estudios nos permiten afirmar que en las tertulias dialógicas literarias se desarrollan dos aspectos a la vez. Por un lado, una mejora medible en la capacidad de lectura. Después de 10 sesiones se comprobó que elevan dos puntos con respecto al grupo de referencia. Por otro, se impulsan actitudes de altruismo, de razonamiento moral, de amistad”, explica García Carrión. Esto quiere decir, que la actividad no sólo refuerza la capacidad lectora, también potencia las habilidades socioemocionales, tan esenciales en la formación de hoy.
Los dos elementos principales de estas tertulias son la interacción y el diálogo.
Significa que no se necesitan grandes recursos más allá de los libros para poder aplicar esta técnica que ha demostrado tener un impacto positivo en el aprendizaje, especialmente, según indica la experta, en contextos vulnerables. Lo más clave es entender este espacio como un lugar donde todos los estudiantes lectores pueden expresar sus impresiones y participar activamente en las conversaciones y para lograr esto, el rol del profesor es fundamental; la persona que lidera la tertulia tiene que organizar tiempos, dar la palabra, invitar a los lectores a dialogar y motivar a expresar sus opiniones sobre las obras leídas. Además, al final de la actividad, es clave que el profesor, a manera de conclusión, invite a los estudiantes a que conozcan las obras comentadas por los demás estudiantes.
Aparte del ejercicio de la lectura, este espacio favorece una charla que es compartida y abierta, una conversación donde todas las opiniones son válidas y donde todo el grupo se enriquece de las diversas impresiones. En ese sentido, se puede entender entonces como un espacio democrático e incluyente, fundamental para la educación en valores y habilidades sociales como el respeto por la opinión de otros. Libros, interacción y diálogo: tres elementos claves de una dinámica que puede ser aplicada en cualquier sala de clase para potenciar las habilidades de TODOS los estudiantes.
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