En 2013 descubrió el fascinante mundo del arte matemático después de ver un capítulo de “The Big Bang Theory” en una habitación de hotel en Buenos Aires. Ahora, es la única chilena que ha participado en exposiciones de este estilo en países como Corea, Estados Unidos, Canadá y Finlandia, entre otros.
Regina Bittencourt ya suma 40 años trabajando como programadora, pero fue en 2013 que descubrió una pasión que sueña con llevar a las salas de clase: el arte matemático. Una perfecta fusión entre algo que siempre le ha fascinado como las fórmulas, teoremas y muchos números, con algo que la mantiene todos los días aprendiendo algo nuevo: el arte. “Creo que antes de esto, yo sólo había pintado en el colegio, no más. Pero esto me ha hecho aprender muchas cosas de nuevo”, cuenta.
Todo empezó después de ver un capítulo de “The Big Bang Theory”, serie que empezó a seguir durante un período en que una habitación de hotel, en Buenos Aires, se convirtió en su casa durante dos años por motivos laborales. Una noche, después de una larga jornada laboral, se encontró con el episodio 10 de la cuarta temporada, en el que Sheldon Cooper -el gran protagonista de este show- empieza a explicar por qué el número 73 es el mejor de todos los números.
“No me quedé con lo que dijo Sheldon Cooper y empecé a averiguar en Internet y me encontré con muchas cosas fascinantes. También me encontré con el arte matemático, de las tantas expresiones que existen en música, teatro, esculturas… así que hice mi primera obra en honor al número 73”, explica.
Con acrílico sobre tela realizó una obra que muestra cómo el número 73 está presente en tantas cosas. “El número atómico del tantalio (Ta) es 73; la estrella es un hexagrama de 73 puntos con un hexágono de 37 puntos en el recuadro; y todo número entero impar mayor que 1 puede escribirse como la diferencia de dos cuadrados (372 ‐ 362 = 37 + 36) (…) ¡Cordiales saludos! (73 es la abreviación Morse para “Cordiales Saludos”)”, escribe en un compilado de algunas de sus obras.
La obra la postuló el 14 de marzo de 2013 -que fue el día 73 del 2013- a una exposición en los Países Bajos. Fue seleccionada y así se convirtió en su primera pieza en viajar al extranjero. Desde entonces ha creado más obras inspiradas en temas matemáticos como el número número Phi y se ha convertido en la única chilena en exponer arte matemático en países como Corea, Estocolmo, Eslovenia, Canadá, Francia y Estados Unidos.
“The Big Bang of …”, obra relacionado con Phi. Cortesía de Regina Bittencourt.
En las salas de clase de Finlandia
Otro de los lugares a los que llegaron varias de sus obra fue a Finlandia y cuando lo hizo, llegaron hasta las salas de clase de varias escuelas. “Allá me invitaron para que mis obras fueran parte de una exposición itinerante durante un año y durante ese período, mis obras junto a muchas otras cosas matemáticas, fueron de colegio en colegio, para que los niños vieran la matemática de otra forma, para que tuvieran un contacto diferente que sólo estudiarla”, explica Regina.
En Chile ha tenido la oportunidad de realizar algunas charlas a colegios durante las exposiciones que ha realizado en espacios como las galerías de la Pontificia Universidad Católica de Chile o la Universidad Andrés Bello. Una de las principales obras que explica en sus charlas es una titulada Hendeka, que realizó con acrílico sobre tela y es un figura hecha con cuadros de distintos colores, que seleccionó en base al resultado de 240 números de RUT, que es la cédula de identidad chilena.
En una tabla de excel, puso su RUT y anotó 124 números sucesivos y les aplicó la fórmula para calcular el dígito verificador, que va desde el 0 al 9 y la letra K, que equivale a 10. La fórmula la encontró en un archivo del Ministerio de Justicia de Chile. Para la selección de colores, hizo una lámina previa en donde seleccionó los colores del arcoiris y les puso un número, agregando el dorado para los que tenían el número 10 (K). Bajo esa misma idea, realizó otra obra llamada Hendekar, pero tomando en cuenta números de patentes de autos.
“Siempre me ha pasado que mientras estoy explicando cómo hacer el cálculo, los niños ya están calculando en base a su número de RUT para ver qué color les resulta. Y mi idea siempre es esa, tomar cosas cotidianas y el RUT, por ejemplo es nuestra identificación de vida. Pero también es importante hacer que los niños investiguen, descubran cosas y que después, vean que ese descubrimiento lo pueden transformar en cualquier expresión artística”, cuenta Regina.
La matemática como bombón
Regina no trabaja sus obras sólo sobre tela y con pintura. También se ha puesto a experimentar con programas de software como Surfer, uno que permite hacer mapas, trazar líneas y crear piezas en 3D. Una de las primeras piezas que realizó con esa técnica fue una llamada I Love Chocolate!, que resultó ganadora del primer lugar de la exposición Imaginary, en Israel.
Imaginary es una plataforma para las matemáticas abiertas e interactivas, donde se presenta una variedad de contenidos que puede usarse en escuelas, en el hogar y en los museos. La intención de Imaginary es mostrar todas las posibilidades interactivas que tiene la matemática.
“I Love Chocolate! resultó de una superficie algebraica séxtica, aquella del cubo que conforma el bombón, junto a otra superficie cúbica que forma el envoltorio del chocolate: (x6 +y6 +z6 ‐1)*‐(x3 +y3 +z3 ‐0.5) = 0”, explica Regina en uno de sus portafolios.
“Para hacer esta obra y todas las que he hecho con ese programa, he jugado mucho y creo que eso es lo que hay que hacerle entender a todo el mundo, especialmente a los niños, que la matemática puede ser muy divertida. Sólo es cuestión de cómo te la presenten, te la muestren. Y aunque a mi siempre me ha gustado la matemática, por mi relación con la programación y la tecnología, creo que al enseñar con esta fusión de matemática y arte, muchos más niños aprenderían más, porque primero hay que pasar por un largo proceso de investigación, de descubrir. Por eso espero poder llevar estos a muchas más salas de clase, especialmente acá en Chile”, dice Regina.
Bajo esa premisa, Regina insiste en que la matemática está para ser descubierta todos los días, en muchas instancias cotidianas y esa es la parte fascinante. También la posibilidad de entender el universo a través de esta ciencia y transmitirlo a través de una expresión artística, que puede demostrar la belleza intrínseca de cada explicación numérica.
Leave a Reply