Escoger las palabras indicadas y evitar palabras como “no”, son algunas de las estrategias que se proponen.
El poder de una buena clase, más allá de los contenidos, tiene mucho que ver con las palabras que se escogen y la forma como éstas se utilizan. Alyssa Nucaro, profesora de inglés, matemáticas, y educación diferencial de Tennessee asegura que de hecho, una de las cosas más difíciles que ha tenido que hacer como profesional, es cambiar su lenguaje para empoderar y motivar a sus estudiantes.
“Se necesita práctica y conciencia para usar un lenguaje poderoso y efectivo. Por lo tanto, uno de mis objetivos cada año, es asegurar que mi comunicación con los estudiantes los motive y empodere con el fin de guiarlos hacia el cumplimiento de metas. Quiero que ellos aprendan cómo tomar decisiones constructivas, reflexionando sobre decisiones pasadas”, asegura esta profesora quien para el medio Edutopia, sugirió algunas estrategias para utilizar un lenguaje positivo en la sala de clase.
Confianza en las habilidades de los estudiantes
Es clave demostrar a través del lenguaje la confianza que se tiene en los estudiantes. De esta forma demostrarás cuánto crees en ellos. Comunicar con palabras positivas este mensaje, permite a los estudiantes tener la confianza para cumplir expectativas, trabajar de manera colaborativa, escuchar con atención y trabajar de manera competente. Un ejemplo que da la profesora es el siguiente: si ves a un estudiante incumpliendo alguna norma, puedes utilizar expresiones como “sé que conoces las reglas, así que te agradezco mucho si puedes cumplirla para tu propio beneficio”. Frases como estas demostrarán al estudiante que creen en él o ella y al mismo tiempo, se refuerza una norma.
Escoger la palabra correcta
Un lenguaje inclusivo, positivo y empoderador, permite que se genere una confianza al interior del aula. Un ejemplo de esto pueden ser el uso de palabras como “apoyo” y “guía”, en momentos en los cuales los estudiantes está teniendo dificultades, pues permiten al estudiantes seguir adelante teniendo la certeza de que cuentan con orientación y ayuda. La elección correcta de palabras permite además, que el estudiante crea en sí mismo, entendiendo que tiene un profesor comprensivo, empático e inclusivo. Además, reflexionar acerca del uso de las palabras indicadas y escoger éstas de una manera sabia, hace que los estudiantes entiendan que está bien tomarse un tiempo para organizar, preparar y presentar ideas de una forma que sea significativa para todos en la clase.
La honestidad
El uso de un lenguaje directo permite a los estudiantes confiar en sus profesores, lo que también fomenta un ambiente de crecimiento. Hablar de manera honesta y directa permite al estudiante sentirse respetado, seguro y con el apoyo necesario para tener éxito en lo académico y en lo conductual. Además, ser directo y honesto también es una forma de comunicar expectativas claras, comentarios positivos y constructivos. Con una comunicación directa, no hay malas interpretaciones.
No decir “no”
Este punto parece complicado pues muy a menudo los mensajes se pueden centrar en aquello que no se debería hacer o decir en clase. Sin embargo, hay una forma positiva de plantear lo mismo. Esta profesora sugiere reemplazar el “no… ” por frases más propositivas. El ejemplo que ofrece es: en lugar de decir “No utilices eso”, puedes decir cosas como “Para esta clase sólo utilizaremos X cosas”. Re-frasear el “no” es un buen ejemplo de cómo un lenguaje positivo permite a los estudiantes pensar en sus acciones para tomar decisiones en clase más positivas.
Practicar
Al igual que los profesores, los estudiantes también deberían practicar un lenguaje positivo a diario. De esta forma pueden reflexionar sobre aquellas palabras que tienen connotaciones negativas, hecho que les permitirá ser más conscientes del impacto que puede tener el lenguaje en ellos mismos y en los demás. Esta profesora en particular aplica una regla en su clase: por cada declaración negativa, los estudiantes deben decir al menos tres declaraciones positivas para toda la clase. “Con la repetición y la implementación consistente, los estudiantes aprenderán a usar un lenguaje positivo para hacer del aprendizaje un proceso más significativo y reflexivo”, afirma Alyssa.
Y tú ¿qué estrategias utilizas para empoderar a tus estudiantes?
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