“Ser articulado con las palabras es una de las habilidades más importantes que una persona puede poseer y, por lo tanto, una de las habilidades más importantes que un maestro puede fomentar”.
El profesor Robert Ward basa la relación con sus estudiantes en la comunicación que tiene con ellos. Según lo explica en Edutopia, cuando se expresa con empatía, valida los pensamientos, sentimientos y experiencias de cada uno de ellos. De esta forma, a través de sus palabras, cada alumno se vuelve una parte integral de la comunidad del aula. Ward valorar las palabras, las conversaciones casuales y las discusiones en clase y ha enfocado su labor en que todos sus estudiantes sean escuchados y entendidos. Lo más clave, para lograrlo, ha sido generar la confianza necesaria, pues tal como él lo dice, “los niños no se abren ni comparten, si no confían en que sus profesores y compañeros están realmente de su lado. Los niños no tienen el ímpetu de revelar sus pasiones y sueños, si no pueden conectar esas cosas con lo que están aprendiendo”. Lo más importante entonces, es lograr que los estudiantes reciban las estrategias que les permitan expresarse de una forma clara y precisa, estrategias que les den la voz que necesitan para sentirse empoderados.
Identificar las palabras correctas
Ward cree en el poder de las palabras, pero también reconoce la importancia de que los estudiantes aprendan a medir el uso de éstas. La elección correcta de palabras, dice Ward, puede cambiar la vida de alguien, incluso la vida de la persona que eligió aquellas palabras. “Ser articulado con las palabras es una de las habilidades más importantes que una persona puede poseer y, por lo tanto, una de las habilidades más importantes que un maestro puede fomentar”, asegura el profesor. Teniendo en cuenta esto, los profesores pueden profundizar en el efecto que tienen las palabras (habladas y escritas) para que más adelante, sean los estudiantes los que identifiquen cuándo las palabras pueden sanar o herir, explicar o confundir, encantar o repeler, separar o unir… ¿Cómo lograrlo?
Analizar discursos históricos, debates políticos, charlas TED e incluso tuits relacionados con el tema de la clase, son actividades ideales para que los estudiantes, guiados por el profesor, expliquen los puntos en los que la elección de palabras tienen un impacto significativo. Además, cuando el impacto es involuntariamente negativo, la actividad también se puede convertir en un ejercicio perfecto para que los estudiantes, en grupo, repasen frases claves y hagan sus propias mejoras. “A través de este modelado y la conciencia de cómo manejar las palabras, la escritura y las interacciones personales de los estudiantes se vuelven cada vez más sofisticadas y matizadas”, dice Ward.
Las palabras de los profesores
Al manejar el uso de sus propias palabras, los profesores también pueden marcar la diferencia con respecto a la relación que tienen con sus estudiantes. Las palabras bien escogidas sirven para guiar, felicitar, motivar, pero, ¿cómo mejorar el uso del lenguaje para mejorar la conexión con los estudiantes? Wars comparte las siguientes ideas:
1. Analizar la forma como otros profesores que admiras se dirigen a sus estudiantes. Adapta sus palabras a tu propio estilo.
2. Mejorar las respuestas –positivas y negativas– a los comportamientos de los estudiantes. Para esto, puedes tener una selección de frases que puedan calmar diversas situaciones. Cuando las cosas están muy complicadas, la buena comunicación con ellos es esencial: pregúntales qué necesitan de ti pues su respuestas pueden ser razonables. Algo tan simple como esto puede ser la clave para que tus estudiantes te reconozcan como un profesor sensible. Cuando veas progreso, no olvides decir también algunas frases como: “Gracias por permitir que tu verdadero yo brille”.
3. Un refuerzo positivo para que los estudiantes se sientan verdaderamente reconocidos en clase. Esto se puede hacer a través de los elogios sobre logros específicos o agradecimientos.
4. Encuentros frente a frente para ir mucho más allá de simplemente calificar una prueba. El objetivo es que haya un intercambio de ideas entre el docente y el alumno. “Interactuar con los estudiantes es una forma de arte que requiere una práctica dedicada y produce resultados maravillosos. La facilidad de un maestro para hablar con los niños en gran medida determina si forman un vínculo con sus alumnos, y si, a cambio, esos estudiantes se expresan libremente y con mayor precisión y habilidad”.
Showing Students the Power of Words, Edutopia.
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