Sin duda, la lectura es un vehículo de comunicación con los demás, con el entorno y también consigo mismos. Por eso y más, hay que incentivarla desde la educación inicial.
Sabemos que las exigencias sociales por las cuales se entiende hoy qué es estar alfabetizado han cambiado. Estar alfabetizado para participar en la sociedad interconectada del Siglo XXI, significa comprender una multiplicidad de textos que circulan en el espacio social en distintos soportes.
También hay que comprender nuevas interfaces entre lo oral y lo escrito, saber seleccionar la información adecuada, aprender a dar respuesta rápida y oportuna.
La alfabetización no es estática, sino histórica. Va cambiando de acuerdo a los nuevos requerimientos sociales, los usos sociales y las tecnologías de la escritura.
La alfabetización no puede confundirse con el deletreo
La definición de alfabetización ha cambiado y los sistemas educativos tienen que moverse, pues estar alfabetizado hoy es:
- Poder circular en el entramado social de lo que está escrito.
- Saber leer textos en los soportes que la cultura define, de variados grados de dificultad y con propósitos distintos.
- Buscar y obtener información, con diversos tipos de bases de datos en papel o pantalla.
- Comprender y apreciar la belleza y la inteligencia de ciertos modos de comprensión, como lo es la belleza del texto literario.
Es por ello, que para llegar a este tipo de lector es necesario que la educación avance con las habilidades de lectura y aproveche los primeros años de la escolaridad de los niños, en este caso desde la educación inicial.
La habilidad lectora es una destreza que se inicia en la primera infancia
El primer contacto con los libros debe ser incentivado lo más pronto posible, ya que es el pilar básico para el correcto desarrollo de los niños. De hecho, es ideal incentivar la motivación lectora desde el nacimiento.
La lectura es un vehículo de comunicación con los demás, con el entorno y también consigo mismos. Ayuda a mejorar la capacidad de atención y a pensar de manera más crítica. Esa capacidad de concentración y de focalizar en una sola actividad, resulta muy útil para la realización de múltiples tareas. A nivel lingüístico, favorece el aumento de vocabulario, mejora la ortografía, la expresión oral y escrita; esta última se desarrolla más en la etapa escolar.
Por otro lado, gracias a la estructura esquematizada de los cuentos, la mente de los niños se estructura de forma organizada, entendiendo causas y consecuencias. También aumenta la capacidad de empatía, entendimiento con los demás, al ponerse en el lugar de los personajes.
La lectura es un instrumento que incrementa su aprendizaje activo y fomenta la autonomía
Es importante comenzar desde pequeños a leerles y mostrarles los libros que se les lee. Esta actividad, que debe ser llevada a cabo todos los días durante quince o veinte minutos, les estará ofreciendo a los niños la capacidad de comunicarse con otros y también adentrarse a la comprensión de las palabras a través de las imágenes.
En los primeros años, la combinación palabra-imagen o texto-imagen es fundamental que sea contado y mostrado, pues les sirve de asimilación de significado y de modelo lector. Por esto, la enseñanza de la lectura no puede reducirse a una alfabetización mecánica.
En consecuencia, en la educación el acercamiento a la lectura debe estar impregnado de encuentros mediados estratégicamente. Tienen que ser instancia que abran la posibilidad de visualizar mundos posibles y fantasiosos, con los cuales los niños disfruten y construyan sus deseos permanentes de leer. ¡Así se construye el inicio del camino lector!
El proceso que se realiza desde pequeño se impregna en los niños. Sienta las bases para futuras lecturas por sí mismo y cuanto antes se comience, antes se apropiará de las habilidades necesarias para conocer las demás áreas del conocimiento.
El proceso de la lectura acerca la posibilidad de construir la dinámica que ella posee
Como ya hemos mencionado: es un proceso que da a conocer cómo suenan las palabras, qué tonalidad tienen y qué significado se puede extraer de ellas. Es así como la gramática y la sintaxis comienzan a desarrollarse y evolucionar, primero desde la escucha y luego desde la oralidad, finalizando en en el proceso lector autónomo.
Leer antes de poder hacer una lectura autónoma –leer sin saber leer– es el camino que le permite al niño encontrar en la lectura un gran espacio. Uno en el que no solo puede aprender, sino que le permite disfrutar ideas, historias y mundos fantásticos que vienen de las voces de los textos.
Otro aspecto interesante que despierta en los niños la lectura temprana, es la capacidad de reconocer, entendiendo por reconocimiento: identificar y comprender un signo con un significado y a partir de allí, un mensaje. Este aspecto empieza a develar el mundo del lenguaje como un fenómeno indispensable para comprender todo aquello que viene inmerso en la realidad.
Por todo lo expuesto, la lectura en la primera infancia, se debe considerar como la caja de herramientas que influirá en la construcción del yo , la interacción con los pares, el aumento del vocabulario, el diálogo con los demás y en todas las habilidades de pensamiento que deben desarrollar los niños .
Leer desde el nacimiento y durante toda la educación inicial, será una gran ventaja para el futuro de los niños como estudiantes en esta educación enfocada en las habilidades del siglo XXI.
Karina Inés Gómez es licenciada en Ciencias de la Educación; formadora de directores y educadores; asesora en necesidades educativas inclusivas. Máster en liderazgo directivo en escuelas. Karina se encuentra desarrollando una capacitación de alfabetización inicial, para detalles de inscripción, escribir al siguiente correo: [email protected]
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