Fomentar relaciones más profundas, reforzar la confianza y las habilidades de comunicación de los/as estudiantes, son algunos beneficios de usar títeres en clases.
Olivia Karaolis se desempeña como profesora de la Escuela de Educación y Trabajo Social de la Universidad de Sydney y cree –firmemente– en el poder de los títeres para fomentar las relaciones, construir conexiones con todos los estudiantes y desarrollar una comunidad respetuosa y diversa. Así lo explicó en un artículo publicado en Edutopia.
Gran parte de la atención de Olivia se ha centrado en la creación de comunidades inclusivas, a través del marco de las artes creativas. En este sentido, la profesora hace un gran llamado a aquellos educadores/as que dudan en usar títeres: “No temas, no necesitas las habilidades de un titiritero profesional”.
¿Por qué usarlos es tan beneficioso? Aquí te dejamos algunos de los motivos que señaló esta docente y te pueden motivar a incorporar títeres en tu método de enseñanza:
1. Es una herramienta que da voz:
El atractivo de la marioneta puede motivar a los estudiantes, incluidos aquellos que son tímidos, a participar de conversaciones –generales en el aula o en temas específicos–, o de materias como la ciencia y la conservación .
El títere puede actuar como un modelo a seguir y dar a los/as niños/as la práctica de hablar frente a un grupo. También ofrece protección, un amortiguador entre los/as niños/as y sus compañeros de clase.
Olivia está convencida de que los/as niños/as se sienten mucho más cómodos compartiendo sus ideas con un títere y más entusiasmados al responder las preguntas con uno, ya que lo ven como un amigo o compañero. Esta relación contrasta con la posición dominante del docente, evitando –o minimizando– los posibles miedos de equivocarse en las respuestas.
2. Construyen un camino hacia las relaciones sociales:
Los títeres también mejoran la calidad de las relaciones entre profesores y estudiantes. La docente ha descubierto que los/as estudiantes están más dispuestos a comprometerse con ella y a confiar, porque la asocian con su títere.
Lo anterior quiere decir que el títere evoca un sentido de alegría y diversión personal, lo que indica que va alterando las relaciones de poder que son inherentemente parte de la escolarización, intencionalmente o no.
Por ello, el títere libera de sus roles a los miembros de una comunidad educativa, y crea un espacio alternativo para conectarse entre todos. Es decir, permite un espacio de mayor libertad en las interacciones.
3. Permite hablar el idioma de los/as niños/as
En la mayoría de las aulas, el lenguaje hablado es el método de comunicación dominante. La dependencia de este método tradicional de instrucción y expresión puede, potencialmente, excluir a algunos estudiantes.
Por el contrario, el uso de una marioneta permite apoyar el significado de las palabras moviéndola para crear gestos, sonidos y otras formas de comunicación no verbal. La elección de títeres puede ayudar a comprender conceptos importantes, como las emociones porque puede imitarlas y desenvolverse en ellas.
4. Los títeres permiten implementar prácticas restaurativas
Como las relaciones son la base de las prácticas restaurativas, un títere puede ser una herramienta muy útil para llevar enfoques restaurativos al aula. Por ejemplo, las marionetas pueden ir más allá de identificar las emociones, y ayudar a los niños a comprender y resolver los conflictos de manera respetuosa. Asimismo, un títere también puede desempeñar un papel en los enfoques restaurativos de los problemas de comportamiento.
En ese sentido, el títere invita a los/as niños/as pequeños a compartir sus puntos de vista sobre una situación o incidente utilizando las siguientes indicaciones: qué pasó, cómo te sientes, cómo se sienten tus compañeros, qué se puede hacer para mejorar, entre otras.
La presencia de un títere puede tener una influencia tranquilizadora durante la resolución de conflictos, ya que es menos amenazante que un adulto. Por otro lado, la marioneta también puede ayudar al docente a obtener una visión más profunda de las intenciones de los/as niños/as involucrados, y puede ayudarlos a aprender de sus errores.
Por último, la docente finaliza su reflexión con la frase: “Nunca volveré a dar una clase de educación infantil sin un títere”.
¡Nunca es tarde para probar métodos nuevos!
Leave a Reply