La imaginación, los sentidos, la paciencia y el amor por la ciencia son los aprendizajes que busca generar el proyecto “Mi Zona, un laboratorio natural”.
Cecilia Mercedes Montecinos Ulloa, docente de Ciencias y encargada de la Escuela Rural Hueque, en la región de Los Lagos, dirige un proyecto que busca potenciar la innovación más allá de la sala de clases y así, apreciar mejor el entorno.
Sus estudiantes son de la localidad de Huequi, donde se encuentra la desembocadura de un río. Un lugar con una combinación de bosque nativo, flora y fauna, que genera un ambiente perfecto para el proyecto de investigación Mi zona… un laboratorio natural, que desarrollan con cámaras trampa, ideales para capturar imágenes fotográficas de animales en estado salvaje. Estas cámaras se instalan en un sitio difícilmente observado por el animal al cual se espera registrar.
En la zona es posible avistar muchos animales, tanto marinos como terrestres tales como pudú, puma, martín pescador, monito del monte, caballito del monte, gaviotas, toninas y ballenas, entre otros. De esta manera, la profesora brinda a los estudiantes la posibilidad de crear sus propios registros y proyectos de investigación.
“El proyecto potencia la innovación pedagógica porque es una manera de aprender que sale de las barreras de la sala de clase; utiliza su propio entorno como medio de aprendizaje y como el principal potenciador del desarrollo de habilidades”, comentó la docente y encargada del proyecto.
Imágenes, encuestas, entrevistas y observación directa del entorno
En 2019, los estudiantes realizaron las investigaciones científicas: Pudú aquí, yo te cuido y en 2020 y Animales migratorios de la costa y mar de Chaitén. La intención en el futuro es perfeccionar esos trabajos con una mejora en la observación y para ello, las cámaras trampa cobrarán un rol fundamental.
Captar imágenes inéditas de animales nativos que habitan la localidad –en su hábitat natural– es el objetivo principal de Mi zona… un laboratorio natural. Fotografías que se deben acompañar con el acercamiento y descripción de sus características, que con la observación directa no se pueden obtener, porque los animales tienden a huir al ver a un humano.
Con las imágenes, realizarán las diferentes etapas del proceso de investigación científica, con su respectiva metodología de trabajo. De esta manera, el proyecto desarrollará la observación, investigación y comunicación de los aprendizajes obtenidos. Además, participarán en investigaciones experimentales y no experimentales, por medio de la observación, manipulación y clasificación de la evidencia.
Según la profesora Cecilia, todo el proyecto está centrado en los estudiantes, porque tiene como laboratorio natural el lugar en que viven. "Están muy conscientes de la importancia del conocimiento de su entorno y, en base a ellos, poder construir sus propios aprendizajes. Por ejemplo, propusieron las actividades que se realizarían y cómo éstas podían ser un aporte a la comunidad completa", comentó Cecilia.
Los estudiantes asumieron un rol colaborativo, resolutivo y cooperativo
El rol de los estudiantes ha sido el más importante durante el proceso de desarrollo de Mi Zona, un laboratorio natural, porque fueron quienes desarrollaron toda la investigación y descubrieron otros talentos, como la edición de registros audiovisuales, uso creativo de la escritura para la presentación de proyectos, habilidades comunicacionales y liderazgo, entre tantas otras.
Así, las cámaras trampas se transforman en un recurso que permite motivar a los estudiantes con las ciencias y descubrir fauna y zonas geográficas que no siempre puede ver el ojo humano. Es la oportunidad de entrar a un mundo desconocido para que niños y niñas descubran sus habilidades científicas.
Por su innovadora forma de convertir el entorno en un espacio de aprendizaje, este proyecto es finalista de Elige Innovar 2021.
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