Ser profe es una aventura que se vive día a día, pues lo que podría parecer estable dentro del aula en cualquier momento podría cambiar. En el proceso educativo interactúan múltiples factores que van cambiando la realidad en la que se enseña, por lo tanto, un docente requiere de ciertas habilidades que le permitan ir adaptándose a este ambiente dinámico y, así, poder tomar las mejores decisiones pedagógicas posibles en favor del aprendizaje de sus estudiantes. A continuación, te presentamos 3 habilidades que se consideran fundamentales en la docencia del siglo XXI.
Un profe debe tener una actitud de apertura hacia sus estudiantes que le permita escucharlos de forma empática y mostrar interés en lo que piensan, sienten y experimentan de su entorno. La empatía requiere ponerse en el lugar del otro y, en el proceso educativo, esto refiere a ver más allá de las calificaciones, significa ver a los estudiantes a la cara y adecuarse a sus necesidades. Los mejores profes son aquellos que se comprometen con sus estudiantes y a través de empatizar con ellos les ofrecen un espacio de confianza, protección y motivación al aprendizaje.
Un profe que trabaje con un enfoque en la mentalidad de crecimiento es fundamental, ya que estará ofreciendo a sus estudiantes oportunidades para que crezcan a través del proceso de aprendizaje. Esta habilidad es un factor importante para el cambio que necesita la educación, ya que fomenta la curiosidad por aprender, el aprender cómo aprender, la resignificación del error como parte del aprendizaje, a trabajar de forma autónoma y colaborativa y a formar agentes de cambio.
Un profe innovador es un agente de transformación que a través de la implementación de actividades desafiantes genera cambios positivos en el ámbito escolar. Los estudiantes necesitan sentirse partícipes de sus clases, poder proponer, opinar, resolver y reflexionar en el proceso de su aprendizaje y para esto se necesitan profes que se desafíen a cambiar sus prácticas y estén constantemente preparándose para los desafíos que el siglo XXI trae consigo. Un docente innovador, entonces, debe destacarse por ser creativo, fomentar la colaboración, debe ser un profe-investigador, flexible y adaptable, debe usar herramientas tecnológicas y generar ambientes de aprendizaje participativos y significativos.
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