Expertos en motivación concluyeron cuáles son los aspectos más determinantes cuando se trata de impulsar académicamente a los estudiantes.
Motivar a los estudiantes es complicado, pero después de casi dos años de clases a distancia, hacer que se vuelvan a involucrar en su propio proceso de aprendizaje se ha vuelto primordial para retomar el rumbo.
La Asociación Estadounidense de Investigación Educativa en su última reunión anual se preguntó lo mismo: ¿Cómo motivar realmente a los estudiantes? Al encontrar algunas respuestas, derribaron varios mitos. A continuación, 3 de sus hallazgos más significativos.
1. Una tarea difícil tiene que verse entretenida
Un estudio de la Universidad de Columbia –Más allá de los resultados: cómo el enfoque regulatorio motiva los procesos de búsqueda de objetivos del consumidor-, descubrió que la persistencia que una persona tenga al realizar una tarea se relaciona más con la importancia que le atribuye, que con lo divertida o seria que sea. Las personas dedican más tiempo a las tareas presentadas como importantes que a las presentadas como agradables. Además, la persistencia disminuyó cuando le agregaron elementos agradables a las tareas presentadas como importantes.
“Si se considera agradable sumar un elemento divertido a una actividad eso puede motivar a hacerla de nuevo, pero si se considera importante, agregarle diversión puede terminar por debilitarla (...) La idea es que cuando una actividad te importa, estás más involucrado en ella, haciendo que la diversión aumente y queden las ganas de hacerla de nuevo”, dijo Tory Higgins, uno de los autores del estudio.
2. Un consejo basta para dar un empujón
Dar un consejo a un alumno lo ayudará, pero Ayelet Fishbach, doctora en ciencias del comportamiento de la Universidad de Chicago, demostró en el estudio: Querida Abby: ¿Debo dar consejos o recibirlos? que es más fácil aprender dando consejos a otros sobre sus fracasos, que recibir uno y tomar conciencia de los propios errores. Es decir, es más fácil buscar ayuda para los demás que para uno mismo, y aprender de los fracasos ajenos que de los propios, asegura el estudio.
En el experimento que hizo Fishbach, un grupo de jóvenes tuvo que dar consejos a sus compañeros de cursos más pequeños sobre cómo estudiar y mantenerse motivados, mientras que otro grupo recibió estos mismos consejos pero de su profesor. Luego de 4 semanas, el grupo que dio consejos, logró un mayor aumento de horas de estudio en comparación al grupo que recibió consejos. Sin darnos cuenta, nos predisponemos a seguir el propio consejo que le estamos dando a otro.
3. La automotivación
Para tener éxito, los estudiantes deben aprender a motivarse por sí mismos. Sin embargo, no todas las formas de automotivación funcionan por igual y las edades también influyen en esto.
El psicólogo educativo de la Universidad Estatal de Texas, Carlton Fong, descubrió que para los estudiantes universitarios establecer objetivos cercanos se asoció con un mejor rendimiento académico. Esto no ocurrió con alumnos a nivel escolar, que tampoco se motivaron más intentando alinear sus intereses con alguna tarea académica.
Para el grupo de menor edad se vieron resultados positivos cuando controlaron su entorno de trabajo, con la finalidad de evitar interrupciones. De esta forma, percibieron sus capacidades para hacer las tareas y pensaron en las consecuencias negativas de no alcanzar sus metas.
Te invitamos a revisar la nota original en inglés: 3 Counterintuitive Findings About Motivation That Teachers Can Use.
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