Ideales para que los estudiantes canalicen energía, aprendan a interactuar y ¡aprendan! También ayudan a trabajar las emociones.
La neuromotricidad se trata de un importare proceso de aprendizaje, que a través del movimiento favorece el desarrollo cognitivo, social, afectivo y emocional. Además, es clave para niños y niñas canalicen energía, aprendan a interactuar y puede ser una actividad clave para canalizar los procesos de aprendizaje.
Este proceso también se trata de una actividad en la que se activan muchas áreas cerebrales del cerebro, que son importante trabajarlas en todas las etapas de la vida. Por esa razón, aquí te dejamos algunos ejercicios para estimular la neuromotricidad dentro y fuera de la sala de clases.
1. ¡Que no falte la música!
La actividades musicomotoras, es decir: cantar y bailar, mientras se sigue el compás de un buen tema, definitivamente mejora la atención, la memoria y la concentración. Bien lo ejemplifica el método BAPNE (Biomecánica, Anatomía, Psicología, Neurociencia y Etnomusicología), creado por el pedagogo musical Javier Romero (de la Universidad de Alicante), quien propone ejercicios de percusión corporal en los que el cuerpo se convierte en el mejor instrumento. Se trata de una propuesta que ayuda a la neuromotricidad y a canalizar emociones.
2. ¡No olvidar las pausas activas!
Es importante que el cuerpo se mantenga en movimiento, hasta los días de mas quietud. En estas pausas entre actividades que quizá requieran más concentración, se pueden practicar ejercicios de movilidad articular, actividades de respiración o bailes. Es una excelente invitación, para lograr hacer la siguiente tarea con la mejor disposición posible. ¡A esto le llamamos pausas activas!
3. ¡Juguemos con mímica!
¿Sabían que técnica de la imitación pone a prueba la comprensión del estudiante y al mismo tiempo es una instancia de actividad física? Hay distintas instancias en se pueden implementar; desde invitar a los estudiantes a adivinar cosas o conceptos gracias a las mímicas de sus compañeros o tener una instancia en la que deben comunicarse solo con mímicas, ¡nada de voz!
¿Qué otras ideas sumarían?
4. ¡Busquemos un tesoro!
Esta propuesta se puede desarrollar en casa y en la sala de clases –igual que las ideas anteriores–, pero aquí toca planificar una búsqueda del tesoro en un espacio determinado. La idea es que el adulto responsable vaya entregando pistas verbalmente para lograr encontrar el objeto escondido.
Son instancias ideales para reforzar contenidos de un idioma, conceptos claves de una materia o simplemente divertirse. Hay movimiento y una invitación al aprendizaje, una de las tantas claves de la neuromotricidad.
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