Durante el primer año de vida, el lenguaje se desarrolla a una gran velocidad y estimularlo es determinante para el aprendizaje futuro.
Durante el primer año de vida, el lenguaje se desarrolla a una gran velocidad y estimularlo es determinante para el aprendizaje futuro.
Pensando en la importancia de los primeros años de vida, Chile Crece Contigo diseñó un libro que contiene información relevante sobre temas de crianza y estimulación temprana. El libro, Descubriendo Juntos, está organizado por edades para que los padres puedan ir explorándolo paso a paso, a medida que crece el bebé y con ello apoyando el desarrollo integral de sus hijos.
Una de las temáticas que se aborda, entre muchísimas otras, es el desarrollo del lenguaje, algo que en el primer año de vida es vital. Aunque sea difícil creerlo, se explica en el texto, el primer año de vida es el período donde los bebés desarrollan aceleradamente áreas fundamental para su posterior desarrollo como es el lenguaje. Podría decirse que en este periodo se “siembra” el lenguaje que más adelante –a los dos años–, se irá cosechando.
Si bien el desarrollo de un bebé está determinado en parte por un componente genético heredado, las relaciones e interacciones de calidad que tiene el niño con el adulto en sus primeros años de vida son influyentes. Éstas estimulan al cerebro y ayudan a que se desarrolle adecuadamente. Dichas relaciones de calidad incluyen por ejemplo, conversaciones alternadas en las que el bebé se comunica y el adulto responde de una manera similar. Pero, ¿cómo se comunica un niño que aún no habla? Los bebés balbucean, hacen sonidos vocalizaciones básicas, arrullos, gorjeos y responden a las vocalizaciones de los adultos. De hecho, se explica en el libro, un bebé se tranquiliza, sonríe o se arrulla en respuesta a la voz de un adulto (desde la octava semana).
El bebé es capaz de observar atentamente a quién lo cuida, puede imitar algunos gestos; a los 3 meses atrae y mantiene la atención de personas familiares, además de intercambiar con aquellos adultos significativos algunos guiños o muecas que el adulto puede aprender a interpretar. El llanto es otra forma de lenguaje y el bebé lo hace de una forma diferente si tiene hambre, está cansado o siente dolor. ¿Por qué importa todos esto? Porque esta es la primera forma de lenguaje de un bebé y el adulto debe tenerlo en cuenta para responder adecuadamente y fomentar su desarrollo.
Juega con tu bebé frente a frente. Específicamente a unos 20 o 40 cms de distancia. Míralo y atrae su atención haciendo diferentes expresiones, entonaciones y sonidos.
Sonríe cada vez que tu bebé lo haga. La sonrisa puede aparecer a más tardar a la octava semana.
Pon cara y tono de sorpresa. Haz gestos y tonos de pregunta. Juega utilizando un tono de voz más alto y haciendo uso de palabras más alargadas.
Repite los sonidos que haga tu bebé y dales un significado. Juega a contestarle con sonidos similares a los que él o ella hace. También puedes responder a sus sonidos acercándote y mostrándole que entiendes su mensaje.
Cuando consueles a tu bebé, primero piensa por qué razón está llorando. Después, háblale sobre aquello que crees que le está sucediendo. Por ejemplo, si su pañal está mojado puedes decir literalmente: “¡Ah, tienes el pañal mojado!”
Se puede hacer algo tan simple como aprovechar la cotidianidad para hablar con él o ella. Por ejemplo, si llegó la hora de dormir, puedes decirle lo que vas a hacer: “Ahora te voy a poner tu pijama y luego vamos a dormir”.
Cántale todas las canciones que se te ocurran. Canciones de cuna, canciones familiares, canciones tradicionales. El canto también es otra forma de lenguaje.
Aunque no entienda tus palabras háblale de frente. A los bebés les gusta la voz del adulto y están aprendiendo los elementos básicos del idioma (ritmo, fonética, acentos, sonidos, letras y para qué se usan las palabras), así que hablar es el primer paso.
Estas 8 estrategias son simples pero determinantes para el correcto desarrollo del lenguaje. Quienes son expertos en el desarrollo de los niños como los y las educadoras de párvulos, reconocen la importancia de éstas acciones e invitan a los adultos que tienen vínculos con bebés, a no dejarlas de lado, pues no sólo pueden ser vitales para el desarrollo futuro, sino que también puede ser la forma de detectar si un bebé sufre, por ejemplo, algún tipo de problema auditivo. Un bebé se comunica al poco tiempo de haber nacido y el rol del adulto es permitir que lo siga haciendo; de esto dependerá, no sólo la forma como habla, sino también la forma como aprende y desarrolla otro tipo de habilidades al crecer.
Descubriendo Juntos, Chile Crece Contigo.
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