“Estamos tratando de resolver el problemas de los profesores que trabajan solos”. Pauliina Kanervo, Jefa de Asesoramiento de Profesores.
No hay puertas, es difícil distinguir los pasillos de las salas y el mobiliario incluye cosas suaves como sofás y pufs. Así son aproximadamente 100 institutos escolares que hacen parte de un plan de aprendizaje abierto implementado por el gobierno de Finlandia. Este plan de estudios también está diseñado para que se mezclen las asignaturas clásicas con competencias digitales y proyectos. En una entrevista con la BBC, los directivos de una escuela en la ciudad de Oulu, explican cómo funciona esta metodología y cómo está beneficiando tanto a estudiantes como a profesores.
“Estamos tratando de resolver el problemas de los profesores que trabajan solos y comprobamos que cuando dos, tres o cuatro profesores trabajan en cooperación, pueden compartir su conocimiento”, cuenta Pauliina Kanervo, Jefa de Asesoramiento de Profesores de esta escuela.
Como dice ella, “ningún profesor puede saberlo todo” y por eso, esta medida se convierte en una herramienta que nutre el trabajo de los docentes y el aprendizaje de los alumnos. En total, las clases de estas escuelas sin aulas tienen 100 estudiantes que aprenden en conjunto con varios profesores al mismo tiempo. Pero lo interesante de esto es que los niños, además, tienen diferentes alternativas; ellos pueden elegir si estudian en grupo e incluso pueden optar por uno u otro profesor. “Creemos que si les damos responsabilidades de aprendizaje a nuestros alumnos, ellos estarán más motivados y se volverán más autónomos”, dice Anne Moilanen (Jefe de Profesores) refiriéndose a la libertad que tienen los alumnos en la escuela.
Pero, ¿cómo se trabaja con 100 alumnos al tiempo? En los años 70, el Reino Unido intentó implementar la misma medida.
Sin embargo, tuvieron un problema: el exceso de ruido. Moilanen explica que en Finlandia han sabido cómo lidiar con este problema de una manera diferente. “Prestamos mucha atención a la acústica. Tenemos techos acústicos especiales, tenemos muchas alfombras y muchas cortinas. Usamos muchos materiales suaves. Además, nuestros profesores confían en los niños para que hagan lo que tienen que hacer”.
Esto se relaciona con algo que es prioritario en Finlandia: la confianza.
Tal como lo menciona Moilanen en la entrevista, la confianza es un elemento que atraviesa todo el sistema educativo, algo que beneficia a los niños y por supuesto a los profesores, quienes tienen bastante libertad a la hora de enseñar. “Tenemos que decidir cómo queremos enseñar. Por supuesto, hay algunas cosas que tenemos que enseñar y seguimos el plan de estudios, pero podemos elegir los materiales. Tenemos mucha libertad al enseñar”, afirma Kanervo.
Si bien es un modelo alejado de la realidad educativa de América Latina, hay factores que además de ser rescatables, pueden servir de inspiración para implementar cambios o nuevas estrategias en las escuelas. Por ejemplo, el tema de la confianza, el trabajo colaborativo entre docentes y la autonomía de los estudiantes. Estos elementos son la esencia de este modelo de aprendizaje abierto y pueden ser la esencia de todas las escuelas, incluso de aquellas que sí tienen salas de clases.
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