Esta sencilla pero potente iniciativa, funciona al interior del Lab School, la escuela de la Facultad de Educación de la Universidad de Wyoming en Estados Unidos.
El Lab School está ubicado en la Facultad de Educación de la Universidad de Wyoming (EE.UU.), donde hay una doble misión: la formación de los niños de dicha escuela (de kinder a octavo) y la formación de los futuro docentes que hacen parte de la facultad. Tanto en la escuela como en la facultad de educación, el aprendizaje entre pares es una prioridad. Un ejemplo de esto son las Learning Walks o Caminatas de aprendizaje, una iniciativa que ha fortalecido la cultura de esta comunidad educativa y ha ayudado a fomentar un espíritu de aprendizaje continuo. Esta iniciativa es una de las misiones principales de este establecimiento, y tanto profesores del Lab School, como los futuros profesores de la facultad, tienen la oportunidad de ser partícipes de ésta.
Las Caminatas de aprendizaje son, básicamente, una simple pero efectiva herramienta de observación.
Según explica Margaret Hudson (directora de la escuela) en un video de Edutopia, son utilizadas para un “crecimiento y mejoramiento contínuo” y se dan a través de un protocolo muy específico. Las caminatas empiezan con una descripción general del proceso y con el establecimiento de algunos parámetros para la participación; se identifica además un enfoque, el cual puede ser muy amplio (como la enseñanza o el aprendizaje en general) o muy específico (como la gestión del aula). Un enfoque puede estar centrado, por ejemplo, en la matemática, específicamente en el poder del error, en las buenas tareas y en la evaluación centrada en la mentalidad de crecimiento. Estos enfoques van cambiando en cada caminata.
El objetivo principal de las caminatas es observar lo que sucede en otras salas de clase.
Quienes participan puede tomar notas de lo que observan, de lo que oyen, de las preguntas que les surgen y las dudas que tienen. La directora lleva un cronómetro que le permite que éstas tengan un ritmo y un movimiento. La observación es de máximo cinco minutos en cada aula y esto les da la oportunidad de recorrer muchas salas de clase en lugar de enfocarse sólo en una. Aunque la observación es corta, esta técnica les permite también descubrir nuevas aulas, a las que eventualmente pueden volver para hacer una observación más extensa.
Después de pasar por todas las salas de clase, se abre un tiempo de reflexión que usualmente parte con algunas preguntas reflexivas como: “¿alguien quiere comenzar y compartir cualquier pregunta o sorpresa que haya notado?”.
Según Hudson, la reflexión es probablemente la parte más valiosa de la actividad. En este proceso, los docentes rescatan lo que han aprendido de las aulas que visitaron, incluso si estuvieron en niveles y clases diferentes a las suyas. “Nunca he tenido una caminata de aprendizaje donde la gente se vaya sin ideas sobre algo nuevo que vieron, algo que quieren probar o algo en lo que estén interesados”, explica la directora, quien considera que esta actividad es esencial tanto para el que observa, como para el que es observado, pues ambas partes pueden aprender de la experiencia.
“Realmente me gustan las Caminatas de aprendizaje, especialmente porque soy una docente nueva. Realmente me ayudó a obtener una perspectiva de lo que mis alumnos han experimentado. Esto facilita la labor, estamos todos juntos en esto, entonces ¿qué podemos aprender el uno del otro? Algunas veces, las mejores cosas ocurren en tu propio edificio y es posible que te las pierdas porque también estás haciendo lo tuyo”, concluye la profesora Abby Markley en el video de Edutopia. Al igual que Abby, otros docentes de la escuela rescatan la rutina de observación pues les permite nutrir su propio aprendizaje y sacar lo mejor de otros docentes que trabajan por el mismo objetivo: dar lo mejor a los estudiantes.
Learning Walks: Structured Observation for Teachers, Edutopia.
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