Enséñale a tus estudiantes a escuchar y a hacer buenas preguntas con estos ejercicios diseñados para generar un aprendizaje colaborativo significativo.
Muchos profesores sueñan con ver en sus salas de clase, grupos de niños que debaten temas con argumentos, toman decisiones en equipo y diseñan un producto que demuestra que en realidad, sí están aprendiendo. Es un escenario ideal, complejo de lograr, pero no imporsible. Para lograr esto se necesita ir paso a paso, pues no sucederá tan sólo con ubicar a los niños por equipos y entregar una lectura o una tarea específica. Es un proceso y para lograrlo hay que darle herramientas a los estudiantes que les permitan comprometerse con una colaboración significativa. Sólo así, el aprendizaje será realmente profundo. Y ¿cuáles son esas herramientas? Rebecca Alber, instructora de la Escuela de Posgrado de Educación de la UCLA (Universidad de California en Los Angeles), sugiere algunas muy claves:
Acuerdos grupales
Establecer grupalmente normas y acuerdos desde el principio, le dará voz a los estudiantes. Ellos (dependiendo de la edad), dirán cosas como “que hable una persona a la vez” o “respetar las ideas de los demás”. Las normas que se establezcan pueden ponerse en la sala de clase y se pueden mencionar o recordar cada vez que sea necesario.
Como los profesores necesitan encontrar formas creativas de monitorear múltiples grupos en clase, Alber asegura que asignar roles puede ser también una buena forma de hacerlo. Por ejemplo: si los estudiantes están trabajando en grupos leyendo y analizando un artículo, puedes pedirles que escojan (en cada equipo) a un investigadors, a un reportero y a un director de discusiones. El grupo tendrá éxito cuando al final, cada niño haya cumplido las labores de su rol.
Escuchar
Es importante enseñarle a los estudiantes a escuchar, a hacer contacto visual, a empatizar y evitar interrumpir a los demás. Los niños, asegura la profesora, necesitan tener la oportunidad de contenerse al hablar para mantener su atención en escuchar. Una buena idea, dice Alber es agregar a las normas una que diga “Tres y hablaré después”, eso significa que cada vez que ellos quieran hablar, tendrán que esperar a que, antes, tres personas más compartan sus ideas.
El arte de hacer buenas preguntas
Dile a tus estudiantes que generen preguntas sobre un tema específico. Escriban éstas en el tablero. Escojan juntos las más interesantes y discutan entre todos, qué hace que esas preguntas sean buenas. Hablen sobre el tipo de preguntas que usualmente generan las mejores respuestas, aquellas que son abiertas, reflexivas e incluso atrevidas.
Explica a tus estudiantes que las mejores preguntas suelen ser neutrales y no hacen sentir a las personas como si estuvieran en un interrogatorio. También puedes invitarlos a pensar en generar preguntas que invitan a pensar como “Cuando piensas en… ¿qué es lo primero que se te viene a la mente?”. Otra buena idea es dar a los estudiantes una lista de preguntas antes de empezar discusiones en grupo. Así tendrán un interesante punto de partida.
Es importante también que ellos sepan que el silencio después de una pregunta es bueno y necesario. Las personas necesitan pensar y eso está bien. Explícales eso o incluso mejor, demuestralo.
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Negociar
Enséñale a tus estudiantes cómo negociar. Un buen negociador no habla fuerte, escucha, demuestra paciencia y flexibilidad, comparte ideas y piensa incluso bajo presión. Hagan un actividad llamada “Llegar a un consenso”. En ésta tendrás que programar un tiempo para que tus estudiantes planeen algo: una fiesta de cumpleaños, un trabajo de campo o lo que se les ocurra. El objetivo es que practiquen sus habilidades de negociación.
Poder grupal
Aprender es mucho más efectivo cuando se hace de forma colaborativa, dice la profesora. De hecho, algunos expertos como el psicólogo ruso Lev Vygotski, acierta en decir que las interacciones sociales son fundamentales en los procesos de aprendizaje. En otras palabras, dos mentes piensan más que una… y si dos piensan más que una, dice Alber, ¿cuánto pensarán tres, cuatro o incluso cinco?
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Simples acciones pueden ser la clave para cambiar la forma como tus alumnos aprenden y la forma como tú enseñas. Con tiempo y decisión podrás lograr un aprendizaje profundo.
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