La ansiedad matemática afecta a muchos estudiantes y es indispensable identificar las causas para poder tomar medidas de apoyo en el aula.
La ansiedad matemática es un hecho al interior de las aulas y va mucho más allá de un rechazo hacia los números. Se da en varias situaciones y puede bloquear la memoria de trabajo del cerebro lo que detona un ciclo de bajo rendimiento y miedo. Esta ansiedad –según algunas investigaciones en Estados Unidos–puede darse incluso desde el jardín infantil y un gran porcentaje de niños en la escuela primaria, la pueden experimentar.
¿Cómo se puede identificar esta ansiedad?
Según explica Gina Picha –Elementary Instructional Coach– en Edutopia, hay varias señales y síntomas asociados. Por ejemplo, el evitar la matemática; cuando un estudiante inventa constantemente excusas para evitar entrar a la clase, puede estar mandando una señal. Según explica el Departamento de Psicología de la Cleveland State University de Ohio, los niños con altos niveles de ansiedad evitarán a toda costa la matemática. En clase, esto se puede evidenciar cuando el niño evita las tareas, se comporta mal o visita frecuentemente la enfermería. Es un síntoma frecuente, pero no es tan fácil de identificar porque muchos estudiantes con ansiedad matemática se las arreglan para hacer muy poca matemática sin llamar mucho la atención.
Otro síntoma común es la falta de respuesta, es decir, cuando un estudiante se bloquea al responder una pregunta relacionada con la temática. Un estudiante con este tipo de ansiedad puede sentirse extremadamente estresado con una pregunta matemática, lo que les impide, según algunos hallazgos, pensar con claridad. Incluso pueden tener una respuesta así, cuando saben la respuesta a la pregunta, pero el miedo se interpone. Los alumnos que tienen ansiedad matemática tienden a ser muy duros con ellos mismos y piensan que ser bueno en la materia significa siempre tener respuestas correctas y rápidas. Esto puede terminar en lágrimas y rabia, dos señales que se suman a la lista de síntomas de ansiedad. A esto se añade el pensamiento negativo con respecto a las habilidades propias y el bajo rendimiento, el cual se relaciona con las acciones que toman los estudiantes para evitar la matemática.
Esto síntomas permiten identificar el problema, pero ¿cómo se enfrenta?
Gina Picha comparte en Edutopia algunas estrategias para apoyar a los alumnos con ansiedad matemática y entregarles herramientas que les permitan tener una relación sana con la asignatura:
1. Tiempo para entender: dale a tus estudiantes tiempo para que entiendan realmente la matemática. Enfocarse en que entiendan el procedimiento no es la mejor idea pues ellos tienden a ver la matemática como una serie de pasos que simplemente deben memorizar. Entender así la matemática es un problema para los estudiantes que aún no han desarrollado un entendimiento conceptual de la temática. Los alumnos merecen el tiempo necesario para entender esta ciencia y saltarse dicho tiempo puede convertirla en algo aburrido, lo que puede transformarse en ansiedad.
2. Mensajes saludables y precisos: una buena idea es tener conversaciones regulares acerca de los pensamientos negativos. Es importante que ellos entiendan que no hay “personas matemáticas” o gente con una capacidad especial para la materia. Esto ayudará a reducir la ansiedad y permitirá que ellos se puedan ver a sí mismos como matemáticos. Las palabras utilizadas son fundamentales. Esto implica evitar elogios por respuestas rápidas y correctas, y utilizar comentarios específicos sobre los procesos o estrategias que utilizan para resolver problemas.
3. Tiempo para responder: para un estudiante con ansiedad matemática, una pregunta frente a toda una clase puede ser una experiencia insoportable. Además, este tipo de respuestas pueden dar la sensación de que efectivamente, la matemática se trata de dar respuestas rápidas y acertadas. Para evitar que ellos se sientan así, es ideal ofrecerles un tiempo indicado para que entiendan que la velocidad no tiene nada que ver con ser bueno. Se trata de ofrecerles un espacio en el cual se sientan cómodos y seguros, pues sólo así, pueden sacar lo mejor de sí mismos. “Si se elimina la preocupación de ser señalados, los estudiantes tendrán tiempo y espacio para pensar profundamente como matemáticos y, con el tiempo, pueden comenzar a compartir sus ideas de forma voluntaria”, dice Gina en el medio.
4. Grupos: los grupos heterogéneos permiten que todos, sin exclusión alguna, reciban indicaciones de alta calidad. De esta forma se evita una división en la que los estudiantes con ansiedad matemática reciben instrucciones diferentes y se sienten inferiores frente a sus compañeros. Un trabajo en grupos bien distribuidos, pone a todos en igualdad de condiciones y les permite acceder y participar de múltiples ideas y perspectivas.
Identificar los síntomas y luego a los estudiantes que los padecen. Este es el primero paso para poder enfrentar un problema que afecta significativamente el aprendizaje de niños y niñas. Atender a tiempo la ansiedad, desde la escuela y la familia, será la clave para que ellos entiendan que sí tienen el potencial y las capacidades necesarias para entender la materia y disfrutarla.
Recognizing and Alleviating Math Anxiety, Edutopia.
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