Benjamin Barbour encontró la manera perfecta de convertir los errores de las películas históricas en una oportunidad de aprendizaje muy nutritiva.
Las películas son una excelente herramienta para motivar a los estudiantes con distintas asignaturas. Particularmente, las películas históricas pueden resultar muy útiles en la misión de enseñar a los alumnos contenidos relacionados con su pasado. Sin embargo, estas obras cinematográficas a menudo se toman ciertas libertades creativas que anulas algunos hechos claves de la historia tal y como fue. Esto podría representar un problema, sin embargo, para el profesor Benjamin Barbour ha sido todo lo contrario… los errores los ha convertido en una oportunidad de aprendizaje para sus alumnos.
Mientras enseñaba la Batalla del valle de Ia Drang en Vietnam, el profesor decidió mostrarle a sus alumnos la película Fuimos soldados (We Were Soldiers).
Lo hizo por una razón en particular: porque presentaba una secuencia de escenas que representaban situaciones ficticias de la batalla. Dichas escenas, aunque eran emocionantes, nunca ocurrieron. Benjamin le pidió a los estudiantes que compararan la batalla real con la versión de Hollywood y ellos dieron respuestas muy interesantes, demostrando, además de un conocimiento en historia, muchas opiniones bien pensadas sobre lo que pudo haber llevado a los cineastas a caracterizar la batalla de esa manera.
Esto comprueba que, en lugar de ignorar la versión adornada e idealizada de Hollywood, los profesores pueden usar imprecisiones históricas en las películas como una oportunidad para profundizar en la historia real. “Estas representaciones ofrecen a los estudiantes la oportunidad de explorar la manera de interpretar momentos complicados y, a menudo, moralmente equívocos de nuestro pasado”, explica Benjamin en un artículo de Edutopia.
Pero, ¿cómo hacerlo como lo hace este docente?
La preparación es clave y para esto es necesario darle a los estudiantes suficientes antecedentes sobre el tema antes de ver la película. Después de que los alumnos tengan una buena comprensión del tema, se pueden señalar de manera muy general, algunos de los ejemplos más evidentes de las libertades artísticas de los directores. Esto le da a los estudiantes una mejor oportunidad de identificar los puntos en los que la película se desvía del registro histórico. Pero es importante no revelar mucho acerca de esto, para no dañar la trama y la reflexión.
“Esta fase preparatoria ofrece algunas posibilidades creativas”, explica el profesor. “Pídele a los alumnos que especulen sobre cómo presentarían la historia si fueran cineastas o escritores. ¿Qué agregarían o excluirían? ¿Hay algo acerca de los personajes que el público pueda encontrar extraño o problemático?”, agrega.
Después de ver la película empieza la reflexión…
Los estudiantes tendrán que analizar cómo y por qué los realizadores optaron por abandonar o cambiar las verdades históricas. También deben determinar qué decisiones editoriales se tomaron y reflexionar sobre cómo esas decisiones afectaron la historia. Este momento es perfecto para que los profesores puedan ver qué infieren los estudiantes sobre las decisiones tomadas en la película. Además, es una oportunidad para formular preguntas más complejas. Por ejemplo: ¿cómo esas mismas elecciones refuerzan o contradicen la percepción que una nación tiene de sí misma?
Para lograr todo esto, también es clave proporcionar a los estudiantes otras fuentes. Por ejemplo: reseñas de películas que examinen su veracidad, en particular, las reseñas escritas por historiadores profesionales. Tales análisis pueden dar a los estudiantes una visión más rica y matizada de los eventos recreados por la obra.
“Ayude a los estudiantes a usar las fuentes de manera investigativa, intentando detectar anomalías en la narrativa ficticia con artefactos de la vida real”, comenta Benajmin.
“El tiempo es siempre un factor en la instrucción en el aula. Entonces, advierte a los estudiantes que no se pierdan en la espesura de las minucias históricas. Descubrir que cierta ropa usada en una pieza de época no es del todo auténtica de la época, aunque es interesante, puede no ser el uso más fructífero del tiempo y los recursos”, añade. Esto significa que en lugar de los detalles, hay que alentar a los alumnos para que exploren el panorama general y la forma en que los cineastas han manipulado la historia para promover ideas y temas particulares.
Analizar una película histórica para determinar su precisión también permite a los profesores explotar su creatividad y realizar otro tipo de actividad.
Los estudiantes podrían, por ejemplo, escribir una reseña de la película con un ojo en las discrepancias entre la historia real y la historia ficticia. Otra estrategia es pedir a los alumnos que reescriban una escena para reflejar mejor lo que realmente ocurrió o para que actúen como consultores expertos en una adaptación cinematográfica de un evento histórico. “Pensar a través de diferentes interpretaciones del mismo conjunto de hechos ayuda a los estudiantes a comprender cómo el arte puede moldear la visión del pasado de una audiencia”, comenta Benjamin.
Lo importante de esta actividad es poder utilizar las películas con criterio, pues de esto depende que Hollywood pueda ser entretenido, pero también una herramienta de enseñanza poderosa. En ese sentido, es fundamental no evitar las discusiones sobre los errores o las imprecisiones, pues como dice Benjamin, esto se puede aceptar como una oportunidad para que los estudiantes aprendan no solo la historia real de un evento, sino también las formas en que la historia se interpreta y se empaqueta para el consumo popular.
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