Este profesor de biología explica por qué es necesario poner el cuerpo en el centro de la educación.
Hernán Aldana se sube al escenario de TEDx sin su cabeza. Luego se despide de ella, deseándole que le vaya muy bien en la escuela, dejando claro con esto –a través del humor– que muy a menudo, lo único que está presente en la sala de clase es la cabeza. Aldana es Doctor en Biología de la Universidad de Buenos Aires, Argentina, y se ha especializado en Neurociencia. Desde el año 2008 hasta el 2018 se desempeñó como Decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, y de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Belgrano. Ahora es profesor, uno muy apasionado y hace clases en la Universidad Nacional de la Matanza y en la Universidad de Morón en Argentina.
Aldana quiere demostrar por qué el cuerpo es tan importante como el cerebro a la hora de aprender. Para explicar su punto, el profesor explica tres puntos:
1. Primero fue el cuerpo, después el cerebro
Esto tiene que ver con la evolución y la aparición de los primeros seres multicelulares, como la esponja de mar. Estos seres no tenían cerebro, pero sí tenían cuerpo. Más adelante, aparecen los primero seres vivos con sistema nervioso. Por ejemplo, las medusas. Así seguimos hasta llegar al hombre, y con esto ,Aldana prueba su primer punto: primero apareció el cuerpo y posteriormente apareció el cerebro en función del cuerpo.
2. Pensar y hacer es lo mismo para el cerebro
Lo segundo se relaciona con la aparición de las máquinas de resonancia que permiten ver el sistema nervioso central. Aldana explica que desde el ochenta podemos ver el cerebro y sobre todo la función del sistema nervioso. En 2017 se quiso estudiar con estas máquinas las zonas del cerebro que se activaban frente al movimiento de brazos y piernas. Los investigadores también se cuestionaron qué zonas del cerebro se activaban frente a las funciones cognitivas. Descubrieron que eran prácticamente las mismas. “El lugar del cerebro donde tenemos funciones cognitivas, es el mismo lugar donde generamos el movimiento corporal”, y esto sugiere que hacer y aprender son cosas que van muy de la mano.
3. El impacto de las emociones en el aprendizaje
En los últimos años, las emociones entran al aula. La inteligencia emocional está en furor y hay docentes y expertos que plantean que solo se aprende si hay emoción. “¿Y qué es una emoción?”, pregunta el biólogo. Una emoción es básicamente una expresión corporal. El cerebro, frente a un estímulo interno (el imaginario) o externo, genera una emoción. La gran función del sistema nervioso es permitirnos sobrevivir en el ambiente con éxito y las emociones nos ayudan en esa supervivencia, a decidir si queremos participar o escapar. Entonces, cuando en el aula hay un buen ambiente y la relación con los docentes es buena, cuando un estudiante se puede equivocar y no pasa nada, cuando hay luz y naturaleza, y además todas las sensaciones son buenas, entonces el cuerpo pide más.
¿Qué quiere probar Aldana con estos tres puntos? Que el cuerpo y el cerebro deben bailar. Y esta danza debe ser perfecta si se quiere lograr una educación de calidad.
Para lograr que ese baile sea perfecto, el profesor ofrece dos claves útiles para los docentes:
1. El movimiento real: el alumno se tiene que mover en el aula. Cuando Aldana habla del movimiento no se refiere solo al muscular, también se refiere al movimiento interno, al de las vísceras y el corazón. Cuanto más movimiento de participación haya en el aula (como levantar un brazo, trabajar en grupo o tocar objetos), más aprendizaje habrá.
2. Movimiento simulado o en espejo: en el cerebro hay algo llamado “neuronas en espejo”. ¿Cómo funciona? Cuando el cerebro ve algo que le genera empatía imita el movimiento, pero internamente. A veces lo imita con tanta intensidad que lo transmite al cuerpo. Por ejemplo, cuando una mamá está dando de comer y mueve la boca como imitando al niño.
“Así tenemos que enseñar, moviéndonos, imitando, siendo expresivos, siendo células, montañas, ángulos…”, dice el profesor.
Él explica que esta es la única manera de motivar a los estudiantes, e invita a hacer lo mismo que logran los actores en un escenario. Es decir, si un actor le da vida y cuerpo al personaje, entonces los profesores deberían dar cuerpo al conocimiento, a la enseñanza. Enseñar, dice el profesor, es justamente eso: ejercitar las piernas, cansarse, exclamar, no estar sentados en una silla. “Hay que poner el cuerpo en el centro de la educación”, dice Aldana, pues solo así, se puede enseñar de los pies a la cabeza.
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Muy interesante