El filósofo y profesor de Harvard, Michael Sandel, destaca la necesidad de abrir espacios para que los estudiantes aprendan a escuchar, reflexionar y construir las creencias y convicciones que nutran un bien común.
En una entrevista para Aprendemos Juntos –un proyecto liderado por el BBVA y El País de España–, Michael Sandel, filósofo político y profesor de la Universidad de Harvard, reflexiona sobre el rol de la filosofía y explica por qué ésta debería ser prioritaria en los procesos de formación. Vivimos en una época polarizada, dice Sandel. Esto ha hecho que parezca imposible encontrar una política del bien común. Las personas solo escuchan las opiniones que refuerzan lo que ya creen y muchas veces, por lo mismo, no llegamos a una definición de ese bien común.
La filosofía, para Sandel, es una herramienta para evitar eso pues permite reflexionar de forma crítica sobre nuestras propias creencias y convicciones.
Además, insta a pensar sobre qué es el bien y el mal, qué es lo justo o injusto. La filosofía incluye el arte del debate y el arte de escuchar, una actividad cívica que es fundamental… y escuchar significa entender las razones y principios detrás de las opiniones de los otros, incluyendo aquellas opiniones con las que no estamos de acuerdo. Hacer esto puede marcar una diferencia en nuestra forma de actuar como individuos y la forma de actuar de manera colectiva. Por eso dice Sandel, la filosofía es realmente emocionante. “Es emocionante e inspiradora porque habla del mundo en el que vivimos”, afirma el profesor.
En ese sentido, esta materia debería ser prioritaria y debería estar presente desde el inicio si el objetivo es cultivar hábitos y normas de civismo y respeto.
Y no es necesario empezar con Platón o Kant… Cosas que parecen simples, como leer cuentos infantiles, puede detonar procesos de reflexión éticos y debate. Enseñar a niños y jóvenes a debatir y escuchar a través de la filosofía es necesario para fomentar la educación cívica, y en esa tarea, dice Sandel, los establecimientos educativos, al igual que los padres, cumplen un rol importante. ¿El objetivo? Crear normas y hábitos de diálogo civil desde las escuelas para animar a los estudiantes a explorar o averiguar quiénes son y cuáles deberían ser sus propósitos en la vida, porque aquello es el verdadero fin de escuchar, opinar, respetar y construir un bien común en conjunto.
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