La Dra. Anita Collins, educadora e investigadora en el campo del desarrollo del cerebro y aprendizaje musical, explica cómo se encienden fuegos artificiales en el cerebro al tocar un instrumento.
La Dra. Anita Collins es educadora, investigadora y escritora australiana, con mucha experiencia en el campo del desarrollo del cerebro y el aprendizaje musical. Ella investigó cómo cada vez que un músico o persona toca un instrumento, hay fuegos artificiales en todo su cerebro.
Todo este contenido se compartió en TED Ed Lessons, un producto educativo de Ted Talks, (lecciones de TED-Ed Original) en donde se presentan palabras e ideas de educadores/as que han cobrado vida en entretenidos videos educativos, gracias a animadores profesionales. Una forma muy entretenida para que tus alumnos aprendan sobre distintos temas.
La doctora descubrió que al escuchar música, múltiples áreas del cerebro se involucran y activan. Pero cuando realmente tocas un instrumento, esa actividad se vuelve más como un entrenamiento cerebral completo.
¿Cómo se sabe esto? Gracias a múltiples estudios que lo comprueban.
En el video –con subtítulos disponibles en español–, de no más de no más de 5 minutos, se explica que en las últimas décadas, neurólogos han hecho muchas pruebas y avances en torno a la comprensión del cerebro; estudiándolo en tiempo real con diversas máquinas.
Al exponerse a tareas como leer o resolver problemas matemáticos, se activan determinadas áreas del cerebro, donde puede observarse ese estímulo.
Sin embargo, cuando los investigadores pusieron a una persona a escuchar música, vieron fuegos artificiales. Múltiples áreas de sus cerebros se iluminaron a la vez que procesaban el sonido, ya que separaban ciertos elementos para comprenderlos –como la melodía y el ritmo– y luego unificarlos, nuevamente, en una sola experiencia musical.
“Nuestros cerebros hacen todo esto en una fracción de segundo entre que escuchamos la música y empezamos a seguir el ritmo con los pies”, explican en el video, acompañado de entretenidas ilustraciones.
Según la investigación de la Dr. Anita, cuando los científicos pasaron de analizar personas que escuchaban música, a quienes la tocaban con instrumentos, los fuegos artificiales aumentaron aún más.
Resulta que, si bien escuchar música hace que el cerebro participe en interesantes actividades, tocar música es equivalente –para el cerebro– a lo que una actividad física completa es para el cuerpo.
Los neurólogos vieron encenderse múltiples zonas del cerebro
En los estudios vieron cómo reacciona el cerebro con diferente información en simultáneo; en secuencias intrincadas, interrelacionadas y asombrosamente rápidas.
Las investigaciones que la Dr. Anita expone en este video son muy recientes aún, pero los neurólogos creen que tocar un instrumento musical activa prácticamente todo el cerebro a la vez, en especial las cortezas visuales, auditivas y motrices. Y, como con cualquier otro ejercicio, la práctica estructurada –y disciplinada– de la música fortalece las funciones cerebrales, permitiendo aplicar esa fuerza a otras actividades.
¿Qué diferencias hay entre escuchar música y tocarla uno/a mismo/a?
“La diferencia más obvia entre escuchar música y tocarla es que tocar música requiere motricidad fina, que se controla desde ambos hemisferios del cerebro. También combina la precisión lingüística y matemática, para la que el hemisferio izquierdo está más desarrollado, con el contenido nuevo y creativo en lo que sobresale el hemisferio derecho”, explican en el video de TED Ed Lessons.
Eso explica las razones por las que tocar música aumenta el volumen y la actividad entre los dos hemisferios del cerebro, lo que permite que los mensajes lleguen más rápido a través de vías más diversas, dado que hacer música implica, también, elaborar y comprender.
¡Además, la música genera impacto en la memoria!
Esta habilidad tiene gran incidencia en el funcionamiento de la memoria. De hecho, los músicos presentan funciones realzadas de memoria: crean, almacenan y recuperan recuerdos de manera mucho más rápida y eficiente.
Incluso, hay estudios que demuestran que los músicos separan sus recuerdos poniéndoles etiquetas: una conceptual, emocional, auditiva y contextual, tal como un buscador en la Web.
Pero, ¿cómo saber si todos esos beneficios son debido a la música y no a los deportes o la pintura?
Según lo explicado en el video, los neurólogos han explorado estas posibilidades, y descubrieron que los aspectos artísticos y estéticos de aprender a tocar un instrumento musical, difieren de cualquier otra actividad estudiada, incluidas otras artes.
Por otro lado, realizaron experimentos entre personas con las mismas capacidades y funciones cognitivas, y se demostró que los que fueron expuestos al aprendizaje de un instrumento presentaron mejoras en múltiples zonas del cerebro, en comparación con los otros.
Esta investigación sobre los beneficios mentales de tocar música ha permitido comprender mejor la función mental, revelando los ritmos internos y la interacción compleja que compone la orquesta de nuestro cerebro.
¿Qué otros beneficios has visto en tus estudiantes como profe de música?
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