Los expertos dicen que no es malo y además, enumeran beneficios que están asociados al aprendizaje en la primera infancia.
Leer para fomentar el amor por los libros. Leer para fomentar el desarrollo del lenguaje. Leer para potenciar el vocabulario. Leer, leer y leer… hay muchos beneficios asociados a la lectura y por eso, muchos padres y profesores buscan que esta actividad sea una prioridad tanto en la casa, como en la escuela. Particularmente en casa, se ha dicho que la lectura antes de dormir es magnífica y esto sucede porque además de todos los beneficios asociados al lenguaje, la actividad permite potenciar lazos afectivos. Además, los expertos han dicho que las cosas que se realizan antes de dormir, son particularmente bien recordadas por los niños. Es entonces, una dinámica familiar que profesores y muchos otros expertos recomiendan.
Pero hacerlo no implica necesariamente leer un libro diferente todas las noches. De hecho, muchos niños piden, una y otra vez, repetir la misma historia y esto, según los expertos, no tiene nada de malo.
Al hacerlo, el niño está demostrando interés en la historia y por otro lado, está aprendiendo de las imágenes, de las palabras y de las interacciones que se dan en el proceso de lectura. Que los niños quieran repetir, es muy común. Esto sucede porque, según los expertos, a temprana edad, tienen una preferencia por la familiaridad y no por la novedad. Esto refleja una etapa temprana en el proceso de aprendizaje. Un ejemplo de esto es que los bebés prefieren caras que sean del mismo género y de la misma etnia que las personas que los cuidan. Con el tiempo, esto va cambiando y se van interesando por buscar cosas más novedosas. Y específicamente de 4 a 5 meses, las caras nuevas se vuelven más interesantes que las familiares. Una vez que los bebés han codificado suficiente información sobre una imagen, están listos para pasar a nuevas experiencias.
Otro asunto interesante es que la edad, afecta la velocidad en que se aprende y se recuerda la información de un libro.
Los niños más pequeños requieren más tiempo para codificar la información que los niños mayores. Por ejemplo, los niños de un año aprenden una secuencia de acciones nuevas dos veces más rápido que los niños de seis meses. Mientras que un niño de 1 año y medio generalmente recuerda una secuencia de acciones nuevas durante dos semanas, los niños de dos años lo recuerdan durante tres meses. Además, las fuentes de información bidimensionales, como libros y videos, son más difíciles de aprender que las experiencias directas. En ese sentido, la exposición repetida les ayuda a codificar y recordar. Esto se traduce en acciones concretas como mejorar la precisión de acciones (como hacer sonar un sonajero) o el aprendizaje de nuevas palabras, particularmente en niños entre los tres y los cinco años de edad.
La repetición ayuda al aprendizaje de información compleja y esto ocurre porque se aumentan la posibilidades de codificar información.
Esto permite que los niños se enfoquen en diferentes elementos de la experiencia, lo que a su vez les posibilita hacer preguntas y conectar conceptos a través de discusiones. Repetir lecturas sin duda tiene un valor por todo esto, pero además porque hay una complejidad no tan evidente en los libros infantiles. Un libro contiene un 50% más de palabras raras que las de la televisión e incluso más que las de una conversación con estudiantes universitarios. Estas historias contienen palabras que jamás utilizamos en nuestra cotidianidad (como jirafa) y aprender toda esta información, toma tiempo.
Los libros son sin duda un paso importante en el aprendizaje de los niños.
Por eso, los educadores infantiles tienen en sus salas de clases rincones de lectura y sugieren a los padres hacer lo mismo. Con respecto a la repetición de los cuentos, se aconseja que en cada lectura se ponga énfasis en algo nuevo; un día pueden mirar más de cerca las imágenes y al día siguiente se pueden enfocar en el texto. También se puede relacionar la historia con situaciones reales de los niños. Este tipo de conversación de contexto es más desafiante y promueve aún más las habilidades cognitivas de los niños. Expertos en educación infantil como educadores, hacen esto muy a menudo.
Otra buena estrategia, es aprovechar el amor que tienen los niños por una sola historia, eligiendo otros cuentos del mismo autor o con temas similares. Así se pueden ir ofreciendo una amplia variedad de libros con historias diferentes y palabras cada vez más complejas.
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