¿Qué conocimientos, habilidades, actitudes y valores necesitarán los estudiantes de hoy para prosperar y dar forma a su mundo? ¿Cómo pueden los sistemas educativos desarrollar estos conocimientos, habilidades, actitudes y valores de manera efectiva? Son las preguntas que la OCDE busca responder, para ello diseñó esta brújula.
El Learning Compass 2030 de la OCDE, o Brújula del Aprendizaje, es un marco de aprendizaje en evolución que establece una visión para el futuro de la educación. Apoya los objetivos de la educación y proporciona puntos de orientación hacia el futuro.
¿Por qué una brújula?
Es una metáfora para enfatizar la necesidad de que los estudiantes aprendan a navegar en contextos desconocidos, y encuentren por sí mismos su dirección de una manera significativa y responsable, dejando de lado la figura clásica del recibir instrucciones fijas de sus profesores.
Este marco entrega una visión de los tipos de competencias que los estudiantes necesitarán hacia el 2030, además desarrolla un lenguaje común y permite adaptarlo a los contextos locales.
Los componentes de esta brújula son: fundamentos básicos, competencias transformadoras y un ciclo de anticipación, acción y reflexión. Con eso, los estudiantes pueden orientarse mientras ejercen su sentido de propósito y responsabilidad aprendiendo a influir en personas, eventos y circunstancias que los rodean.
Los puntos de orientación que ayudan a los estudiantes navegar hacia el futuro
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Agencia de estudiantes/co-agencia
Este concepto no significa autonomía o elección. Sino, aprender, crecer y ejercer su agencia en contextos sociales, ya que los estudiantes están rodeados de compañeros, docentes, familias y comunidades, todos interactúan y guían al estudiante hacia el bienestar.
Eso significa co-agencia y es parte de lo que aplica la ganadora del Global Teacher Prize 2021, Keishia Thorpe, con sus estudiantes. La docente dice que es necesaria la sensibilidad cultural, el aprendizaje socioemocional, las competencias globales, la visión de justicia social y la incorporación de la familia.
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Fundamentos básicos
Para que los estudiantes ejerzan su agencia y naveguen por sí mismos hacia el cumplimiento de su potencial, necesitan fundamentos básicos. Es decir, condiciones y conocimiento, habilidades, actitudes y valores como requisitos previos para seguir aprendiendo.
Estos fundamentos cubrirán la alfabetización y las matemáticas, la alfabetización digital y de datos, la salud física y mental y las habilidades sociales y emocionales. Asuntos cada vez más esenciales para prosperar en el siglo XXI. Es lo que hace Nadia Valenzuela, docente de Ciencias de la Escuela Lucila Godoy Alcayaga, de Angol, que potencia la alfabetización científica a través de una estrategia basada en la indagación.
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Competencias transformadoras
Los alumnos necesitan desarrollar un sentido de sí mismos en el mundo. Para adaptarse a la complejidad y la incertidumbre, y ayudar a dar forma a un futuro mejor, cada alumno debe estar equipado con ciertas competencias transformadoras.
Estas competencias específicas permiten a los estudiantes desarrollar y reflexionar sobre su propia perspectiva, y son necesarias para aprender a dar forma y contribuir a un mundo cambiante. Algunos ejemplos son el trabajo con los valores, la toma de responsabilidades y la resolución de conflictos.
La OCDE define una competencia como la movilización de conocimientos, habilidades, actitudes y valores para hacer frente a demandas complejas en situaciones de incertidumbre. Es justamente lo que hacen los alumnos que participan del proyecto Indagación Científica en Criminalística, creado por Renzo Inostroza, profesor de Ciencias del Liceo Bicentenario Polivalente San Nicolás, de Ñuble. Su proyecto, que trabaja la resolución de crímenes, mezclando Química, Lenguaje e Historia, promueve competencias como la autonomía, el pensamiento crítico y la responsabilidad ética.
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Ciclo Anticipación – Acción – Reflexión (AAR)
Es un proceso de aprendizaje iterativo mediante el cual los alumnos mejoran continuamente su pensamiento y actúan de manera intencional y responsable hacia el bienestar colectivo.
A través de la planificación, la experiencia y la reflexión, los alumnos profundizan su comprensión y amplían su perspectiva. El ciclo AAR es un catalizador para el desarrollo de las competencias transformadoras: cada una de esas competencias depende de la capacidad del alumno para adaptarse, reflexionar y actuar en consecuencia, y para mejorar continuamente su forma de pensar.
De esa forma, son ellos quienes crean, experimentan y desarrollan sus ideas, justo lo que hace la profesora de Artes, Alejandra Meza, finalista del Global Teacher Prize 2022.
Esta profesora que enseña robótica, dice que eso “nos ha hecho modificar no sólo la forma como entregar la clase, sino el rol del profesor. De ser un transmisor de datos, focalizando todo el esfuerzo en la pedagogía, ahora somos unos entrenadores de nuestros estudiantes”
Y tú, ¿aplicas esta brújula con tus estudiantes?
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