“Querido profesor: sé que no lo parece, pero sí quiero escuchar y aprender. Lo que pasa es que mi cerebro es un poco diferente. Así que esto es lo que quiero que sepas de mí… ”.
Muchos expertos han hablado de las necesidades que tienen los estudiantes con TDAH, un Trastorno por déficit de atención con hiperactividad que suele empezar en la niñez y que puede ocasionar diversos problemas, como dificultad a la hora de concentrarse o incluso baja autoestima. Aunque muchos niños con TDAH han sido medicados, muchos expertos sugieren que hay otras alternativas no tan invasivas que pueden ser de ayuda. Uno de ellos es Dustin Sarver, del Centro Médico de la Universidad de Mississippi. Sarver es autor de algunas investigaciones que sugieren que el movimiento, por ejemplo, puede ser una de esas opciones. Basado en sus estudios, el experto sugiere que los movimientos físicos leves “despiertan” el sistema nervioso de la misma manera que medicamentos como el Ritalin, mejorando así el rendimiento cognitivo.
Aunque los resultados de estos estudios no son concluyentes, dan luces importantes acerca de cómo deberían aprender estos niños y niñas, quienes a veces son catalogados como “difíciles” o incluso “maleducados”. Pero lo cierto es que ellos no son complicados, sólo son niños cuyos cerebros aprenden de una manera muy diferente. Por esto mismo, algunos profesores se han apoyado en teorías como la de Sarver para utilizar alternativas que faciliten su aprendizaje. Éstas incluyen, por ejemplo, bolas de estabilidad en lugar de sillas, o bandas elásticas en los pupitres para mover los pies.
Para quienes aún no implementan medidas como éstas, puede ser un desafío lidiar con estudiantes que sufren este trastorno. ¿Cómo enfrentarlo? Además de teorías como la de Sarver, para manejar la situación en el aula, es indispensable escuchar a los estudiantes y entender sus necesidades. Son ellos quienes tienen la información clave para tomar medidas indicadas. En un esfuerzo por derribar los mitos del TDAH y ayudar a los profesores en su desafío, alumnos con este trastorno hicieron una carta (en video) a sus profesores. En ésta explican cuáles son sus características y qué es lo que necesitan para aprender mejor. Esta es la carta:
“Querido profesor: sé que no lo parece, pero sí quiero escuchar y aprender. Lo que pasa es que mi cerebro es un poco diferente. Así que esto es lo que quiero que sepas de mí:
Me TENGO que mover o no podré estar atento. Aunque no te esté mirando, puedo escuchar lo que dices. Si me dices: ‘¡siéntate bien!’, tengo que usar todo mi cerebro para hacer sólo eso. Me pone muy triste cuando dices que me esfuerce más porque ya me estoy esforzando al máximo. Escucho mucho mejor cuando me balanceo en mi silla. Cuando me das muchas indicaciones empiezo a pensar que no me acordaré de todas. Algunas veces, mis padres acaban haciendo mis deberes.
Entonces, así es como podrías ayudarme:
Déjame levantar y moverme mientras aprendo. Déjame mirar donde quiera cuando me hables. Déjame balancearme en mi silla. Pase lo que pase, por favor no me dejes sin recreo. Ayúdame y podré hacerlo todo yo solo. Dame indicaciones muy cortas. Pregúntame: ‘¿qué necesita tu cerebro?’… Y una cosa más: puede que mi cerebro sea diferente al tuyo, pero es igual de increíble.
Sinceramente,
Tu alumno”.
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