Desde niño, el profesor Pablo Del Pozo Moreno descubrió los beneficios del movimiento. Años después, se dedicó a estudiar la “neuromotricidad”. Ahora, desde la evidencia, rescata la relevancia de este concepto en el aprendizaje de niños y niñas.
Desde muy pequeño, el profesor Pablo Del Pozo Moreno se interesó en el movimiento. Nació prematuro y los médicos recomendaron a sus padres que no realizara deportes en equipo; según ellos, él podría tener dificultades motrices en este tipo de dinámicas. Pero Pablo amaba correr, saltar, moverse de muchas formas y terminó metido en múltiples actividades deportivas. Desde entonces, comprobó que el movimiento, sólo tenía beneficios. “Empecé a superar las dificultades motoras que tenía desde el nacimiento y cada vez mejoraba más y más, llegando a ser tan bueno como cualquier niño. La práctica de deporte no sólo repercutió en una mejora motriz, sino también en una mejora social y en mi autoestima”, cuenta Pablo. Pero no sólo eso mejoró… según el profesor, hasta su caligrafía cambió y entonces, su interés por el movimiento y cómo éste puede cambiar a una persona, le interesó cada vez más.
Años más tarde descubrió que existía una carrera llamada “Ciencias de la actividad física”, cuyo foco era el estudio de la actividad física. “Así empezó todo”, dice Pablo. Actualmente, el docente tiene 32 años, lleva más de 10 años en el mundo de la educación y ahora es profesor en preescolar, primaria y secundaria en un colegio de Castro Urdiales, España. A lo largo de su carrera, e inspirado en su propia experiencia de aprendizaje, se ha dedicado a estudiar la ciencia del movimiento en el desarrollo del sistema nervioso.
Elige Educar: ¿Por qué te interesa tanto el aprendizaje a través del movimiento?
Pablo Del Pozo: Durante muchos años se ha tenido claro que el realizar ejercicio físico mejora nuestro sistema cardíaco. Es fácil de entender que con ejercicio ponemos a trabajar al corazón y al sistema circulatorio y este pequeño esfuerzo lo vuelve más saludable y más eficaz. Sin embargo, los especialistas del movimiento humano nos enfocamos en la salud y dejamos de lado el sistema nervioso, no hemos sabido ver el potencial enorme que el movimiento tiene en el desarrollo y el mantenimiento del sistema nervioso. El movimiento es de las pocas actividades que desarrolla tanto el sistema nervioso central como el periférico y esto es muy importante porque unas conexiones neuronales correctas facilitarán todos los demás aprendizajes, por eso es tan importante que empiecen a salir especialistas que se dediquen al estudio y desarrollo de este nuevo campo educativo llamado neuromotricidad.
EE: ¿Cómo se define la “neuromotricidad”? ¿Podrías darnos algunos ejemplos concretos de esto?
PDP: Neuromotricidad aparece por primera vez descrito por Lapierre (1974), la define como un proceso cerebral que considera el movimiento desde el impulso excitatorio de la neurona piramidal cortical hasta la contracción muscular o motora. Es decir el movimiento no es sólo la acción muscular sino que lleva consigo toda una acción nerviosa igual de importante. Los sistemas educativos tradicionalmente han utilizado sólo el lenguaje para la mejora cognitiva dejando a un lado el movimiento. A principios del siglo pasado algunos médicos empiezan a relacionar trastornos psiquiátricos con alteraciones motrices. Aparece entonces el término psicomotricidad que nos es más que la unión de conceptos psíquicos y motores. Se puede afirmar entonces que el origen de la psicomotricidad es clínico porque buscaba el tratar diversas patologías mentales. Sin embargo la neuromotricidad nace de la mano de la neurociencia como una herramienta más para mejorar las conexiones nerviosas en todos los niños. No podemos saber cuánto tiempo mantendrá un niño un tema de historia o de biología en su cabeza pero lo que sí está claro es que los circuitos neuronales creados por el movimiento para esos aprendizajes perduraran para siempre.
En cuanto a los ejemplos es simple, todos los especialistas que realizan actividades de psicomotricidad donde se intenta facilitar el mayor número de patrones motores posibles están trabajando neuromotricidad, porque esos patrones estarán generando conexiones nerviosas que el niño acabará utilizando para otras cosas. Por ejemplo, si un niño afianza a través del juego una correcta lateralidad, esto afectará en su aprendizaje para leer o escribir, porque si tienen bien claro cuál es su lado izquierdo y derecho, es menos probable que confundan la “p” con la “q”.
EE: ¿Por qué los niños aprenden a través del movimiento y cómo se puede explicar esto desde la neurociencia?
PDP: El movimiento sólo es la herramienta… A través del movimiento sólo aprenderán nuevos patrones motores, sin embargo en su sistema nervioso se crearán una serie de conexiones neuronales que les permitirán ser más eficaces en otras acciones de la vida. Las zonas del cerebro encargadas de recordar a un niño que para realizar un lanzamiento a canasta se requiere un orden y una secuencia de acciones concretas, es la misma que recordará al niño cuáles son los pasos que debe seguir para comprar una barra de pan o para resolver una ecuación. De esta forma, con el movimiento sólo creamos nuevos conectores neuronales que poco a poco se irán llenado de contenido. Que los niños aprendan más en movimiento no tiene porqué ser así. Es decir, si el movimiento es disruptivo puede que el niño no aprenda nada, pero si por el contrario, formamos a los docentes para que encuentren en el movimiento una forma de captar la atención del niño, entonces convertiremos al movimiento en aliado del aprendizaje. Un cuerpo que se mueve requiere un cerebro activo y si conseguimos enfocar esa actividad cerebral hacia aquello que queremos que los niños aprendan entonces tendremos gran parte del trabajo conseguido. No podemos olvidar que la motivación es el elemento clave para que exista aprendizaje y el movimiento genera una serie de sustancias bioquímicas en nuestro cerebro que favorecen la motivación. Con el movimiento favorecemos la segregación de serotonina en el cerebro que se encarga de reducir la ansiedad y regular los estados de ánimo, además generaremos endorfinas llamadas hormonas de la felicidad, se aumenta la producción de acetilcolina que es fundamental para favorecer los estados de atención, aprendizaje y memoria. Y por último la dopamina que va a permitir que se cansen menos muscularmente, provocando que los periodos de aprendizaje puedan ser más largos. De esta forma el uso del movimiento a través del juego en el aula va a permitir un clima agradable que tendrá como consecuencia directa una mejora de los procesos de aprendizaje.
EE: ¿Qué tipo de habilidades se desarrollan a través del movimiento?
PDP: Se puede afirmar, sin temor a equivocarnos, que a través del movimiento lo que desarrollamos principalmente son habilidades motrices. Al nacer, la primera evaluación médica que se realiza tiene que ver con reflejos motores para comprobar si nuestro sistema nervioso presenta algún problema. A partir de ahí, estos reflejos motores nos van a permitir interactuar con el entorno e ir avanzando poco a poco hacia patrones motores básicos (gateo, reptado, etc). Estos patrones nos permiten nuevamente relacionarnos con el entorno permitiendo de esta forma el desarrollo de un montón de habilidades que no tienen que ver con el movimiento (sociales, afectivas, emocionales, etc). No podemos olvidar que somos seres sociables y que la interacción social se produce a través del lenguaje, en gran medida lenguaje no verbal y el movimiento. En la medida en que los patrones motores básicos se convierten en habilidades básicas o específicas, podremos ir interactuando de forma diversa con el medio. Nadar, montar en bicicleta, conducir un coche o cocinar, son sólo algunos ejemplos donde las habilidades motrices cobran una importancia fundamental y en el proceso de realización de estas acciones, el ser humano continúa aprendiendo.
Son muchos los autores que clasifican las habilidades motrices y no existe un consenso claro sobre cuál es la mejor clasificación. Pero una cosa sí está clara: los patrones motores se desarrollan junto a la maduración del sistema nervioso, por esta razón es importante analizar los patrones de movimiento y evaluarlos, para ver si el desarrollo nervioso del niño es acorde a su edad porque eso afecta a otras múltiples tareas. Todo el mundo entiende que los reflejos motores de un niño recién nacido sean medidos para comprobar si el sistema nervioso está maduro o hay alteraciones, sin embargo esta evaluación ya no se produce en los primeros años en la escuela y es necesario porque un sistema nervioso que no está madurando correctamente dará otros múltiples problemas en el aprendizaje. El movimiento es la mejor herramienta que tenemos para evaluar futuros problemas de aprendizaje y se necesitan protocolos de evaluación que nos den pistas a los educadores de que algo está fallando.
EE: ¿Puede ser el movimiento, la base del aprendizaje?
PDP: Según Sousa (2014) la razón principal para valorar la acción motriz en el desarrollo cognitivo, es que los animales tienen cerebro y las plantas no. Es la necesidad de desplazarse la que hace que nuestro cerebro recoja y envíe información a todas las partes de nuestro cuerpo. Y es esta interacción con el entorno la que hace que nuestro cerebro se desarrolle. Suelo poner el ejemplo de un edificio, los pilares maestros, las estructuras básicas no pueden verse a simple vista pero sin embargo, son fundamentales para que todo el edificio se mantenga en pie. En el ser humano pasa algo parecido; lo esencial es nuestro sistema nervioso, que no puede verse, pero que sin él, el interactuar con el entorno y aprender, sería imposible. Si nos basamos en la neurociencia que nos dice que el movimiento genera nuevas conexiones nerviosas en nuestro cuerpo, debemos como educadores crear un tejido nervioso amplio y fuerte que permita al niño aprender el mayor número de contenidos, y para crear este complejo sistema de tejido neuronal la mejor manera es dar al niño una gran amplitud motriz. Una vez que tengamos los cimientos sólo hará falta llenarlos de contenido.
EE: ¿Todos los niños aprenden a través del movimiento?
PDP: Todos, sin excepción, deben aprender a través del movimiento. Será labor del docente adaptar las actividades para que todos los niños puedan participar en ellas, sin importar sus características anatómicas, biomecánicas o fisiológicas. El sistema educativo actual tiene alumnos con grandes cabezas, anchos oídos, amplios ojos, una boca cerrada y un cuerpo muy pequeñito al que nunca ha dado importancia. Queramos o no, somos seres en movimiento y esto demuestra la enorme importancia del movimiento sobre la salud de los niños. Ahora, lo único que estamos haciendo es abrir una nueva ventana que demuestre la importancia del movimiento sobre el desarrollo del sistema nervioso. Ningún niño puede quedarse fuera de este tipo de actividades, aunque posiblemente, en algunas ocasiones, éstas deberán ser modificadas para adaptarse a la diversidad motriz que existen en todas las aulas, pero no me cabe ninguna duda que estas modificaciones no serán difíciles, siempre que exista un profesorado motivado para conseguir clases más dinámicas.
EE: ¿Qué pueden hacer los profesores para fomentar el aprendizaje a través del movimiento?
PDP: En un sistema educativo anacrónico donde los profesores y los niños han sido educados para permanecer sentados mirando a una pizarra y escuchando al profesor, el introducir el movimiento dentro del aula ordinaria puede ser una fuente de descontrol y disrupción. Por esta razón es importante la formación previa del profesorado en el uso del movimiento, porque recordemos que este no es más que una herramienta para crear clases y actividades más dinámicas. Sin un profesorado cualificado que sepa utilizarlo, el movimiento por sí solo no servirá de nada. En caso de no poder acudir a cursos de formación y querer aún así introducir el movimiento en el aula para crear clases más dinámicas, yo siempre recomiendo unos puntos fundamentales que se deben trabajar previamente con los alumnos.
Consensuar señales para recuperar el control: Si observamos que el ambiente de trabajo se vuelve demasiado disruptivo o ruidoso, debemos tener establecido con los alumnos una serie de señales que permitan volver a un ambiente de trabajo calmado. Por ejemplo, cuando el profesor o algún compañero levante un brazo, aquellos que lo vean deberán levantar el brazo también para que todos lo vayamos apoyando poco a poco y el ruido vaya disminuyendo volviendo a un clima de trabajo agradable.
Reglas claras: Antes de comenzar a movernos es necesario dejar claro las reglas de la actividad, que es lo que se puede y lo que no se puede hacer. Si las reglas no quedan claras antes de que los alumnos se levanten es fácil perder el control de la actividad, por supuesto si alguien no cumple alguna regla no puede continuar en la actividad.
Conocer perfectamente a los alumnos: El movimiento en el aula implica una atención mayor del maestro sobre todo lo que sucede en la clase. Muchos docentes quieren realizar actividades originales y divertidas sin conocer previamente el nombre de sus alumnos, si no conocemos a todos nuestros alumnos será muy difícil llamar la atención sobre una acción o actitud concreta. Si esta conducta es disruptiva y no logramos cortarla puede extenderse al resto de la clase.
Trabajar la desinhibición: Puede ser difícil que alumnos que están acostumbrados a permanecer sentados en un aula sin tener que interactuar entre ellos, cambien de la noche a la mañana y comiencen a interactuar entre ellos en movimiento. Esto puede provocar mucha vergüenza sobre todo en determinadas edades por lo que es necesario realizar clases previas con actividades de desinhibición y confianza que creen un clima agradable en el aula para que se produzca la interacción.
Espacios amplios: Las aulas actuales están pensadas para alumnos pasivos, en las que no es necesario interactuar, sin embargo, si queremos introducir movimiento en las aulas, será necesario buscar clases amplias que permitan el movimiento del alumno y la renovación de aire fresco.
¡Excelente!