Los fundadores de un programa llamado CARE for Teachers explican cómo esta práctica de atención plena ha beneficiado a cientos de profesores.
CARE for Teachers (Cultivating Awareness and Resilience for Educators) es un programa que desde hace nueve años enseña lo que hoy se conoce como mindfulness, una práctica de atención plena a través de la cual se calma el cuerpo y la mente a través de la respiración, el movimiento y herramientas de la psicología que aportan a la regulación de emociones.
El programa fue creado por la holandesa Christa Turksma y los estadounidenses Patricia Jennings y Richard Brown. CARE funciona a través de juegos de rol que permiten a los profesores practicar la escucha y aprender a manejar conversaciones difíciles con jefes, colegas, familiares e incluso estudiantes.
Este proyecto es, en Estados Unidos, el primer programa de mindfulness que está dirigido a profesores y no a estudiantes. ¿Por qué se pensó con ese foco? Como lo menciona Anya Kamenetz en un artículo de MindShift, enseñar es una ocupación desafiante y muchas veces estresante. En muchos contextos, los estudiantes llevan a las aulas los efectos de la vulnerabilidad, el trauma y la pobreza, hecho que afecta a los profesores, entre otros factores asociados a la administración y las políticas que afectan sus intereses.
Turksma, Jennings y Brown no están cambiando esta realidad y tampoco buscan hacerlo. Lo que en realidad están haciendo con CARE, es ayudar a los profesores para que sean el cambio que ellos quieren ver en el mundo.
Llegaron a esta conclusión después de experiencias personales que los marcaron de diversas formas. La historia de Jennings, particularmente, es una de las más interesantes. Tuvo una infancia difícil, su madre se suicidó cuando ella todavía era muy pequeña. Más adelante, como universitaria, descubrió la meditación Zen y a través de ésta, notó que muchas de las cosas que sentía, como la ansiedad, estaban asociadas a pensamientos que en realidad no le pertenecían. A raíz de esto, Jennings decide estudiar en la Buddhist Naropa University en Colorado, donde obtiene su título en psicología y pedagogía, y años después funda una escuela Montessori, donde le enseña a los niños a meditar.
Durante dos décadas en el aula, esta psicopedagoga utilizó muchas veces la práctica de mindfulness y se dio cuenta que el siguiente paso era enseñarle esto a los profesores para que ellos pudieran beneficiarse. Por eso, además de fundar CARE, ahora Jennings es profesora de psicología en la universidad de Virginia y dirige investigaciones asociadas al programa.
En uno de sus estudios más recientes, que se publicará muy pronto, ella y sus coautores proporcionan datos acerca de la capacitación CARE realizada con 224 profesores que hacen clases en escuelas ubicadas en contextos altamente vulnerables de la ciudad de Nueva York.
Las sesiones en las que participaron estos profesores fueron varias de dos días a la semana, espaciadas a lo largo de un año. Según el estudio, los participantes informaron que su ansiedad, depresión, sensación de agotamiento, apresuramiento y percepción de estrés disminuyeron en comparación con un grupo de control. Su sueño mejoró, y los profesores también dijeron que se sentían menos críticos.
También se descubrieron otros efectos interesantes a partir de observaciones en el aula; cuando los profesores estaban más conscientes (algo que proporciona la práctica de atención plena), los gritos en el aula disminuían. Además las salas se calificaron como más positivas y productivas, con estudiantes más comprometidos.
Entre los estudiantes que obtuvieron calificaciones más bajas en habilidades sociales al inicio del estudio (probablemente algunos de los más vulnerables), los puntajes de lectura también mejoraron. Estos efectos, vale la pena aclararlo de nuevo, vinieron del trabajo con los profesores, no directamente con los estudiantes.
Aunque las prácticas que se enseñan en CARE se basan en muchas tradiciones, Jennings aclara que el programa es completamente secular y adecuado para las escuelas públicas. Por ejemplo, usan el término “prácticas de conciencia plena” en lugar de “meditación”.
Para profesores como Nicole Willheimer (de una escuela en el Bronx), el programa ha sido de gran ayuda. Ella, en particular, comenta en un artículo de MindShift, cómo este programa le ha permitido estar más en sintonía con sus estudiantes. Por ejemplo, en lugar de sentirse afectada o molesta por un niño que está haciendo sonidos en su escritorio, puede reconocer si él o ella está tratando de lidiar con las dificultades de atención. Al igual que ella, otros profesores mencionan que CARE también ha sido de gran ayuda para tratar con sus jefes, no solo con los estudiantes.
“Cuando los directores llaman, nunca se sabe lo que quieren. Podría ser que un padre está molesto contigo o que hayas olvidado algo”, dice ella. “Solía ir a las reuniones, tomar asiento y saltar. Ahora, practico caminar con atención. Pienso a dónde voy. Cuando llego, no estoy acelerada. Puedo recibir críticas sin ser activada”.
En la capacitación, los participantes de CARE hablan mucho sobre “desencadenantes” y sobre cómo ser “reactivos”. Las experiencias pasadas pueden moldear su percepción de una situación y provocar emociones demasiado fuertes o inapropiadas. Si eres “reactivo”, sucumbirás a esas emociones, siguiendo un guión inconsciente en tu cabeza. Si eres “reflexivo”, podrá hacer una pausa y obtener una lectura más precisa de la situación. De eso se trata esa práctica. De llegar a ese punto.
Después de un almuerzo de ensalada de remolacha, quinoa y verduras de jardín, los profesores se dispersan afuera para un ejercicio de caminata y discusiones entre pares antes de comenzar un nuevo año escolar, espacio donde tienen que aplicar lo aprendido en CARE. Una profesora le pregunta a Jennings, qué prácticas CARE debería llevar a su aula y ella le responde lo que muchos profesores contestaron para uno de los estudios: detenerse cuando sea necesario, respirar profundo tres veces, cultivar una práctica diaria de respiración, caminar de manera consciente y hacer alguna práctica de relajación, como el yoga.
Gracias a esto, muchos profesores han cambiado su forma de trabajar; para ellos ha marcado la diferencia y para muchos otros también podría llegar a ser una herramienta.
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