Muchos la reconocen como una gran poetisa y la ganadora del Premio Nobel, pero pocos reconocen su papel como pensadora y gestora de una educación pública, democrática y de calidad. Mistral hizo historia no sólo por su obra literaria, sino por el impacto que generó en los procesos educativos.
Además de los reconocimientos por su magnífica obra literaria, la maestra rural, poetisa, y Premio Nobel de Literatura Gabriela Mistral, cumplió un rol importante en los procesos de transformación de la educación latinoamericana y tuvo un notable ascenso en su carrera como maestra. Los progresos en su profesión docente (carrera que empezó a muy temprana edad) fueron paralelos al desarrollo de su producción poética.
La influencia de su hermana resultó determinante en su decisión de dedicarse a la enseñanza, quien siendo también maestra le mostró el arte de enseñar a leer y escribir.
Dicha enseñanza la transformó inesperadamente en la clave para su formación y vocación promoviendo desde muy jóven en sus primeras experiencias magisteriales en pequeñas escuelas en pueblos campesinos, un pensamiento pedagógico centrado en el desarrollo y la protección de los niños. Cuando tenía sólo 15 años (en 1904) Gabriela ya había sido nombrada ayudante en la Escuela de La Compañía Baja, y en 1908 se desempeñó como maestra en la localidad de La Cantera.
En 1910 se trasladó a Santiago, donde trabajó en la Escuela de Barranca y aprobó los exámenes especiales en la Escuela Normal de Preceptores.
A partir de ese momento empezó a trabajar en distintas escuelas y ciudades alrededor del país como Traiguén, Punta Arenas, Antofagasta y Temuco.
Años después (1922) Mistral viajó a México invitada por el Ministro de Educación mexicano, el poeta José Vasconcelos.
El objetivo en México era colaborar en la reforma educacional y la creación de bibliotecas populares en ese país.
Estando allá, algunas de las cosas que puso en marcha fue las escuelas al aire libre, método que venía trabajando desde Chile inspirado en los intelectuales Rabindranath Tagore y León Tolstoi.
“Iba a lugares bien apartados de la sociedad y les decía ‘lleven los niños tal día y tal hora a este lugar’, y ahí educaba abiertamente. Esto lo hace principalmente en Chiapas, pero en el resto del país se aplica una teoría similar y es un éxito”, asegura Diego Del Pozo, especialista en la obra de Mistral”.
Superando la desigualdad social, Gabriela Mistral redefinió a través de sus prácticas una educación pública en la que primaba la diversidad, las ideas y los pensamientos.
En 1945, cuando gana el Premio Nobel de Literatura, tenía tres libros de poesía y un volumen de prosa de 300 o 400 textos. Muchos de esto cuestionaban el rol de la educación pública, la pedagogía y la niñez.
No cabe duda que sus planteamientos cambiaron la historia de la educación en México y Chile, entre éstos, su lucha por abrir escuelas para todas las clases sociales y su objeción por los bajos salarios de los profesores.
Gabriela hizo historia… con su poesía, con sus reconocimientos literarios y sobre todo con sus ideas que buscaban ser el motor para alcanzar una educación de calidad en un sistema que diera oportunidades tanto a alumnos como profesores.
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