Después de ocho años, Franco Hontavilla fue puntaje nacional por segunda vez. Esta vez, estudiará pedagogía. Hablamos con su madre quien en todo este proceso ha sido clave.
Margarita tiene tres hijos. Su hija mayor es profesora, su hija menor estudia Educación Parvularia y ahora, su hijo Franco, optará por pedagogía luego de haber sido puntaje nacional por segunda vez después de ocho años. La primera vez que Franco Hontavilla presentó la PSU (en 2009), decidió estudiar Ingeniería, sin embargo, siempre tuvo claro cuál era su vocación y nunca descartó la idea de convertirse en profesor. Hoy, ad portas de graduarse de Ingeniería, iniciará un nuevo camino en el mundo de la pedagogía.
No es la primera vez que sucede algo así en la familia de Franco.
Según nos cuenta su madre, su hija menor vivió un proceso similar; cuando salió del colegio, ella quería estudiar Química, sin embargo, después de un año descubrió que no era lo suyo, habló con sus padres y les comentó que quería ser educadora de párvulos. Sin dudarlo, la apoyaron pues según Margarita, no hay mayor satisfacción que poder ver a los hijos felices haciendo lo que quieren hacer. El caso de Franco es distinto. Él siempre quiso ser profesor y la primera vez que fue puntaje nacional no se decidió por pedagogía por la presión que había detrás de ese logro. Fue así como optó por Ingeniería, carrera que según cuenta Margarita, también le ha dado grandes satisfacciones. Por esa misma razón, decidió seguir adelante y concluir la carrera, sin dejar de lado la idea de ser profesor.
“Cuando entró a estudiar Ingeniería había pensado en cambiarse y bueno, siempre contó con el apoyo del papá y la mamá. Pero decidió terminar la carrera y dijo que después iba a estudiar pedagogía y eso va a hacer ahora”, dice su madre.
Margarita sabe bien que su hijo siempre quiso ser profesor.
De hecho, durante todos sus años de estudio Franco hizo clases en el internado nacional Barros Arana, el colegio del que egresó, mientras sacaba su carrera adelante. Trabajó con estudiantes de primero a cuarto medio, los preparó para la PSU y tuvo resultados extraordinarios, demostrando así su talento y vocación.
En ese proceso, no sólo sus padres han sido fundamentales. Su hermana mayor, según cuenta Margarita, también ha sido una influencia positiva. En su primera año de universidad, cuando Franco habló de su gusto por la pedagogía, su hermana se conviritó en su principal apoyo; fue ella quien le dijo que hablara con sus padres y fue ella quien le dio el primer visto bueno. Si quería ser profesor, ella, al igual que papá y mamá, lo apoyaría sin dudarlo. Y así lo han hecho pues en palabras de su madre, “apoyar es lo má simportante”.
“Me siento orgullosa, pero el mérito es de él”
Como madre, Margarita se siente profundamente orgullosa. No sólo por tener un hijo que logró un puntaje nacional dos veces, sino porque está convencida de que él será un gran aporte a la educación. Fuera o dentro del aula, ella está segura de que Franco trabajará por la educación a nivel país. Lo ha hecho a lo largo de su carrera y lo seguirá haciendo en este nuevo camino que eligió.
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