Esta es una idea de Melissa Cares, un profesora de básica que después de conversar con sus estudiantes se dio cuenta de que tenía que buscar la manera de que tanto ellos como su padres, cambiaran el televisor por un libro antes de irse a dormir.
Melissa Cares es de Santiago, pero optó por realizar sus estudios en pedagogía en Villarrica, una ciudad a más de 760 km de la capital chilena. Su motivación principal era conocer las aulas multigrado. También, replicar en las salas de clase el entusiasmo por la lectura que le transmitió Alicia, la profesora de lenguaje que a sus 13 años la impulsó a querer ser docente.
Ahora suma siete años como profesora en Villarrica y actualmente trabaja en el colegio Pedro de Valdivia, donde es la profesora de primero básico (primaria). Ahí, lleva un año impulsado un proyecto que le dio buenos resultados en el establecimiento en el que estuvo antes: la Pijamada Lectora.
“Para mí la lectura es lo que mueve el mundo, lo que despierta la creatividad, en todas las edades. Y la idea de una pijamada lectora se me ocurrió después de hablar con mis estudiantes sobre lo que hacían en la noche, antes de dormir… todos me decían que veían televisión con sus padres. ¡La televisión mata la creatividad! Así que el día del libro, los invité a hacer una pijama lectora en la sala, con libros de ellos, prestados, míos, y les demostré lo divertido que puede ser leer antes de ir a dormir”, cuenta Melissa.
Así empezó un proyecto que ahora tiene un seguimiento diario con una biblioteca que Melissa tiene con libros que ha ido recolectando. Ahí, en un estante, se encuentra una gran variedad de cuentos que todos los días sus 34 estudiantes se llevan a la casa. “Con esta idea, también les he enseñado de autonomía, porque se llevan y devuelven un libro todos los días, y siempre me cuentan cómo leyeron el libro con su mamá, con su papá o con la familia completa en la cama”, asegura la profesora.
“No estaba consciente que esta actividad iba a terminar impactando en toda la comunidad”, afirma Melissa.
La intención de cambiar el televisor por un libro ha generado que en su comunidad escolar cambien la cotidianidad de cerrar la jornada viendo una teleserie o las noticias. También ha cambiado su relación con los familiares de sus estudiantes, ya que está siempre en contacto con ellos. Esta comunicación efectiva la ha logrado creando el rol del “familiar encargado”; por turnos, los padres asumen este rol para mediar la comunicación entre Melissa y el resto de los padres. De esta manera, ellos le cuentan a la profesora qué libros han leído los estudiantes en sus casas, cómo va la experiencia, qué ha significado para ellos, incluso le han donado libros.
“Para mí lo más importante, en la primera fase, en que los niños todavía no saben leer muy bien, es que el padre o la madre les lea el libro antes de irse a dormir; son todos libros muy cortos, que están pensados para esto, para leerlos antes de dormir. En una segunda parte, la idea es que el libro que se lleven, los niños le lean una parte a sus padres apenas lleguen a la casa, y en la noche, ellos terminen de leerle a sus hijos. Muchos padres agradecen esta instancia, porque es más familiar, los une a todos más”, explica.
Así, Melissa demuestra cómo con pequeñas acciones se logran grandes cambios. Porque para ella, eso es la educación: “un agente de cambio, una herramienta que no se le puede quitar a ningún niño, lo básico que podemos entregarle a los niños para que se desenvuelvan en el mañana”.
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