Apoyado por el Arzobispado de Santiago y guiado por el profesor Mauricio González, relata la inclemente realidad de miles de migrantes que han tenido que abandonar su país para llegar a Chile.
El pueblo de Colchane, ubicado en la frontera de Chile con Bolivia a 3.650 metros de altura y a 237 kilómetros de Iquique, la ciudad más cercana, tiene una población de 1500 habitantes. Pero, en los últimos años, esta cifra se ha duplicado por la cantidad de inmigrantes que entran todos los días a través de él.
El flujo migratorio ha provocado que muchos residentes de Colchane empiecen a ver con malos ojos la presencia de los inmigrantes, ya que algunos en la desesperación han entrado a robar comida y abrigo a sus casas. Ante esto la iglesia tuvo que abrir las puertas de la parroquia del pueblo para usarla como refugio.
En ese contexto, a Mauricio González un día se le acercaron dos periodistas que estaban haciendo un documental, preguntándole si podía enseñarles el lugar, el camino que hacían las personas para llegar y donde dormían. Así, durante un mes Mauricio se convirtió en su guía.
El documental da una mirada integral al tema de la migración, contexto, autoridades, expertos, afectados, y lo más importante, los mismos inmigrantes. En los 37 minutos que dura muestra la realidad del pueblo de Colchane, los rostros detrás del problema, testimonios de su viaje a Chile y los motivos que los obligaron a salir de su país.
Historias de personas reales a las que todas las semanas les alcanzaba para menos, que eran perseguidas, que tuvieron que caminar de noche por el altiplano con temperaturas bajo cero, con niños en brazos, o que perdieron a su hija mientras lo hacían. Pero también se encarga de mostrar el otro lado, el más común, el del odio y la discriminación.
Lo interesante del documental es que pone una cámara en un lugar desconocido pero del que se escucha mucho hablar. El contraste de los dos puntos de vista de un mismo problema invita a preguntarse a uno con cuál se queda.
Un contexto difícil que había que mostrar y discutir en clases
Mauricio González –finalista del Global Teacher Prize Chile 2017– que hacía clases de lunes a viernes hasta las una de la tarde, se había anotado también como voluntario para ayudar en la parroquia a cocinar, hacer reparaciones y asesorar a los recién llegados al pueblo.
Tan inhóspito es el lugar que recién hace 6 meses que hay energía eléctrica todo el día. En este contexto trabaja Mauricio, una escuela a la que van 200 alumnos desde los 6 a 18 años. En ellos también se ha generado mucho prejuicio, pero “qué pasa si viene una mujer con su bebé, son las 11 de la noche y la temperatura es bajo 0, le cierro la puerta o le doy algo de comer y abrigo” les pregunta su profesor.
“Los chicos tienen que decidir, qué es lo mejor: si les doy la espalda o les doy la mano. Aquí el profesor únicamente debe exponer la situación, jamás favorecer una u otra interpretación, se muestran las opciones y de ahí se genera el debate entre los alumnos”, comenta Mauricio.
En Colchane, de los 200 alumnos que tiene la escuela, 80 son bolivianos, y mientras algunos se deciden por arrendar una pieza en territorio chileno, otros prefieren cruzar la frontera todos los días para ir a clases. En este sentido la frontera entre Chile y Bolivia parece no existir, y la relación entre alumnos y padres de un país y otro es muy buena, a diferencia de lo que ocurre con los inmigrantes.
“Yo considero que es un material didáctico (el documental) muy valioso para tratar el tema de los valores personales y la discriminación. El documental se puede ver desde dos enfoques, el problema migratorio y el daño que provocan, y por otro la solidaridad y la misericordia, pero veo que la gente se queda más con la parte del odio que con la humanitaria”, asegura Mauricio.
Por lo que ve, Mauricio estima que por Colchane entran a Chile 300 personas diariamente, bebés, niños y abuelos en condiciones indignas, incluso muchas veces descalzos. Estando en el lugar de los hechos cambiarían muchas percepciones, “estamos viviendo muy rápido y lo que se ve del problema es tan solo la punta del iceberg”.
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