Con un proyecto innovador que fusiona la tecnología y el arte, la profesora chilena Hilda Flandez, cambia la forma cómo sus estudiantes aprenden conceptos matemáticos.
La profesora Hilda Flandez lleva 28 años educando en todos los niveles de enseñanza básica y actualmente trabaja en la escuela municipal Nueva España en la comuna de Los Lagos, Región de Los Ríos, Chile. Durante 10 años trabajó las asignaturas de forma aislada, pero más adelante descubrió que podía hacer mucho más que eso. Motivada por las necesidades de sus estudiantes y la urgencia de innovar en un sistema mediado por determinados objetivos y exigencias, esta docente empezó a seguir un camino interdisciplinar que la llevó a desarrollar proyectos basados en el arte, los cuales actualmente están cambiando la forma cómo sus estudiantes aprenden. Inicialmente, Hilda vinculó solamente la enseñanza del lenguaje con las artes plásticas, pero luego, observando los logros de sus estudiantes en términos de expresión oral y escrita, descubrió que podía hacer lo mismo con las matemáticas. Así, decidió abarcar, además del lenguaje, las cuatro operaciones básicas: suma, resta, división y multiplicación.
El arte como catalizador y apoyo
“La asignatura de Artes Visuales la utilizo como catalizador, diagnóstico y sistema de apoyo para el aprendizaje de todas las asignaturas”, dice la profesora, quien asegura que es incorrecto entender el arte de una forma aislada. Hilda cree que a través de ésta, un estudiante puede resolver problemas, comunicar ideas, contar historias, expresar emociones, observar, investigar, preguntar y enfrentar desafíos. Ella insiste en adaptar los contenidos, a las características de cada estudiante y en la importancia de dar un salto en la educación para utilizar herramientas como la tecnología y el arte para facilitar el aprendizaje de los estudiantes. Hilda está convencida de que la educación artística es un motor poderoso para el desarrollo integral y un facilitador de aprendizaje para las asignaturas tradicionales. Pero en la práctica ¿cómo ha hecho ese vínculo entre los números y el desarrollo artístico?
Dibujo Matemático Urbano
El software Dibujo Matemático Urbano fue diseñado como una herramienta para resolver cálculos, problemas matemáticos y además, construir una obra de arte que nace de la observación del entorno. Después de un recorrido los estudiantes reconocen los elementos que los rodean (como plantas, casas y personas) y los identifican en dicho software. Luego identifican las diferentes trayectorias de caminos, sus características (rectas y curvas), y dan armonía a la distribución de elementos al ubicarlos en los espacios (caminos o áreas) en filas y columnas. Los elementos se ubican con un sentido matemático según las instrucciones dadas por la profesora. Por ejemplo: “Ubicar 12 hombres + 8 mujeres + 4 niños” o “ubicar una docena de casas”. Todo esto se hace en la sala de informática.
Posteriormente, en el aula, basados en el ejercicio matemático anterior, los niños crean a través del dibujo, proyectos artísticos bidimensionales. En estos dibujos, los alumnos tiene que ubicar un determinado número de elementos (a partir de pautas matemáticas) usando la creatividad. ¿El resultado? Una obra de arte creada a partir del entorno, las proporciones, las sumas y las multiplicaciones.
Un sentido artístico al aprendizaje matemático
Este proyecto completo, dice la profesora, permite a los estudiantes, desarrollar razonamientos matemáticos utilizando el lenguaje visual, la expresión plástica y los recursos informáticos para representar una amplia gama de situaciones numéricas a partir del entorno cercano. A través de la representación gráfica y la tecnología, los niños reconocen e integran información matemática, aclaran sus pensamientos, refuerzan su comprensión, integran un nuevo conocimiento e identifican también conceptos erróneos. En otras palabras, las actividades diseñadas le dan un sentido artístico al aprendizaje matemático.
El impacto de estas actividades además, permite a los estudiantes organizar y representar información cercana, agudizando su imaginación a través del dibujo. Pero esta actividad no sólo fomenta la creatividad. La construcción artística-matemática que Hilda propone, permite a los estudiantes resolver problemas como la multiplicación (agregando elementos a partir de operaciones), la suma (al añadir un determinado número de elementos como los árboles, las personas y los autos que incluyen en el dibujo) y los perímetros (a partir de la suma de trayectos y la creación de recorridos).
“Los alumnos toman conciencia del mundo, las personas que la habitan y sus elementos, comprenden la realidad percibida por ellos y por sus compañeros como una mágica experiencia de creación artística, contado, sumando, multiplicando y realizando una infinidad de tareas matemáticas que demuestran que sí es posible ser un gran artista”.
Es maravilloso entrelazar el arte y la matemática, así los alumnos aprenden con mayor facilidad