Patricia Araya tiene la convicción de que el sistema educacional debería contemplar la posibilidad de explorar talentos musicales, debido al gran aporte de esta disciplina para el desarrollo de niños, niñas y jóvenes.
Patricia Araya (31) creció en Coyhaique, en la Patagonia, en un contexto donde ir a un concierto era muy difícil, así como también lo era estudiar música o aprender a tocar un instrumento. Hoy, la profesora es finalista en la categoría de Música del Global Teacher Prize Chile 2022 de Elige Educar. Su labor como docente comenzó por casualidad en Aysén, lo que la llevó a gestar una verdadera red de orquestas escolares.
La pasión de Patricia por la música era tan fuerte que decidió dejar su ciudad natal a corta edad para perseguir sus sueños, hasta conseguir convertirse en concertacionista en clarinete. Hace cinco años llegó a la Escuela Aysén para reemplazar a un profesor, quien había organizado una experiencia educativa musical con párvulos, pero que no pudo llevar a cabo. En ese momento, la vida de Patricia dió un vuelco.
“Ninguno de ellos jamás habían visto instrumentos, fue impactante ver la sorpresa en sus ojos, y no sólo de los párvulos, también de niños más grandes e incluso los adultos, y en esa actividad pudieron conocerlos, tocarlos, palparlos y escucharlos, fue revelador, y ahí me di cuenta que quería cambiar ese paradigma, que fue el mismo con el que crecí”, recuerda la docente.
Rompiendo paradigmas para relevar la educación musical
Así Patricia comenzó la creación de una orquesta escolar en la Escuela Aysén y, ante el creciente interés de la comunidad, gestionó la posibilidad de conseguir instrumentos e importar talento docente a esa zona de la Patagonia. Este trabajo ha permitido la creación de otras 11 orquestas escolares, que forman parte de una red donde alumnos tanto de recintos ubicados en los fiordos como en la ciudad, pueden desarrollar su talento musical.
“Las orquestas escolares no están consideradas dentro del programa educativo, por lo tanto se hizo un trabajo de hormiga para crear cada una de las que hoy existe la zona, porque se tuvo que dejar en evidencia la necesidad de contar con un equipo docente capaz de impartir la disciplina, con todo el conocimiento que una orquesta requiere”, explica Patrcia sobre su proyecto.
“Se ha creado un pequeño plan de educación musical aplicado a las orquestas, con tres ejes fundamentales: desarrollo cognitivo, bienestar emocional y bienestar social. Siempre se consideró el ramo de música como decorativo dentro del programa escolar y, sobre todo en pandemia, quedó de manifiesto que es importante para el desarrollo integral de los niños contar con un espacio para desarrollar sus talentos, y el sistema educacional debería contemplarlo”, concluye la profesora.
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