Desde hace 28 años, Mauricio González, finalista del Global Teacher Prize Chile 2017, ha dedicado su vida a la enseñanza en una comunidad aymara en Colchane.
En el año 1980, antes de ingresar a la universidad, Mauricio González realizó el servicio militar. Allí se dio cuenta de algo que cambiaría el rumbo de su vida: él era el único que tenía una preparación académica completa, hecho que lo hizo motivar a sus compañeros para que terminaran sus estudios matriculándose en escuelas nocturnas. Este primer encuentro con una realidad aún vigente, despertó en Mauricio un interés por la educación, por abrir puertas y por ampliar la visión de muchos. Fue así como decidió estudiar pedagogía, una carrera en la que se ha desempeñado desde hace 28 años.
La historia profesional de Mauricio se entrelaza con su vida personal.
Estudiando pedagogía se casó con una compañera de clases y juntos decidieron alcanzar el mismo sueño: ser profesores en una zona rural de Chile. Fue así como llegó a Colchane, una comunidad aymara en el Altiplano Chileno a 3.800 metros sobre el nivel del mar. Este profesor de Educación General Básica se fue desarrollando entonces en un contexto sociocultural diferente al suyo. Poco a poco tuvo que ir aprendiendo de las familias, de los alumnos, de la comunidad y no fue nada sencillo. Los apoderados exigían profesores aymara, pero él, con sus acciones, se fue ganando la confianza de toda la comunidad hasta convertirse incluso en Coordinador Comunal de Educación de Adultos, labor a través de la cual se hizo cargo de planes y programas de estudio para la comunidad.
A sus 58 años, Mauricio continúa siendo parte de aquella comunidad donde además de formar a las futuras generaciones en el Liceo Técnico Profesional de Colchane, se ha convertido en una pieza clave de movilización social.
¿Cómo lo ha hecho? En aquel ambiente rural alejado de muchas cosas, este profesor acerca a sus estudiantes a la ciencia y la tecnología. Su sala de clase es un taller donde los alumnos proponen soluciones a los retos que el profesor plantea. Aunque dicta todas las clases, la ciencia y la tecnología han sido sus principales aliados a la hora de impulsar el aprendizaje y el entusiasmo de sus estudiantes. Pero, ¿cómo se vive la tecnología en la clase de este profesor? Para Mauricio el tema va mucho más allá del uso de computadores o aplicaciones digitales, por eso se ha encargado de enseñar electrónica como primer paso para abordar la robótica. Para eso, uno de los recursos de este docente en un pequeño laboratorio de electrónica el cual desarrolló junto a su comunidad. Medidores de humedad, alarmas e interruptores solares, son sólo algunas de las cosas que este profesor desarrolla junto a sus alumnos en un espacio donde el trabajo grupal es clave.
Un líder en el Altiplano
La experimentación con la tecnología ha permitido que los estudiantes de Mauricio mejoren su condición de vida en el Altiplano. Proyectos como el desarrollo de invernaderos, el uso de energías renovables y la creación de la única radio de Colchane, operada por los propios alumnos, son algunos ejemplos que dan cuenta de esto. Más que un docente, Mauricio se ha convertido en un líder social, pues está convencido de que la única forma de trascender el aula es trabajando de la mano de la comunidad. Por eso, como parte de su labor, este profesor con más de 20 años de experiencia, se ha aliado a instituciones y personas como la Universidad de la Serena, el Instituto Max Plannk y físicos de la Universidad de Santiago, quienes han aportado a su labor y al aprendizaje de los estudiantes con sus conocimientos.
Borrando fronteras
Todas estas alianzas le han permitido también relacionarse con escuelas de otros países para realizar investigaciones en conjunto. Por ejemplo una escuela ecuatoriana, con quienes midieron el radio de la Tierra, emulando la experiencia desarrollada por el astrónomo y geógrafo griego Eratóstenes. En este proyecto, sus alumnos interactuaron vía Skype desde Colchane con sus pares en Ecuador. Otras iniciativas como estas han permitido que los alumnos de esta escuela rural vivan la tecnología y la cultura de una forma diferente e innovadora. Un ejemplo perfecto de esto es el proyecto de astronomía Warawara, una iniciativa que han desarrollado en conjunto con Explora Conicyt cuyo objetivo es comparar los conocimientos astronómicos ancestrales con los conocimientos actuales.
“En ocasiones me he encontrado con ex alumnos quienes recuerdan mis clases y cómo ellas influyeron en su vida a la hora de tomar decisiones”.
Desde esa pequeña comunidad, Mauricio González ha sabido darle un vuelco a una gran cantidad de estudiantes que hoy agradecen su labor. Su dedicación, sus iniciativas innovadoras y su vínculo con toda la comunidad, ha permitido que este profesor, además de trascender barreras, cambiar la vida de muchos a través de la ciencia, la tecnología y la astronomía.
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